8. Preocupación

1.5K 129 29
                                    

Capítulo 8.
Preocupación

"El amor es la preocupación activa de la vida y el crecimiento de lo que amamos."— Erich Fromm.

.

Abrió sus ojos con lentitud y lo primero que vio fueron unos bellos y pequeños ojos azules que la miraban con curiosidad.

— Veo que madrugas temprano.— Habló Astrid mostrándole una sonrisa para levantarlo con cuidado para no despertar a la niña que dormía en los brazos de su novio. Se veían tan lindos juntos.

Caminó hacia la cocina y colocando al pequeño entre sus brazos. Justo en ese instante había sentido su pañal pesado y un poco húmedo.

— Parece que antes de darte de comer debo de cambiarte.— Mencionó agarrando un pañal y repitiendo el proceso de ayer.

Esta vez no batalló tanto tiempo como ayer. Mientras más rápido, mejor. Claro, cuidando de no dejar residuos en sus zonas.

Lo volvió a tomar entre sus brazos y caminaron hacia la cocina. Recogió agua en un recipiente metálico para calentarla a una cierta temperatura gracias a un vídeo que estaba observando dónde le indicaban cómo preparar la leche para un bebé.

Una vez que estuvo a una temperatura adecuada lo colocó en el biberón y de paso, colocó cierta cantidad de leche en polvo. Revolvió un poco y lo puso en disposición a la boca del infante.

— Vaya, pareces hambriento, Gisli.— Pronunció con suavidad acomodándose frente al gran ventanal donde se apreciaba el amanecer de la ciudad.— Me pregunto cómo te habrán dejado conmigo. Eres muy dulce como para ser abandonado.— El pequeño dejó de tomar leche, y ella lo colocó de manera vertical para que pudiera eructar.

— Vaya, despertaron antes que nosotros.— Habló Hiccup saliendo del cuarto con una niña en sus brazos.— ¿Ya lo aseaste?

— Sí. ¿Deberíamos bañarlo también?— Cuestionó intrigada.

— Si quieres lo hacemos más tarde. La pequeña tiene hambre. ¿Ya comiste algo?— Preguntó acercándose a ella para admirar también el panorama que les ofrecía el cielo de la mañana.

— No, pero con este frío se me antojan unos hot cakes.

— Entonces eso será.— Colocó a la niña en un sillón con unos cuantos peluches para que pudiera entretenerse.

— Oye niña...— Llamó Astrid tomando asiento a su lado.— ¿Tienes un nombre?, ¿Puedes entenderme?

La pequeña asintió con timidez. Podía entenderla unas cuantas palabras. Pero no hablaba mucho aún.

— Bien... ¿Cuál es? Olvídalo, deja mejor intento adivinarlo. Soy bastante buena con esto de los nombres.— Comentó entretenida.— Tienes cara de Helga.

La niña levantó su mirada con una pequeña sonrisa. Como si la hubiesen llamado.

— ¡No puede ser!— Exclamó Astrid emocionada.— ¿En serio le atiné a la primera?, ¡Helga!

La niña aplaudió emocionada. Astrid besó su frente y la llevó con Hiccup quién tenia al bebé sentado a un metro de él jugando con un peluche pequeño que hacía ruidos.

— ¡Hiccup, Babe!— Llamó entusiasmada.— ¡¿Puedes creer que adiviné su nombre a la primera?!, ¡Se llama Helga!— Presentó con una sonrisa.— Oye por cierto, ¿Qué haremos con el trabajo?

— Le avisé a mi padre en la madrugada. Le dije que no iba a poder asistir por un par de días mientras me encargaba de los niños.— Informó terminando de cocinar.

Perfecto(2° Temp)Where stories live. Discover now