2

20.7K 2.2K 2.1K
                                    

Jimin esperó y esperó. Pero no hubo rastros de Jungkook aquel lunes por la mañana. Él pronto terminaría su turno y tenía que ir a casa. Que lástima, pensó. Quería entregarle personalmente el libro que el pelinegro necesitaba y que había ido él mismo a buscar a otra biblioteca donde finalmente lo encontró. Quería hacer esto para pedirle disculpas una vez más al chico por lo de la última vez. Sentía que se lo debía. Y, cabe aclarar, que también quería asegurarse de que no contaría nada sobre lo que vio. Ni siquiera a Lisa. Si su compañera se enteraba, lo mataría.

Estaba a punto de irse cuando de pronto lo vio llegar. Lisa fue quien lo atendió y recibió los libros que él devolvía. Jimin se apresuró y le saludó con una gran sonrisa. Ese día estaba de muy buen humor, era uno de los buenos a pesar de ser lunes. Quizás se debía porque había dormido muy bien el fin de semana, apesar de sus aventuras claro. 

- ¿A qué no sabes lo que conseguí para ti? - le dijo. 

El pelinegro levantó una ceja, curioso. Lisa, quien seguía allí, también prestó atención a la conversación. Sacó entonces el libro del cajón donde lo había dejado y se lo mostró.

- ¿Es el que necesitabas, verdad? 

- Ah, sí, gracias. - respondió Jungkook con una pequeña sonrisa. Al fin podría terminar de estudiar para su examen y eso le aliviaba. - ¿Estaba aquí al final? 

- No, no. Lo fui a buscar a otra biblioteca para ti. - le explicó. 

Ni Jungkook ni Lisa entendían nada, sobre todo ésta última. ¿Desde cuando Jimin se esforzaba tanto por un libro?

- Ah, pues gracias. No tenías por qué, pude haber ido yo. De verdad me has salvado. 

- De nada. - sonrió feliz porque Jungkook lo había tomado muy bien. 

El pelinegro guardó el libro en su mochila y se despidió amablemente de ambos trabajadores. 

- A ver, ¿Qué hiciste qué? - preguntó entonces Lisa. 

- Después de cuento. Ya me voy. Nos vemos mañana, Lis.

Jimin huyó velozmente antes de que la castaña hiciera más preguntas. 

A la salida alcanzó a Jungkook subiendo a su…¿auto? ¿El chico tenía auto? 

- Oye, Jungkook. - exclamó antes de que entrara al vehículo. - ¿Podemos hablar un segundo? 

- ¿Qué sucede? 

- Uh, bueno...yo quería volver a pedirte disculpas por lo de la otra vez. Tenías razón, yo actué muy ¿Indecente? 

- Ya olvidé lo que vi, gracias a Dios. - rió Jungkook y fue entonces quizás en ese momento. No estaba seguro pero quizás fue allí, con esa genuina sonrisa en el rostro del pelinegro. Jimin jamás hubiese imaginado que aquel chico se vería tan lindo sonriendo. Se tardó unos segundos en reaccionar. 

- Ah, sí, mejor pero...¿te puedo pedir que no le cuentes a nadie sobre eso? Te juro que ya no lo volveré a hacer. Pero si Lisa se entera de lo que fui capaz de hacer en la biblioteca, me dará la regañada de mi vida. Y ni hablar de la señora Choi.

- Quizás eso te hace falta. Que te regañen. - Jimin notó enseguida el tono burlón en la voz del contrario. No sabía bien que estaba sucediendo, pero esto le estaba agradando. 

- Bueno, regáñame tú...pero no le cuentes a nadie. - rió siguiéndole el juego. 

- Ya, no te preocupes. No lo he contado ni pienso hacerlo a nadie. 

- Gracias, de veras. Oye, ¿Es tu auto? Jamás me imaginé que conducías. - cambió de tema de repente. 

- ¿Por qué no? Es de mi padre pero me lo prestó por un tiempo. 

Adicto - KookminWhere stories live. Discover now