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-Es nuestro turno de jugar con él.

-¡No! ¡Aún no hacemos la fiesta de té!

-¡Pero Amber, quedamos que era diez minutos cada uno!

-¡Que no!

Si, al final Lance no murió.
Los chiquillos al correr hacia ellos lo pasaron de largo para poder abrazar a su querido maestro pelinegro, este abrazo y saludo a todos con cariño para después presentarlo ante todos.
Los niños al inicio lo ignoraban pero después tomaron tal punto de confianza que todos se peleaban para poder tener su turno para jugar con él.

En esos momentos no sabía si prefería ser aplastado por una estampida de niños o ser su juguete.

-Amber, Leo, por favor, no peleen por Lance como si fuera un objeto -comento Keith sonriendo divertido, mientras ayudaba a los demás pequeños con sus pinturas.

El moreno sonrió aliviado al ser salvado y después comenzó a asentir repetitivamente, con un puchero, haciéndose el sufrido.
Los pequeños hicieron un pequeño berrinche al llamarles la atención pero en cuando vieron a Lance, "triste", sus ojitos comenzaron a aguarse y sus pequeños labios temblaban.

-Lo sentimos mucho, Lance -comentaron los dos con sus voces entrecortadas.

-Oh no, no, no, no, no lloren por favor, está bien, no se preocupen...uh...a mí me gusto jugar con ustedes, ¡si!, son los mejores jugando...eh...cosas.

-¿En serio? -tallando su ojito derecho con su mano hecha puño, la pequeña esperó por una respuesta del mayor, quién solo comenzó a hacer ademanes nerviosos y a tartamudear.

-¡Por supuesto! Ambos son los niños más lindos y divertidos de todo el universo.

Amber y Leo sonrieron genuinamente para después correr a abrazar a aquel chico que poco a poco iba formando un lugar especial en su corazón, él cual respondió a la muestra de afecto alzandolos en el aire mientras daba giros y saltos; todo a la vista de Keith quién veía ese momento con cariño, sin embargo, muy en el fondo, se concentraba en cierta persona.




🎄🎁








La campana del receso sonó y todos los niños salieron corriendo entusiasmados de sus salones de clases mientras jugueteaban y gritaban por los pasillos.

El aula de artes quedó vacía a excepción de los dos adultos quienes ordenaban todo en su respectivo lugar para después salir, caminando por los ya vacíos pasillos.

-Les agradaste... a todos los niños -rompió el silencio Keith, y sonrió leve mientras jugaba nervioso con sus manos.

-Uh, ¿de verás? Digamos que no soy muy bueno con los niños...

-¿Bromeas? Fuiste muy bueno con ellos, en serio te adoraron.

-Gracias, Keith.

Sus miradas se cruzaron y ambos se sonrieron, sin darse cuenta sus manos comenzaron a rozarse y sus corazones parecían haberse puesto de acuerdo para latir unidos en una misma sintonía, sin embargo, un cruel recuerdo rompió aquel mágico momento.

-L-lance... estaré b-bien, ¿si? No te preocupes... no llores por mi, vive tu vida.

El moreno tosió fingidamente y aparto rápidamente su mano de la contraria, marcando un espacio entre los dos y sonriendo tenso.

-Ah... ¿adónde vamos ahora?

Keith lo miro desilusionado por un momento pero no duró por mucho pues al poco tiempo volvió a un semblante serio, mientras volteaba su vista al frente.

For you [Klance]Where stories live. Discover now