Media noche de Verano

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El reloj marcaba las 12 en esa noche de verano.

El silencio reinaba en todas partes, el sonido de las motocicletas al pasar por la ciudad se escuchaba a lo lejos de cuando en cuando. El viento soplaba levemente y el frío de la noche se filtraba por las puertas y las ventanas hasta llegar a la cama donde me encontraba.

Acababa de terminar un pequeño relato, aún faltaban unos minutos para que fuera media noche cuando entró un mensaje repentino a la bandeja del celular. Su notificación llevó todo ese silencio al olvido mucho más rápido de lo que hubiera esperado cualquiera, sin embargo no lo noté al ver quién enviaba el mensaje.

Ella era la autora del mensaje. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que intercambiamos mensajes y la única cosa que no esperaba era que me escribiera.

Una cálida y amena conversación surgió. Cada mensaje se volvía una pequeña sonrisa en mis labios, esperaba que en los suyos también, y por más tonto que fuera el mensaje del otro siempre respondíamos con lo que pensabamos  para terminar riendo como un par de locos.

Algunos temas incómodos alcanzaron la conversación, el progreso con los estudios y la búsqueda del amor fueron parte de nuestra charla. Mis pensamientos volaban y de pronto me daba cuenta que sólo estaba pensando en ella.

La conversación se alargaba y cada vez notaba que esperaba con ansias el siguiente mensaje. Una persona así de impredecible, espontanea y divertida hacía que algo cotidiano se volviera bastante deseado. Si tuviera que dar una razón de esto, sería que ella representaba los meros secretos del mundo. Un océano cambiante o una nube volando en el vasto cielo se podía asemejarse a ella.

Al marcar la media noche un mensaje llegó, ella se iba y deseaba que tuviera un buen día que estaba empezando. Una cálida despedida y unas cuantas risas más fueron parte de las últimas notificaciones móviles. No sabía cuando volveríamos a hablar, ni cuando la volvería a ver, pero estaba seguro de que ella se comunicaría de nuevo y que volveríamos a conversar tanto como esta vez.

Las 12 marcaba el reloj en aquella noche de verano.

Días de estacionesWhere stories live. Discover now