Mi padre agonizaba, mi hermana Bianca y mi madre Maria acababan de morir por la guerra reciente contra el reino de Ares, y mi hermanita Hazel, no paraba de llorar.
Estaba harto.
Mi suerte no podía ser peor...
Durante toda la prueba, me pasé pensando en el presagio, y solo había prestado atención a dos de los acompañantes; Will Solace, el chico que me había despertado del trance y Perseo Jackson, el chico que me había empapado de agua apestosa, quienes para mi sorpresa, me hicieron pensar en dos partes del presagio.
Si en el mar te fijas,
a los demás no podrás ver...
...
...y al sol en la mañana,
podrás ver...
Entonces, me dirigí a los dormitorios de los invitados. Iba a descifrar qué tenían aquellos dos acompañantes de especial.
Al llegar, escuché algo que me hizo acercarme a la puerta con el símbolo del reino de Poseidón;
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- No me fío de él sesos de alga...- Reconocí la voz de la princesa de Atenea, al acercar mi oído a la puerta.
- No temas, que yo te protegeré Annie...- Dijo la voz de un chico, medio en broma, y medio en serio.
- Sabes que me puedo defender sola,- Oí un golpecito, y supuse que la princesa había golpeado al chico- es que yo no creo que un reino deba ser dirigido por un niño...- fruncí el ceño, pues yo era el único "niño" que era rey por estos tiempos. Estaban hablando de mí.- Además, tú y yo ya teníamos planeado casarnos... eso, sin contar que tenemos cinco años de diferencia, no pienso casarme con un niño.
- No te preocupes demás Annie, estoy seguro de que el rey no te elegirá...
- Y eso, por qué?- Reconocí el enfado en la voz de la princesa.
- No parece que los búhos sean los tipos del rey...- Oí otro golpe, esta vez más fuerte.- Ey! Era un halago!!
Y bueno, puede que no haya sido mi mejor idea, pero me metí a la habitación. (Lo bueno de ser rey, es que tengo acceso a todas las habitaciones, y las puertas se abren y cierran, según mi voluntad).
No pude evitar alzar una ceja, interrogativo. Perseo Jackson, el acompañante que me mantenía despierto desde que me empapó con agua apestosa, estaba abrazando con fuerza a la princesa Annabeth. La princesa, en cambio, había invocado una daga plateada, y la sujetaba con fuerza, retándome con la mirada.
- Qué haces aquí?!- Preguntó la rubia, deshaciéndose del agarre del príncipe de Poseidón. Bufé divertido, al ver cómo el chico se caía con un sonoro golpe, al suelo. Vaya, quién lo diría... la princesita no ha sido solo una chica irritante y sabelotodo, resultó ser una guerrera mata-novios...- Respóndeme!!- Volví a fijar mi vista en la princesa.
- Soy el rey.- Dije con indiferencia, aunque realmente estaba riéndome por dentro, de la cara de la rubia.
- ERES UN NIÑO
- Tengo 14 años...- El príncipe de ojos marinos se había quedado sentado en el suelo, mirándome con miedo. Confirmo, ese chico era adorable. La princesa volvió a abrir la boca, pero yo continué hablando como si nada.- Escuché su conversación, ya sé que eso no es muy cortés de mi parte, pero como dije antes; yo soy el rey, y ustedes son los invitados, que el consejo me ha obligado a tener... el punto, es que no estoy de acuerdo con usted, princesa, mis padres tuvieron una diferencia de edad, de 10 años, y aún así, se amaban.- La chica volvió a intentar hablar, pero yo no se lo dejé.- Además, tampoco estoy entusiasmado por este compromiso, por lo que agradecería que dejasen este palacio por la mañana. Les deseo una feliz boda, y...- Observé en la habitación.- Bueno, está demás decir, que tienen que buscar de inmediato a sus hermanos para poder marchar...
Ambos se me quedaron viendo, yo solo rodé los ojos, y salí a buscar a ese William Solace... Solo espero que este no tenga un romance con otra de mis pretendientes, pues si echo a cuatro parejas, Minos no me va a dejar en paz.
