Nuevo Mundo (Omegaverse)

Fuego y lluvia

Aun no puedo creer que me dejara convencer por Tensa y ese hermano suyo para quedar porque supuestamente tenía algo muy importante que contarme. ¿De verdad? Vale que hace unos meses, la simple idea de que un hombre pudiera quedarse embarazado ya era para tomárselo a broma pero ¿Qué mi padre, con toda su frialdad y seriedad tuviera un hijo con... con Yhwach? No. Eso si que no me lo trago. Ni de coña porque en el supuesto caso de que hubiera la más minima casualidad de que fuera posible, ¿mi padre de omega? No. Definitivamente imposible.

Encima acepté quedar en la cafetería de siempre porque Tensa me aseguró que Kenpachi ya no se pasaba por aquí y va y viene justo hoy. Comienzo a pensar que todo ha sido una trampa... una retorcida trampa para tener que ver de frente de nuevo al hombre que ha hecho de mi vida un infierno. Es cierto que cuando le ha dicho a Mugetsu que yo era su pareja... he sentido cosquillas en el estomago, pero de ahí a que sea cierto o algo por el estilo...

Hace un par de semanas desde que mi hermano nos sorprendiera y que lo nuestro acabara y desde entonces, no he pasado por aquí, ni he hecho nada por ponerme en conctacto con él aunque me muriera por hacerlo y, aunque él si que lo ha intentado. Se que lo necesito. Me he acostumbrado a estar con él, a sus malos modos, a sus meteduras de pata y a como siempre intenta arreglarlo con esos pasteles que tanto me gustan, pero desde que suceciera aquello, no lo he vuelto a ver... hasta hoy.

-Tensa dime cuanto es el helado.- Le digo acercándome a la barra y sin mirar a Kenpachi que esta al otro extremo.

-Es igual, hoy te invito yo, Haruka. En realidad, debería haberte hablado de él antes. Tal vez entonces eso habría salido mejor...

-Ni siquiera sé porque acepté verle. ¿Realmente creiste que yo podría...?

-¿Es que tenías una cita a ciegas o algo parecido?- Aprieto los dientes cuando escucho esa pregunta por parte de Kenpachi que se acerca hasta donde estoy, pero intento ignorarlo pese a que su presencia y fuerte aroma, me aturden demasiado.

-Eso no es asunto tuyo. Me lo dejaste bien claro cuando te largaste sin querer escucharme.- Le digo poniéndome el chaquetón, pero en cuanto me giro, siento como me toma del brazo girándome para encararlo.

-Yo dire lo que es asunto mio o no.

-No me digas.- Le digo viendo como entrecierra los ojos.- Pues en lo que respecta a mi y mis "asuntos", estamos fuera de su rango, Zaraki san.- Le digo viendo como esa forma formal de llamarlo parece hacerle brillar el ojo.- Yo no soy nada suyo, nunca lo he sido ni lo seré, de modo que le agradecería que guardase las distancias o tendré que verme en la obligación de denunciarlo por abuso a un menor.

-¿Menor?

-Si. Aun no tengo los veintiuno por lo tanto aun soy legalmente menor de edad.- Le digo viendo como le tiembla la ceja.- Eso con sus antecedentes penales, dudo que le convenga. Y ahora si me disculpa...

Camino hasta la puerta, pero justo cuando voy a abrirla siento como tiran de mi, de nuevo, pero esta vez soy arrastrado hasta la parte trasera del local, donde esta el almacen. En cuanto mi cuerpo choca contra la pared miro desafiante al hombre que bien podría doblarme la estatura, pero aunque siento como me intimida, intento no mostrarlo frente a él.

-No has querido hablar conmigo.- Dice apertando los dientes.

-Dejaste las cosas bien claras la otra noche. No había nada de que hablar.

-¿Es ese chico?- Dice apoyando ambas manos contra la pared, al lado de mi cabeza.

-¿Si es quien?

-Ya lo sabes. ¿Fue él con quien me engañaste?- Yo aprieto los labios de forma rabiosa mientras siento como me cabreo.

-En primer lugar no estábamos saliendo, por lo que no pude engañarte. En segundo lugar, ¿importa si es él u otro? Para ti soy un puto que se abre de piernas ante cualquiera que quiera metérsela ¿no?- Digo viendo como pareciera que mi forma burda de hablar le molestara.- Y en tercero, si según tu el niño no es tuyo, ¿qué mas te da de quien sea? Simplemente... no es tu problema.- Le digo apartándole un brazo y pasando por su lado.