Capítulo 4

27 4 8
                                    

Estaba destrozado, me sentía odioso e idiota. Un cobarde, me había tragado el cuento que solo era mejor, que el amor seria luego, con la carrera terminada, con muchas noches locas arriba y destruí lo mejor que me había pasado. Los días se pasaban grises e inertes, sin colores sin risa y un Euge me había sacado de mi depresión, mucho menos sus "te lo dije". Lo único que hacía era maldecirme y es que fui tan idiota como para perderla a ella para luego darme cuenta de lo que sentía; que no podía estar sin su risa, sin su melena castaña o sus ojos verdes, sin su cuerpo desnudo en mi cama y su buen humor en las mañanas. ¿Cómo pude ser tan idiota? Esa pregunta no dejaba de rondar en mi cabeza.

Había intentado llamarla, escribirle, pero no tenía sentido no me respondía y me tenía bloqueado en todas las redes sociales. Faltaban unos pocos días para navidad y la gente se llenaba de ese espíritu tan típico, aun con el calor los padres andaban por las calles cargando regalos o en las tiendas tratando de conseguirlos. Yo estaba tirado en mi cama con la vista volando por el techo y pensado en cómo había jodido las cosas cuando el timbre de mi departamento sonó, pensé en ignorarlo pero sonó una y otra y otra vez hasta que ya no pude hacer nada más que ir a atenderlo.

-¿Si?-dije con el teléfono del portero adherido a mi oreja, el timbre volvió a sonar en mi oído- ey – grite para hacer saber que había atendido y la voz ronca y envejecida del otro lado me sorprendió

-Bambino, vos sí que sos lento. –Una sonrisa se dibujó en mi rostro ante esa voz que hacía mucho no oía

-Nono ¿Qué haces acá?- pregunte emocionado y de repente me sentí un niño pequeño

- Tú mamma me mando a quedarme en tu departamento, dice que en su casa somos muchos – me dijo con su marcado acento italiano- dale bambino baja a abrirme. – baje de inmediato a abrirle a mi abuelo, era un placer tenerlo de visita, era una alegría a mi corazón, ya que lo valoraba muchísimo y sabía que era afortunado de tenerlo aún con vida y tan sano. Se instaló en mi cama, yo dormiría en el suelo y me dijo que se quedaría hasta pasar año nuevo, preparo el mate y nos sentamos en el pequeño balcón a charlar y por un rato sentí que mi corazón dolía menos.

Pasaron unos días y llego el 24 de diciembre, era temprano en la tarde cuando mi abuelo saco unos panes dulces caseros del horno y el aroma inundo la pequeña cocina de mi departamento.

-Nono, no puedo creer que los hiciste.- dije feliz

-Seguí la receta de la nona, parece que salieron bien.- al nombrar a mi abuela sus ojos se llenaron de nostalgia.- bambino te noto apagado ¿Qué te anda pasando? Contale a tu nono.- no pude esquivar más el tema y le conté todo sobre Amelia y el me escucho atento.-Ay bambino sí que me saliste lelo vos.- lo mire incrédulo preparo el mate y me llamo a sentarnos al balcón.

-Mira bambino, cuando conocí a la nona creí que era un ángel, era única, molto bella. Cuando fue mi novia tenia molto miedo a que le guste otro o que otro me la quitase, yo no me veía muy bello, ser inseguro nos trajo problemas, molti peleas. Una vez casi la pierdo, se me iba en un tren a otro pueblo, cuando me entere salí corriendo pero el tren había partido. Me quede mirando las vías llorando, se me había roto el corazón. Pero ella apareció atrás mío y me dijo "Amore mio, sole mio, non potrei partire senza di te, senza vivere questo amore con te e senza combattere." y ahí bambino, entendí que el amor es algo para vivir, para sentir, algo que te pasa por cada cella y mai es fácil que hay que luchar, que hay que intentar ma mai, mai mollare. Mira si yo o tu nona nos hubiéramos rendido, no tendríamos esta grande famiglia y vos bambino, no estarías.

Sus palabras se me clavaron en el alma, en la cabeza y retumbaron un buen rato, de pronto me disculpe con él y salí del departamento hacia las tiendas que quedaban abiertas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 07, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Un beso bajo el muérdagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora