Estrella
Los días en la maestría han sido un verdadero suplicio. No me puedo concentrar, no tengo ganas de nada, ni de comer, ni entrenar, ni siquiera sé por qué sigo viniendo. Ángel, por su parte, no quiere saber nada de mí, lo dejó más que claro cuando se cambió al turno sabatino, eso lo supe porque escuché que Layla lo comentó a algunos compañeros que preguntaron por él cuando dejó de asistir a clases. Todos tienen la idea de que lo nuestro terminó mal, que así fue, pero creen que ese es el motivo por el cual estoy tan desanimada.
Amelia me dice que es un tonto, que conseguiré alguien mejor, piensa que me rompió el corazón cuando fue al revés, yo se lo destrocé a él, y a diferencia de lo que creí en un principio, no me siento orgullosa sino todo lo contrario, estoy avergonzada por haberlo usado de esa manera.
Después de dos semanas infernales y los primeros exámenes del cuatrimestre, el fin de semana me sabe a gloria. Me alejo de Tessa, no quiero salir con mis compañeros a sus reuniones, solo quiero llegar a dormir.
Es viernes en la noche, me pongo mi pijama, me recuesto en la cama y pienso en todo lo que ha pasado. De repente, escucho que tocan la puerta. Decido ignorar los golpeteos, pero son tan insistentes que me levanto de mala gana para ver qué carajo quieren.
—Ya voy. —Alzo la voz cuando estoy cerca para que dejen de tocar. Tomo las llaves y abro con el entrecejo fruncido, pero mi expresión de enojo se quita al ver a mi mejor amiga frente a mí—. ¿Cora, qué...?
La pelinegra se lanza a mis brazos, interrumpiéndome.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento! —Exclama y solloza un poco. La abrazo de regreso, sintiéndome extrañada pero feliz, en extremo feliz.
—Hey, ¿de qué te disculpas? —Acaricio su cabello.
—Siento haberte dicho palabras tan feas, nunca debí llamarte traidora ni mucho menos afirmar que no eres mi amiga, en cambio yo... Yo sí soy una mala persona —lloriquea—. Te quiero demasiado, eres mi mejor amiga...
Cierro la puerta y con cuidado la dirijo al sillón. Una vez allí, nos sentamos y tomo sus manos entre las mías.
—Hey, deja de llorar —pido. Me parte el corazón verla angustiada.
Niega con la cabeza.
—No me molesta que estés con Ángel, me cayó de sorpresa verlo aquí, es todo.
—Shh, tranquila, ya no estoy con él.
—¿Qué? —Pregunta con angustia—. ¿Por mi culpa no estás con él?
—No dije eso.
—¡Ay, Estrella! —Se vuelve a soltar en llanto y me abraza—. ¿Por qué? ¡Debes volver con él! ¡Lo amas! —Afirma.
Vuelvo a negar.
—Tu amistad es más importante para mí.
—Pero... pero... ¡Me vas a odiar cuando te cuente esto!
—Nunca te odiaría —le afirmo y le doy un toquecito en la nariz con mi dedo índice.
—Claro que sí, cuando te des cuenta. —Alza su mano izquierda y noto un anillo de compromiso en el dedo anular.
—¿Volviste con Bruno? —Pregunto con impresión.
—No... —Niega con la cabeza—. ¡Soy una hipócrita! Por favor, no me odies después de que te diga esto.
—¿Qué?
—Me voy a casar con Leonardo —dice y yo me quedo en shock. Abro los ojos con impresión y mi boca forma un círculo.

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Entre amores y traiciones © |Completa|
ChickLitEstrella está a punto de iniciar la maestría en Administración de Negocios. Su vida es muy tranquila, se dedica a hacer ejercicio, es muy cumplida con sus estudios y quiere muchísimo a sus amigos. Su estabilidad se ve perturbada al darse cuenta que...