Corazón

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―¿Padre, quién es este México del que tanto has hablado? ―la voz de un joven chico había sonado. Suave y dulce, acompañado de sus hermanos, quienes, por su parte, arreglaban sus ropas lo mejor que podían.

El chico miraba a su padre mientras sus hermanos "ignoraban" su conversación. El mayor el adolescente ayudaba a la menor con su cabello, mientras que la niña ayudaba a su hermano a anudar su corbata.

―Era un... viejo amigo. El cual llevamos un largo tiempo sin hablar ―ahora fue la voz de un hombre adulto la que sonó, era seria y fría, casi gélida como el mismo hielo y que para cualquiera que no lo conociera, no sonaría correcta que fuera dirigida a sus propios hijos, pero para esos niños no era así. Había un toque triste y anhelante en su viejo padre, una calidez que pocas veces podía ser notada en el tono de su voz. Había algo más detrás de esa entonación, había algo más detrás de ese anhelo.

Ellos no sabían nada de este viejo amigo suyo. México como él lo llamaba. Мексика como su padre les había dicho que podían llamarlo, después de todo, a él no le molestaba, incluso era mucho mejor si lo llamaban así aun si no lo conocían.

―¿Por qué podemos llamarlo Мексика? ―fue lo que la joven niña había preguntado en su inocencia, brillantes ojos miraban con curiosidad a su padre mientras tomaba de la mano a su hermano mayor.

―A México siempre le ha gustado cuando las otras naciones dicen su nombre en sus idiomas madres. Recuerdo que él siempre decía que era más sencillo para los demás, y sonaba como un pseudónimo amistoso para él ―Una suave y pequeña sonrisa apareció en el rostro de su padre. Sonrisa que las tres jóvenes naciones lograron ver y así como llegó, se fue ―Россия, Украина, Беларусь, terminen de arreglarse, nuestro invitado llegará en cualquier momento. Avisaré a mis superiores de ustedes... estoy seguro de que les agradará conocerlo durante la escolta―. y su padre salió de la habitación, mirada hacia arriba y espalda recta, pasos exactos y ese aire de frialdad y poder rodeándole. Todo un líder en tal lugar frío, en tales tiempos duros.

Los tres chicos no sabían qué pensar más que en terminar de arreglarse para acompañar a su padre. Además de ese México, ellos no conocían a muchas otras naciones, al menos no a aquellas del nuevo mundo con la posible excepción de América, y de lo que recordaban de las pláticas de su padre era que este México y sus hermanos odiaban que lo llamaron América solo a esa nación tan opuesta en todo sentido a su padre (había veces en las que temían que esa diferencia entre ellos se convirtiera en una muy peligrosa rivalidad).

El mayor de los tres hermanos Rusia, era el que más vueltas le daba a ese asunto. Como aquél que heredaría el legado de su padre cuando el momento llegara debía de estar preparado, debía saber todo lo que su padre sabía, debía de conocer y tratar con los aliados que su padre tenía y la llegada de esta nación con la que su padre había roto comunicación hace tiempo cuando él era más pequeño le era cuando menos curiosa y muy extraña, porque nunca en su vida había visto a su padre ese brillo y esa suave sonrisa en su rostro por alguien más.

Su padre era normalmente estoico. Había escuchado a varias naciones decir que él tenía el corazón de hielo, y como ese mismo hielo había sido heredado a su hijo mayor. La misma expresión fría en sus rostros, la misma pose imponente e inquebrantable al pararse pese a lucir como un adolescente de 16 años. Si, el tiempo había pasado factura en su padre, pero Rusia también podía sentir lo que es ser una nación aun cuando no era su lugar todavía. De ese modo logró entender de ese modo a su padre, esa frialdad era para protegerse, era para tomar decisiones mejor planeadas, era para tratar de mantener el orden (aun si sus métodos le parecían cuestionables).

Por eso, el que su padre llegase hablando de dos nuevos aliados del Nuevo Continente, especialmente de uno cuya presencia le parecía bastante triste y ligeramente incómoda de soportar, de una nación a quien no le devolvió la palabra después de un tiempo y cuya segunda reunión, haya sido a causa de una nueva guerra mundial era una horrible y cruda forma de volver a dirigirse la palabra, aun si ese no era y de lejos el modo en que aparentemente ni uno de los dos habrían querido volver a hablar, le era curioso y extraño.

Quizás -#EventoRusmexNavideñoWhere stories live. Discover now