Capítulo 33 - Lo siento

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Por supuesto, Lysandro también era orgulloso así que no dudó en brindarle un puñetazo en el estómago a William y después refugiarlo en un abrazo. Le acarició la cabeza y besó su mejilla.

—Que Dios te bendiga, querido. Esta fue solo una discusión típica de un matrimonio, hagamos el amor y olvidemos esto

Le dio unas palmadas en la espalda y se fue, acomodando su saco. Extendió su sombrilla y se cubrió. William sostuvo el aire, Darien inmediatamente se puso de pie pero antes de sostenerlo William lo detuvo. Extendió su mano, negando que se acercara.

—No me tengas lástima, jamás te acerques a mí con lástima

—No es eso —susurró. —nunca lo he mirado así, maestro Wilder

—Tengo suficiente, solo quiero ir a dormir

Darien asintió. William inspiró profundo, miró a Kokia y Gelida y ordenó su retirada tras un chiflido. Sin embargo, Kokia se aproximó hacia él y lo cubrió con sus alas.

—¿Qué haces? —tosió. —vete, ya es tarde

"Hoo, hoo"

William suspiró.

—Bien, tampoco soy un niño ¿sabes?

"Hoo"

—Sí, sí, ya entendí —replicó sarcástico. —la próxima vez que enfrente el mal traeré un suéter ¿feliz?

"Hoo"

Llegaron al hogar de Rose Mary, cansados y empapados. De uno en uno tomaron una ducha, Lysandro por su parte ya se encontraba en su habitación durmiendo plácidamente, aunque no lo necesitara. Ambos se encerraron en el cuarto, William había encontrado un par de vendas en los cajones de la cocina. Trataba de colocárselos pero cada que sentía su piel no podía evitar quejarse, sus manos entorpecían y los vendajes caían al suelo. Darien había logrado envolver su pierna, ya se encontraba bajo las sábanas, podría dormir plácidamente pero los quejidos de su mentor lo atormentaban. Suspiró en sus adentros y se sentó.

—Maestro

—Ya, ya, no es nada. Duerme

—William

Dicho lo miró con cejas alzadas. Darien se levantó de la cama y caminó hasta él, recogiendo los vendajes del suelo. Darien se arrodilló, William tenía el torso descubierto.

—Alza las manos

William lo miró con el ceño fruncido.

—¿Asumes que tu mentor no es capaz de sanarse a sí mismo? ¿Quién te creeeaaa-

Darien rodeó su torso con los vendajes, sostenía con sus dientes el sujetador. No le dio importancia a sus gritos ahogados.

—Pero tú —masculló William, rechinando los dientes. —¿de cuándo acá desobede-

—Sé que eres perfectamente capaz de curarte por ti mismo. Como si no supiera que lo hacías todo el tiempo en el pasado, siempre malhumorado en tu cuarto, quejándote pero lamiéndote como gato herido

—¿Cómo te atreves a hablarme así? Yo soy tú-

—Sin lástimas William, es así como quieres ser tratado, es así como te trataré

Colocó el sujetador, acomodó los vendajes, extendiéndolos por su abdomen y cintura delgada. Se quedó en silencio contemplando la piel blanca como la leche, pero después retrocedió. Si continuaba así, seguramente deslizaría sus dedos en esa delicada piel, solo para saber si era tan suave como aparentaba.

—¿Qué te sucede Darien?

—Nada, estoy cansado solamente

Se puso de pie y caminó hasta la cama. Antes de envolverse de nuevo entre las cobijas William lo retuvo al decir su nombre, Darien permaneció atento, sentado en la orilla.

Sonata espectral de un alma solitaria. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora