¿Sin ti?

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Capítulo 12

 
(Demián)

Levantarme después de un golpe tan duro como el de anoche ha sido la experiencia más difícil y dolorosa a la que me he enfrentado, simplemente desperté sintiéndome vacío, los ojos me ardían, los tenía tan hinchados que, no podía abrirlos, jamás en toda mi vida había llorado tanto. El dolor de cabeza era intenso, pero nada se comparaba al dolor emocional que sentía justo en éste momento; preferiría estar en un hospital, que alguien me hubiera apuñalado despiadadamente para sentir otro tipo de dolor y no éste, no sé cómo hacer para liberarme de todo lo que siento, me duele, duele terriblemente; por un momento pensé en drogarme o embrutecerme en alcohol y así aligerar un poco todo, ¿Pero qué me ganaría? Olvidaría por unas horas lo que sentía y cuando pasará el efecto volvería a hundirme, entraría en un círculo vicioso, sin poder detenerme.

Me senté a la orilla de la cama, dejé los brazos en mis piernas y sostuve mi cabeza entre las manos, seguía con los ojos cerrados. Necesitaba escapar, encontrar la forma de perderme en el tiempo, hasta desee no haber conocido a Nadia, de verdad, lo desee con tanta fuerza, me pregunté si realmente estar enamorado de ella valdría la pena, ahora ya no tenía idea de lo que haría con mi vida.

Volví a recostarme en la cama y me tapé con el edredón, era como un escudo que me mantenía un poco alejado de esa realidad que dolía, que me mataba lenta y continuamente. Imaginé cómo sería el día de hoy para ella, podría jurar que todo estaría perfecto en su vida, no tendría por qué no serlo.

Miles de recuerdos atacaban mi mente, ella me perseguía hasta en los rincones más profundos de mi cerebro, era como si en vez de empequeñecer mis sentimientos por ella, se hubieran hecho más grandes, ¡Sabes que es así, no trates de negarlo! Mi consciencia me dijo fuertemente, era cierto, de la noche a la mañana no iba a dejar de amarla, en estos tres años en los que me dediqué a ella, mi amor por Nadia fue haciéndose más fuerte, genuino, especial e inquebrantable; entonces pude entender que a pesar de todo lo destruido y dolido que me sentía, mi amor por ella podría seguir intacto, si es que yo lo quería así, ¡Lo quieres Demián, aún lo quieres! Pero no, yo ya no estaba tan seguro de querer seguir amando a Nadia, porque ése amor me estaba consumiendo de la peor y más dolorosa manera, yo me estaba quedando en nada.

Me di un baño caliente, mientras dejaba que las lágrimas aparecieran, golpeé fuertemente el azulejo, estaba enojado, dolido, molesto, frustrado, me sentí un completo estúpido por no ver que algo estaba pasando con ella, pero es que ¿Cómo me iba a dar cuenta, si ella para mí era perfecta y mi idolatría me cegó hasta llegar a éste punto?

Sequé mi cabello con la toalla, y puse atención ante mi imagen reflejada en el espejo, tenía ojeras y mis ojos estaban muy rojizos, yo era un absoluto desastre, pero no importaba, ya nada me importaba. Regresé a la cama, y me acosté, maldije por no ser capaz de deshacerme de todos estos sentimientos, soy tan débil, ante ella yo no puedo, me desarma por completo, ella posee ese don exacto para llevarme del cielo al infierno si se le daba la gana, sin saber que yo existo en éste mundo y sin siquiera imaginar que para mí ella lo es todo, es mi universo entero.

Así pasé la tarde, retorciéndome en aquella cama, loco de celos, enfermo de amor, un amor que yo ya sabía que no podría ser, ya me había quedado muy claro, ver con mis propios ojos que estaba enamorada de alguien más era el peor castigo que podían darme, si de mí dependiera me arrancaría el corazón con mis propias manos para morir rápidamente, lo prefería millones de veces a sentirme de esta forma.

Por momentos deseé con todas mis fuerzas ser aquel chico, él estaba junto a ella, ambos tenían la misma edad, y sobre todo, Nadia demostraba interés por él; ¡Dios, fui tan iluso!, guardar tres años mis sentimientos para hacer las cosas "bien" y no lastimarla, ¿Todo eso, ahora de qué me servía? ¿Qué gané? Solo me pulverizó el alma.

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