Nueve.

2.5K 229 7
                                    

Al final me decidí traerle al gimnasio porque era un lugar más tranquilo que el campo deportivo.

Observó el lugar con los brazos en jarra. —¿Dónde está la anciana? — metió sus manos a los bolsillos de sus pantalones.

—No le llames así, — me acerqué un paso a él. — aún es una señorita. — susurré.

Anciana no es un insulto, y ya tiene más de cuarenta, ¿aún es una jovencita? — levantó ambas cejas mientras se mantenía serio.

Permanecí callada un momento para admirar lo lindo que se veía. —La verdad es que me da igual. — admití, lo cual era cierto. — Sólo quería hacer más tiempo, aunque sólo ganara un segundo.

—¿Tiempo para qué? — inclinó su cabeza hacia uno de sus hombros. — ¿Va a venir o no esa mujer? No tengo tiempo que perder, estoy muy ocupado. ¿Sabes para qué me llamo? Lo sabes, cierto, sólo fingías.

Hmm, ella no te mandó a llamar, eso sólo lo dije porque estoy segura que Seokjin no nos habría dejado a solas. — jugué con mis dedos.

Soltó una corta carcajada. —¿Por qué?

—A-ahhh... bueno...

—¿Está celoso?— escupió. La manera en que lo dijo me hizo pensar que le era divertido, pero cuando le vi directamente al rostro, su semblante seguía siendo serio.

Hmm, yo no le llamaría así. Más bi-

—¿De mí? — se apuntó a sí mismo. Continué vacilando, después me di por vencida y asentí. —¿Debe de? — volvió a alzar las cejas, esta vez de una manera coqueta al mismo tiempo que curvaba sus labios.

Entré en pánico y quise cubrir su cara de alguna manera. Dios, deberían prohibirle que hiciera esa expresión, que seguro es ilegal. —¿N-no?

—¿No?

Negué repetidas veces. —¡No! — le di un suave empujón y reí aunque en lo más profundo me dolía no poder siquiera acariciar su cabello otra vez. —Estoy segura que no. — eran palabras verdaderas, no me atrevería a cometer una infidelidad a pesar se no amar a mi pareja.

La campana sonó y Yoongi giró hacia la puerta principal del gimnasio, luego volvió la vista a mí. —¿Qué necesitas? — preguntó.  —Llegaremos tarde.

Sentí calor en mi rostro, supe que estaba ruborizada por lo que estaba por decir. Fue algo que llegó a mi cabeza de inmediato y no me pareció mala idea soltarlo: —A ti. —él sonrió ampliamente y pude ver un tenue color rosado en sus mejillas. Yo también sonreí y llevé mis manos atrás de la espalda. —Te extraño.

Continuó sonriendo y sonrojado, lamió sus labios y asintió. —Bien, ¿eso es todo? — volví a reír. Yoongi no estaba siendo un idiota, tan sólo bromeaba, pues no sabe cómo reaccionar cuando le dicen esta clase de cosas y tampoco sabe mostrar sus sentimientos muy bien, por eso es que actúa así.

—Eres tan tierno. — subí mis manos hasta la altura de su rostro pero no le toqué, sólo fingí querer apretujar su bello rostro. —En serio te extraño. — volví a una postura normal. —Decidí que hoy seríamos sólo tú y yo, hasta media noche, ¿sí? No voy a aceptar pretextos o excusas, ya he esperado mucho para poder hablar contigo. Dime que estás de acuerdo y hazlo rápido, sólo tenemos cinco minutos de tolerancia.

—Estoy de acuerdo. — asintió. —Pero habrá una condición. —era muy bello para ser verdad.

—Dila.

—Necesito pensarla bien. Te la digo luego. — se acercó a mí y me tomó de la mano. —Ahora hay que correr o nos castigarán.

'Shōjo' SUGAWhere stories live. Discover now