Capítulo 1

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La mire dormir, su cuerpo carecía de ropa, y su cabellera castaña caía de forma mágica sobre las sabanas del colchón. No pensé que esto me iba a pasar, el estar así de fascinado, de encantado el no poderme imaginar sin alguien a mi lado. Pero ella lo había cambiado todo. Amalia era del interior de Argentina y en un ataque de locura, de ganas de vivir eligió una carrera en Buenos Aires, tenía dieciocho años y el alma más encendida que cualquier otra persona. Lo hacia todo con pasión.

Yo iba por mi tercer año de universidad y cuando iba llegando a las puertas de mi facultad una delicada mano me toco el hombro.

-Disculpa- me dijo una castaña de ojos verdes- no me ubico muy bien todavía y el edificio se ve algo, grande ¿podrías acompañarme a mi aula?- sonreí, la chica era bonita

-Si me decís cómo te llamas, te acompaño a donde sea.- quien iba a decir que no sería mentira.

-Oh. Me llamo Amelia Sánchez

-Amelia, un gusto, soy Damián Martínez- la acompañe a su aula y me fije en la mente que trataría de encontrarla luego. Tal vez ella también quería divertirse un poco, nada serio solo distraernos de las tareas cotidianas.

Luego de un rato de buscarla la encontré en Instagram, dos días después nos encontramos en la entrada de la facultad. Ella estudiaba diseño gráfico y yo licenciatura en planificación y diseño del paisaje. No sé cómo lo logre pero de pronto tenía su número, no es que fuera malo consiguiendo los numero de chicas, solo que a ella la veía diferente, la sentía diferente. El año fue pando, quedábamos para ir a pasear por la ciudad, para llevarla a los mejores lugares. Ella era un alma indomable, no tenía problema en subirse al escenario del bar de Andrés, mi primo, y cantar altas notas, con su melena castaña y risada undulando por el aire. Se sentaba en las mesas del bar y reía a carcajadas mientras las camareras juntaban el resto de las locas noches de otros. Bailaba con la música baja que quedaba mientras todos se retiraban. Saltaba por las veredas de la "imponente Buenos Aires" como le decía ella. Sonreía abiertamente a extraños. Y yo, yo el mejor ejemplo de mi primo, el que danzaba entre faldas y no dormía un sábado en su cama, que llevaba la carrera al día y se perdía en la cuenta de los labios que había besado, yo que nunca me había parado a pensar demasiado las cosas estaba ahí, hipnotizado con sus ojos verdes, con sus sonrisa amble y su alma encendida, muy encendida.

Esa noche, los tragos se no fueron de manos, la conciencia se borroneo entre copa y copa y al despertar su cuerpo desnudo descansaba en mi cama, mi brazo atrapado bajo su cuello y la ropa dispersa por todos lados, su pecho contra el mío, subía y bajaba lentamente dejando ver su tranquilo sueño.

¿Qué había pasado? Bueno eso era obvio. Pero yo me habíaprometido ir despacio con ella, hacerla sentir única y después de las copassumadas en nuestros organismo todo se fue al carajo y ahí estaba, con ella en mi cama y sin recordar nada.    

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Hola linduras! Les traigo esta historia corta parte de un pequeño proyecto en donde estan las hermosuras de UnaIntrusa y itzel_a1 a quienes les agradezco mucho por su tiempo para mi y por formar #EstrellaFugaz  
Espero que les guste y les dejo un beso grande.
          Lourdes

Un beso bajo el muérdagoWhere stories live. Discover now