Prólogo

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Candy llegaba de su encuentro en el hogar de Pony; se paseo por las empedradas calles de chicago y vio un diario que se encontraba en un kiosco con la premisa "Susana Marlow y Terry Grandchester estaban a punto de contraer nupcias, hasta que la muerte los separó". Candy no dudo en comprar el periódico, sentía una punzada en el corazón...¿Que había pasado con Terry?  

De camino al trabajo pudo leer bien el diario "Susana Marlow, joven actriz muere después de una complicación con su pierna". Candy solo suspiro y siguió su camino lamentando la muerte de Susana -pobre susana...pobre Terry, de seguro la amaba mucho- la rubia sintió dolor al pronunciar la última palabra, pues había recordado al chico que amaba con toda el alma, aunque ella en el fondo sabía que él ya no era el chico que conoció en londres o en el Mauritania; Ahora era un aclamado actor de la compañía teatral Stanford y que su amado granuja se enamoraría de alguien más

Minutos después Candy llegó por fin a la clínica Happy pero en su rostro se formó un mohin de ver a sus dos odiosos primos en toda la entrada del lugar. Eliza sonrió embustera y cínicamente saludando a la rubia enfermera -Hola Candy-Chilló ella con su insoportable voz 

-hola Eliza, Neal. ¿Que hacen aqui?-

-No te da gusto vernos Candy-Preguntó Neal sonriendo descaradamente 

-No, la verdad es que no- Sentenció la rubia lista para cualquier ataque propiciado por las dos arpías 

-Bueno, te acostumbraras a vernos mas de seguido porque vamos a cerrar este hospital-Sentenció Neal sonriendo

-¡¿Que?! -Exclamó la pecosa arrugando su nariz

-A si es Candy, lo cerraremos junto con el hogar de Pony-Añadió la peli tiesa sacando las escrituras tanto de la clínica como del hogar de Pony

-No, porfavor no-Rogó la joven llorando -Es mi hogar, no le hagan nada 

-Hay solo una cosa por hacer Candy-Sonrió Neal con complicidad viendo a su hermana 

-Que es...-Hablo ella

-Puedes casarte conmigo Candy...

-Jamás Neal y tu sabes la razon de porque no lo hare, prefiero ser su esclava y dormir otra vez en el establo que hacer eso

-En ese caso Candy...-Interrumpió Eliza- Serás nuestra sirvienta -Sonrió ella para tranquilizar a su hermano

Candy aceptó la oferta para defender su amado hogar y su adorada clinica Happy. se despidió de los niños y del doctor Matthew y les explico por encima lo que le ocurría a lo cual el doctor se lamentó por perder a su mejor enfermera   

Candy intentó comunicarse con Albert para que la ayudara pero fue imposible porque Neal y Eliza le interceptaban sus cartas y las leían; aparte le daban duros tratos y poca comida, ya Candy no salía y se notaba más débil 

****

Ahora Candy siendo la esclava de los Legan no sabía ya nada de nadie, ni siquiera de Terry...aun amaba a Terry y lo pensaba mucho mientras lavaba, planchaba, servía y cocinaba. Ansiaba ver al granuja y decirle cuanto lamentaba la muerte de Susana

Una mañana Eliza la envió por un recado al mercado más cercano y le ordenó que no tardará o la dejaría sin cenar

Candice fue con una canasta a toda prisa por el mercado y no se percató que un joven con gorro y bufanda la había estado observando y la seguiría para ver donde moraba

El joven hombre quería ver si aún tenía esas bellísimas pecas que resaltaban en su linda naricita y poderle hacer las más crueles burlas para hacer latir su estropeado corazón con esa sonrisa de mona pecosa que tenía. Obviamente el la siguió hasta ver donde yacía la rubia

-Los Legan...-susurro el para si mismo apretando el puño- pecosa, que haces en ese lugar...- luego pudo observar como Eliza salía de la mansión y humillaba a la pobre joven a quien eliza le había tirado la canastilla al suelo con la estúpida excusa de haber llegado tres minutos tarde

-esperame Candy...ahora soy un hombre que te defenderá de esa vil serpiente...ahora puedo llevarte conmigo porque ya no soy un niño y podre cumplir mi promesa de hacerte feliz

Un verano muy diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora