Vas a quedarte 7

4.1K 309 16
                                    

Me cambié le buzo dos veces porque ninguno me parecía adecuado para acompañar a Lali Esposito al gimnasio. Durante estas semanas aprendí que todo el mundo estaba en cada detalle que sucedía a su alrededor; lo que me seguía pareciendo una locura.

Tomé una tostada de la mesa y corrí a la puerta.

—¿Por qué te vas tan temprano? —preguntó mamá sorprendida con una leve sonrisa.

—¿Es mi idea o cada día te veo más comprometido con tu trabajito? —rió Delfi levantando las cejas.

—Deberías aprovechar ese mundito para hacerte buenos contactos y pensar un poco en tu futuro, supongo que no quieres proteger a esa famosita toda la vida —agregó papá con su buena onda de siempre, yo simplemente solté una sonrisa porque estaba muy ocupada luchando con la tostada—. No te olvides que esta noche viene tu hermano y haremos un asado, así que trae las cervezas.

Le cerré un ojo y antes de irme le lancé dos besos a mis mujeres.

Ya estaba tarde para llegar a la hora que me pidió Lali, entonces corrí hacía la estación de metro y también corrí para llegar a la hora a su edificio; por suerte ya todo el mundo me conocía, así que entré directo al ascensor. Eugenia me abrió la puerta con carita de dormida y una bata, soltó una sonrisa en cuanto me vió y me dió un apretado abrazo con sus buenas energías de siempre. Lastima que no tenía una remota chance con ella pero la dejaría como un necesario amor platónico.

—Lali se está duchando, me dijo que irían al gimnasio —soltó una sonrisa y regresó a la mesa, estaba con una tablet leyendo el diario— ¿Ya desayunaste? —asentí y dejé mi mochila en el piso— Sólo para que sepas no es la mejor alumna en el gimnasio, pero le pone ganas y cuando se trata de perfeccionarse como artista es la número uno. Pienso que le viene muy bien todo esto de despejar la mente, porque lleva muchos días encerrada en ese estudio y sinceramente no es una mujer que nació para eso.

—Me di cuenta —reí y me senté junto a ella.

Eugenia me sirvió un vaso de jugo y lo puso frente a mí en la mesa.

—¿Ya te estás acomodando a esta vida un poco extraña de mi hermana? Debe ser difícil para ti que nunca tuviste este ritmo. Aunque todas las cosas que hacen en este momento es nada, después te vas a volver loco y te vas a divertir mucho mas. Está buenísimo ir de gira —dijo con una sonrisa.

—Me lo mencionó hace unos días. Dijo que me prepare para comenzar a trabajar de verdad —ella sintió y su celular comenzó a sonar—. A mi me gustan bastante esas cosas como estar de un lugar a otro.

En ese momento apareció mi jefecita con una tenida sport todo marca puma seguramente trabaja con esa marca, me saludó con una sonrisa y tiró un bolso al sillón

—Okay, estoy lista —dijo para ella misma y luego me miró—. Lanzani, lo único que voy a pedir es que seas un compañero que esté a la altura de la situación, no fuerces nada y si me desmayo revivo con una botella de vodka ¿entendido?

Eugenia movía la cabeza con una sonrisa.

—De todas formas no creo que sea difícil estar a la altura de la situación —agregó Eugenia jodiendo— Okay, adiós —nos estaba echando— Te vas, trabaja ese culo que se viene la gira y esos trajes lo necesitan.

Nos despedimos rápido y comenzó a mirar hacia todos lados esperando por el auto. Habían unos fotógrafos arriba de unos autos; yo los tenía completamente identificados a todos.

—¿Dónde se metió Will? —preguntó.

—Le dije que no lo necesitábamos —respondí moviendo el cuello de un lugar a otro, saqué mi celular y abrí el mapa— El gimnasio está cruzando Central Park, lo que nos viene perfecto para calentar y llegar en buenas condiciones —por cada palabra que dije su cara cambiaba de expresión y empeoraba la situación, tuve un poco de miedo pero suspiré recuperando valentía—. ¿Qué? ¿No te parece una buena idea bajarte del auto y poder disfrutar un poco de la ciudad? Además vas a favorecer a tu cuerpo.

Vas a quedarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora