Capítulo 8.

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Ángel

Estoy jodidamente nervioso. Es sábado por la tarde, voy a ir al departamento de una chica, ¡a estudiar!, y me siento como un adolescente que va a tener su primera cita. Eso es lo más jodido que me ha pasado... En toda la semana eludí tener contacto con ella pero hoy es inevitable. Una parte de mí piensa que la exposición es una mierda y la otra que es una maravilla.

Llego a la dirección correspondiente y entro al edificio color gris. Una vez ahí, pregunto al portero por Estrella Frayre.

—Está en el departamento trescientos cinco —responde sin mucho interés—. Segundo piso.

—¿Dónde está el elevador? —Pregunto.

El portero ríe con burla y señala las escaleras. Empiezo a subir con resignación. Llego al primer piso pero ahí se encuentran los apartamentos que empiezan con doscientos. Subo otro más.

«Con razón Estrella tiene buenas piernas, con tantas escaleras que sube diario...». La he visto en falda, sus largas y torneadas extremidades lucen apetecibles. Una vez que llego al departamento indicado, toco la puerta. Minutos después, mi compañera me abre. Tiene el cabello amarrado, una blusa de manga corta y un pantalón de mezclilla.

—Hola.

—Hola —respondo.

—No te quedes ahí, pasa. —Se hace a un lado y me deja entrar.

Su apartamento no se compara al mío. Es pequeño, sencillo... acogedor. Está pintado de color crema y no tiene muchos muebles, solo los necesarios. Camino algunos pasos y tropiezo con algo. Miro hacia abajo y veo libros y hojas regadas por el suelo.

—Lo siento —dice Estrella—. Estaba estudiando.

—¿No tienes un escritorio? —Pregunto sin mala intención... Si ella no tiene yo podría darle uno... No pienso más, pues me interrumpe.

—Sí, pero prefiero estudiar en el suelo.

—Qué rara eres. —Hago una mueca.

—Claro que no, mucha gente lo hace.

Ella se coloca en el suelo y me siento enfrente de ella. A donde fueres haz lo que vieres.

—Esto es lo que se me dificulta. —Me extiende unas hojas.

Les echo un vistazo y le explico el tema. En un momento ella toma un lapicero y una hoja, se recuesta en el suelo y comienza a apuntar unas cosas. A pesar de que su ropa es un poco holgada, el estar en esa posición hace que se adhiera a su cuerpo de forma deliciosa. Desvío la mirada, no es consciente de lo que me provoca. Si fuera otra chica pensaría que me quiere seducir, pero si me lanzo sobre ella, mi rostro va a terminar con un puñetazo de su parte.

La veo de reojo y decido admirar su semblante. Está concentrada escribiendo, así que no me preocupa, no se va a dar cuenta de mi escrutinio. Sus pequitas con casi invisibles pero sé que ahí están. Su nariz es pequeña y ligeramente respingona, sus labios son delgados pero no por ello no lucen apetecibles, su rostro es un poco aniñado y tiene los pómulos marcados. Estoy tan concentrado en mi tarea que brinco del susto cuando suena su celular.

Estrella mira la pantalla y sonríe, haciendo que unos lindos hoyuelos aparezcan. «¿Quién le está marcando? ¿Será su novio? En primera, ¿tiene novio...?». Mis pensamientos son interrumpidos cuando contesta.

—Hola, mamá... Bien, ¿y tú...? ¡Gracias...! ¡Aww... yo también los extraño!

Me quedo pensando en mis padres, tiene tiempo que no converso con ellos. Tal vez después les llame. Estrella finaliza la llamada y me enfoca.

Entre amores y traiciones © |Completa|Where stories live. Discover now