IV. en tu brazo:

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Llegaron a los Túmulos Funerarios con la luna en lo alto, un Wen Ning moribundo, una Wen Qing desesperada, un niño pequeño asustado y un grupo de caza Jin persiguiendo sus pasos.

Todo había sucedido demasiado rápido. La confrontación a Jin Guangshan, la horrible realización de lo que le hacían a los prisioneros Wens (personas que nunca habían sostenido una espada en sus vidas, ancianos, un niño de tres años), guardias asesinados por los cadáveres que levantó del hueco en la tierra al que los arrojaban tras sucumbir a los trabajos forzados.

No estaba orgulloso de sus acciones en a guerra.

Pero esto... esto le daba náuseas. Esto le hacía sentir una culpa atroz por las vidas inocentes que tomó.

Nunca había querido algo como esto.
Con un silencio fúnebre, se refugiaron en una cueva. Mientras los Wens se acurrucaban juntos en un rincón, Wen Qing hacía lo posible para salvar a su hermano con los remedios y ungüentos que tenía a mano.

Les dio algo de privacidad (podía sentir las miradas de miedo y sospecha sobre su espalda), dedicándose a escribir con su sangre símbolos y dibujos que mantendrían a salvo a todos en la cueva.

Jiang Cheng sin duda ya habría sido convocado por Lanling Jin para pedir explicaciones sobre las acciones de su subordinado.

Había cuidado mucho no usar nada púrpura sobre su persona cuando se enfrentó a Jin Guangshan, ni siquiera la campana, como una declaración silenciosa de que sus actos no estaban ligados a la secta del loto.

Pero... su posición, su fama, su relación... Yunmeng y Wei Wuxian estaban ligados, y una simple declaración no serviría de nada. La tormenta estaba allí, azotando sus muelles y golpeando sus ventanas. Y Jiang Cheng tendría que tomar una decisión.

Oh, sabía qué decisión iba a tomar Jiang Cheng.

El pecho le dolía en cuanto pensaba en su hogar, en sus tardes en el río, sus noches en la ciudad. ¿Su Shijie pensaría en él?

¿Jiang Cheng maldeciría su nombre mientras preparaba a sus discípulos para arrastrarlo del cuello de regreso a la secta?

OoOoOoOoO

Jiang Cheng simplemente lo había abandonado.

No acusaciones, no gritos, no visitas. Silencio. Soledad.

Las únicas noticias que llegaban era que si, Wei Wuxian ahora era considerado un enemigo. Los rumores suponían que armaba un ejército con los Wens restantes y los cadáveres feroces de los Túmulos.

Caerían sobre sus espaldas si lo vieran ahora, intentando remover la dura tierra para sembrar rábanos, con un niño colgado en su espalda, sujeto en un cabestrillo. ¡Pero todos estaban ocupados y Wen Yuan necesitaba una niñera! ¡Ese niño podía tener una cara de ángel, pero era un pequeño demonio!

Wen Qing se acercó, regresando del pueblo tras ganar algo de dinero con sus medicinas, y se dejó caer a su lado, ofreciéndole un poco de agua.

- Parece que tu shijie se casará con el joven maestro Jin en poco tiempo.

- ¿Qué?

- La boda será dentro de unas semanas. Supongo que ambas sectas arreglaron todo mientras estabas ausente estos cinco meses.

Cinco meses. Cinco meses pagando el precio de salvar a personas inocentes mientras su familia seguía viviendo como si nunca hubiese existido.

- Parece que Jin Guangshan, además, quiere "arreglar" a una sobrina suya con Jiang Wanyin.

Una Historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora