II

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Herr von Hannoven no hizo su aparición triunfal al día siguiente, ni al otro, ni en un mes. Los árboles estaban comenzando a mudar sus hojas cuando Jonnathan se levantó en la mañana, se puso presentable y partió a la ciudad. Necesitaba saber si pretencioso aristócrata había hecho su aparición o si lo había timado.

La ciudad era un conjunto de muros marrones, tiendas y algunas casas le daban cierta vida al lugar. Los carruajes se paseaban de un lado a otro, habían damas bien vestidas y hombres luciendo trajes elegantes, otros lucían ropas zurcidas un millar de veces. Jonathan era uno de esos hombres de porte elegante. Le gustaba lucir sus más exquisitas camisas a la luz del día. Directamente confeccionados en Francia a la medida, con las mejores telas. Su color preferido era el morado, pero la extravagante tela era cara, ¡carísima! Se conformaba con su pañuelo de seda; el famoso pañuelo con el que se se limpiaba el sudor cuando estaba nervioso.

En las calles las personas pululaban como una horda de palomas. Pero Jonathan sólo tenía un objetivo claro: dirigirse a visitar su fiel amigo Louis Holloway, un aduanero muy importante.

Llegó a una casa gigante. Incrustada en el medio de la ciudad. Llamó a la puerta. Le abrió una criada que rápidamente lo reconoció y lo dejó entrar. Llamó apurada al Mr. Holloway, quien ordenó hacer té para el invitado y traer algunos biscuits. El estimado hombre era un yanqui de sangre, pero prefería hacer honor a la sangre inglesa de su abuelo.

Se sentaron.

Mr. Hallowey. Inició Jonathan.— Venía a pedirle que me aclarara el asunto a cerca de un sujeto, un aristócrata prusiano. Lo debe conocer muy bien. —Louis estaba más concentrado en el té que en su invitado.— Klaus von Hannoven. —Louis casi tiró el té. Se manchó el bigote en el transcurso del accidente.

—¡Oh! ¡Si! ¡Si! —Sacó un pañuelo y se limpió el sagrado bigote. —Desapareció.

—¿Cómo dice? —Jonathan sacó el pañuelo y comenzó a limpiarse el sudor.

—El dueño del hotel donde se hospedaba me dijo que un día tomó un carruaje y se fue al bosque. No dijo a donde. Se fue. Nunca supimos más de él.— Tomó su té. Le dio un buen sorbo. —¡Ah! ¡No se ponga así! ¡Mr Smith! Era un hombre traicionero, irascible. Un desecho humano. ¡Póngase feliz! ¡Su padre le había dejado la peor de las herencias! ¡Ja! ¡Y se ha librado de ella como todo un dios! —Sacó su reloj de bolsillo y observó la hora. —¡Me temo que debo retirarme! ¡Me esperan en el puerto! ¡Un cargamento de algodón llega hoy! ¡Y telas francesas! ¡Ah! Se cuanto le gustan. ¡De primera calidad!

Jonathan volvió a su hogar cuando el sol se estaba poniendo. Permaneció mirando la ventana del carruaje todo el camino. Cuando le pareció ver cuerpos que se movían en la oscuridad. El caballo se detuvo. El cochero soltó un grito desgarrador. El sonido de una bala resonó en el bosque. En el horizonte una línea de luz se atrevía a permanecer observando la escena. Jonathan Smith estaba asustado. Se atrevió a sacar la cabeza por la ventanilla del coche. El cochero estaba muerto. El caballo también. Smith permaneció dentro. Alguien golpeó la puerta. Fue un golpe gentil, como si estuviera pidiendo permiso para entrar. Jonathan no respondió. Los golpes siguieron, hasta que el sol volvió aparecer en la madrugada.

El joven Smith se despertó aturdido. Agotado por la reciente aventura. Salió fuera del carruaje. No estaban los cuerpos del coche ni del caballo. Se echó a correr hasta llegar a la casa. Llamó a la puerta. La criada lo atendió. La apartó del medio.

—¡Charlotte! ¡Charlotte! —No contestaba. Subió las escaleras. Charlotte salió de su cuarto arreglada. Lista para salir. —No irás a ninguna parte. ¡Hay algo en el bosque! No te vayas. ¡Te lo pido por todo lo bueno! —Charlotte se mostró asustada.

—¿Qué viste hermano?— Estaba asustada. —¡Dime!

—Hay un ser en el bosque. Está merodeando alrededores. ¡Oh! ¡Hermana! ¡No salgas! ¡Puedes morir! —Charlotte asintió y volvió a su cuarto. Sin decir una palabra. Jonathan no le importó mucho la situación. Simplemente fue a pedir el desayuno.

Muerte revocadaWhere stories live. Discover now