Capitulo 13

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Las cosas habían cambiado de sobremanera. La eriza había salido de su cuarto y parecía haber vuelto a ser la chica alegre y positiva que todos recordaban con cariño. No era un misterio el por qué ella había cambiado repentinamente.

El erizo cobalto la visita día a día en la casa de la coneja Mayor, llevándole todo tipo de cosas que ayudaran a la rosada a salir de ese momento depresivo por el cual estaba pasando. Un día era una canasta de frutas, otro eran flores o a veces simplemente la compañia era suficiente.

Fuera lo que fuera que el chico azul le llevara, ella siempre se ponía de buen humor al verle, dibujando una sonrisa en sus labios al ver aquellos ojos verde esmeralda que la habían encantado años atrás.

Hoy era uno de esos días en los que ambos salían a algún lugar para tomar un helado o comer un chillidog. Solo ellos dos, recorriendo varias partes del mundo y visitando lugares que nunca antes habían visto, al menos Amy, quién al no tener super velocidad no podía darse aquel lujo.

La bajó delicadamente, después de correr por Sugar run toda la tarde en sus praderas de caramelo, al fin habían encontrado un perfecto lugar para admirar la belleza del paisaje.

Gracias...

– No fue nada Ames, sabes que me  gusta llevarte a conocer lugares nuevos – dijo sonriente, sintiéndose orgulloso de sí mismo.

Silenció unos segundos viendo la expresión del mayor, regalandole una sonrisa entristecida a cambio.

No es por eso que te estoy agradecida Sonic – negó con la cabeza – Bueno, no del todo – corrigió

El mencionado devolvió la mirada ahora con un tinte de curiosidad en sus ojos, preguntándose el motivo de tal agradecimiento.

Te agradezco por siempre estar ahí para mi, a mi lado, cuidándome como el héroe que eres... A pesar de lo mala persona que he sido contigo los últimos meses – se abrazo así misma, mirando al suelo con una sonrisa amarga en su rostro – No... Ahora que lo pienso, nunca he sido realmente una buena amiga contigo.

El erizo se sorprendió al escuchar eso, rápidamente frunciendo el ceño y abriendo sus labios para negar, sin embargo la chica no lo dejó.

Siempre te he estado sofocando, siguiendote a todas partes y exigiendo algo que nunca iba a ser mío. Soñé con tener una vida junto a ti, no había nada más en este mundo que yo quisiera, eso nubló mi mente y actúe como una acosador a tonta a cambio... – no tardó mucho para que las lágrimas comenzarán a bajar – Tal vez... Tal vez me merecía lo que dijiste esa vez.

– ¡No te atrevas a decir eso nunca más! – La agarró de los hombros con firmeza, clavando su mirada contra la de ella – ¡Lo que yo dije no puede estar más alejado de la realidad!

Paró un segundo para después soltar con la voz entrecortada, demostrando su remordimiento – No eres una molestia Amy...

Se abrazaron con fuerza, desahogando todos esos sentimientos de culpa y amargura que habían almacenado durante mucho tiempo, ahora compartiendo una verdad que, aunque oculta, siempre estuvo presente en ambos individuos.

Perdóname Ames, quise hacer este día algo cool pero lo arruiné – dijo entre risas, secándose algunas pequeñas lágrimas que habían logrado salir por accidente.

No está arruinado, para nada – dijo suavemente abrazando nuevamente la figura azul con cariño.

Sé que lo he dicho mil veces ya pero... Te amo.

La rosada se separó, jades brillando con alegría al escuchar esas palabras salir en un momento tan genuino como este, simplemente no podía evitar sentir su corazón derretirse por lo romántico de la situación.

Sé también que te mereces alguien mejor que yo, alguien que no haya metido la pata tantas veces – bajó la mirada durante el silencio de la chica – pero me gustaría luchar por ti y dedicarte mi tiempo como tu lo hacías por mi.

– Sonic... Eres mi héroe, eres el que está en mi corazón y aparentemente el que nunca va a dejarlo ir  – Sonrió, acariciando la mejilla del contrario, notando el tinte rojizo en esta. – Yo diría que ya me tienes en la palma de tu mano – concluyó riendo.

Su risa cesó al ver la expresión del cobalto. Estaba serio, mirando a la chica con determinación aún con sus mejillas sonrojadas y sus ojos verdes brillando con esperanza. La tomó una vez más de los hombros, más delicado está vez, y luego se inclinó ligeramente hacia adelante.

Voy a besarte ¿está bien?.

Amy se sobresaltó al escucharlo tan decidido que por un segundo creyó que ese no era Sonic.

No respondió, y simplemente cerró sus ojos lentamente, esperando por él contacto del erizo.

Un momento de silencio pasó y luego pudo sentirlo. Pudo sentir aquellos labios encima de los suyos, aquellas manos en sus hombros temblando ligeramente, aquel pecho cerca del suyo latiendo fuertemente. Una corriente bajó por su espina, haciendo que sus piernas flaquearan ligeramente y sus manos se sujetaran de él.

Se separaron mirándose de manera avergonzada el uno con el otro, había sido un beso un poco inexperto por ambas partes, pero no iban a mentir, se sintió muy bien sentir el contacto.

Lo lamento, fui algo apresurado – se disculpó, sobando su nuca con vergüenza.

No...

La miró y no pudo evitar sonreir. La eriza estaba toda roja y sus orbes estaban dirigidos a un lado del suelo como si estuviera nerviosa de verlo a los ojos. Se veía tan tierna que quiso volver a intentar besarla.

No fue algo apresurado – lo miró ahora con una sonrisa pícara en su rostro – Ya era hora que lo hicieras erizo tonto.

Se carcajeó, abrazando a la menor ahora por la cintura.

Entonces... ¿No te molesta que lo haga de nuevo?

Se acercó, juntando su nariz con el macho – para nada.

Se unieron en un beso otra vez, disfrutando de la presencia del otro y de lo que la vida había llegado a ser.

Una experiencia más que los abrió de muchas verdades que nunca habrían tenido el coraje de decirse si no hubiera sido por todo este embrollo.

Pero, al final... Siempre se tienen el uno al otro.

Del odio al amor Where stories live. Discover now