26 de Diciembre de 2001

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Hola Alex,

Hoy ha sido un día muy divertido.

Ayer Mamá se enfadó mucho conmigo por abrir los regalos antes de que se despertara ella. Estuvo todo el día enfadada. Intente pedirla perdón con un dibujo pero no funcionó. Antes de dormir, me dio un beso en la frente y me sonrió. Mamá a veces es demasiado buena conmigo. Siempre me quejo cuando me abraza y no deja de darme besos en las mejillas, pero, en el fondo, es cuando más feliz me siento.

Esta mañana ya no estaba enfadada. Me he despertado y he olido a tortitas recién hechas. Me he levantado corriendo hacia la cocina. Las tortitas son – junto con los espaguetis – mi comida favorita en el mundo. Me he echado mucho chocolate y he conseguido comerme casi todas las tortitas que ha hecho Mama. Tenía la tripa llena. Le pregunté a Mamá si por la tarde podía quedar con Hugo. Mamá se ha empezado a reír y me ha dicho que si Hugo quería, podía quedarse a dormir también. Estaba tan contenta que he abrazado a Mamá con todas mis fuerzas. He intentado no hacerla mucho daño. En mi clase soy la más fuerte de todos y no quería hacerle daño a causa de ello. He ido corriendo a llamar a Hugo para que contarle que podía quedarse a dormir en mi casa y se ha puesto tan contento que he notado como saltaba de alegría.

Estaba impaciente.

No dejaba de mirar el reloj para ver si eran ya las seis y poder jugar con Hugo. Estuve toda la mañana viendo Digimon y vigilando a Mamá cada vez que llamaba por teléfono. Muchas veces Mamá llamaba por teléfono y se ponía a llorar. Nunca me explicaba por qué y me mandaba a la habitación hasta la hora de cenar. Pero hoy no lloraba. La veía sonreír todo el rato, incluso a veces la escuchaba reírse y yo no podía estar más contento. Comimos espaguetis con tomate y salchichas. De verdad, Alex, ¡Este es uno de los mejores días de mi vida!.

Después de comer me tumbé con Mamá en el sofá y vimos una película. La película no me ha gustado mucho. Iba sobre un chico que intenta enamorar a una chica entregándole una estrellas que ha caído del cielo. Después resultaba que la estrella era una chica con el pelo rubio, muy guapa y que brillaba cuando estaba feliz. Brillaba casi tanto como Mamá cuando no deja de reírse o sonríe porque he dicho algo gracioso (aunque la mitad de las veces yo no entienda por qué). Al final resultaba que la primera chica era mala y la rubia brillante era muy buena, tan buena que acababa casada con el chico. A la gente buena, tarde o temprano, le acaban pasando cosas buenas, por eso sé que algún día Mamá no dejará de sonreír y de reírse a carcajadas y brillará más que cualquier estrella en el universo.

Llegaron las seis y justo llegó Hugo. Hugo era muy puntual siempre y me encantaba. Cuanto antes llegara, más tiempo jugábamos juntos.

Hemos estado toda la tarde jugando con la videoconsola que me trajo Papá Noel. Mamá nos hizo un bocata de chocolate para merendar pero, al final, estábamos tan enganchados a la videoconsola que nos dejamos la mitad. Hugo vivía también con su Mamá. Su Papá también se fue no hace mucho. Le echaba mucho de menos y había días que Hugo estaba triste y se lo notaba. Yo nunca sé qué hacer cuando alguien está triste así que lo único que se me ocurre para ayudar es contar algo gracioso para hacer que la otra persona se ría. Me gusta mucho hacer reír a la gente. Una vez en el recreo, le conté a un niño un chiste tan gracioso ¡Que acabó meándose encima!.

Mamá nos avisó para cenar. Cenamos un vaso de leche con cereales otra vez. Aunque esta vez Mamá estaba más contenta, mientras cenábamos, la notaba pensativa, como si no nos estuviera escuchando.

Ahora estoy en la mesa de mi habitación con una luz muy pequeña para no despertar a Hugo. No podía dormir y quería dejar constancia de uno de los mejores días de mi vida.

¡Buenas noches, Alex!

L.

Ser una menos.Where stories live. Discover now