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Parte 7.

Al parecer todo marchaba bien entre aquellos dos apuestos chicos, volvían a verse caminando juntos por los pasillos de la escuela y volvían a ser los más populares, sólo que nadie sabía que aquellos chicos se gustaban.

TaeHyung había esperado tanto por el "¿quieres ser mi novio?", pero no ha llegado ese momento aún y eso era lo que más ansioso le ponía, aunque ya hubiesen pasado un par de semanas no entendía por qué JungKook no le hacía esa maldita pregunta, ¿qué tan difícil podría ser?

— Aquí no, JungKook, nos pueden ver — pronunciaba TaeHyung avergonzado —.

Las manos del menor trataban de que JungKook se detuviese. Ambos estaban en la parte trasera de la escuela, ¿haciendo qué? Todo lo que un adolescente y con calentura pudiese hacer.

— No me digas que tienes miedo, TaeHyung — decía burlón el pelinegro, besando el cuello del contrario y pasando sus manos por debajo del uniforme —.

— ¿Pero y si nos ven?

— Más adrenalina.

Al terminar de decir lo último, JungKook llevó sus labios al cuello del menor, besándole como si se tratasen de aquellos labios carnosos de su mejor amigo, el cual mordía su labio inferior con fuerza para evitar emitir algún sonido, pues aquello le provocaba cosquillas. Las tímidas alargadas manos del chico de cabello salmón tomaban la espalda del mayor, aferrándose a él.

— JungKook — pronunció en un débil tono de voz, sin embargo, no obtuvo respuesta del contrario —. JungKook — volvía a llamarle —.

— ¿Ahora qué, TaeHyung? — Alzó su mirada el pelinegro.

— Yo-

JungKook rodó sus ojos, alejando al menor.

— ¿Tienes otra duda? ¿Una inseguridad más?

TaeHyung miraba sorprendido a su mejor amigo, jamás le había hablado de esa forma tan irónica.

— ¿Qué te sucede, JungKook?

— ¿En serio lo preguntas? Me estoy saltando mi entrenamiento para estar aquí contigo y tú pareces mujer virgen que no tolera ni un toque.

— No debes ponerte de esa manera... Sólo quería decir tu nombre y decirte lo mucho que me encanta que beses mi cuello de esa forma — bajaba su mirada —.

Claro que mentía, no iba a decirle eso, pero no quería verlo de esa manera.

— Bien.

JungKook soltó un quejido, separándose del contrario, rascando su nuca y llevando la vista a otro lado, demostrando en su faceta lo molesto que estaba.

— Mejor te veo después, iré a mi entrenamiento, ya vete a tu casa — pronunciaba el pelinegro, tomando todas sus cosas que estaban en el suelo —. Adiós.

TaeHyung mordía su labio inferior, lo habían arruinado por completo. Antes de que su mejor amigo se fuera por completo, tomó la muñeca de este para detenerlo.

— JungKook, ¿cuándo me pedirás que sea tu novio?

Al escuchar esto el antes nombrado, soltó una risa por lo bajo, sonriendo incrédulo a lo que había oído.

— ¿Hablas en serio, TaeHyung?— El mencionado asintió su cabeza —. Bueno, no lo sé, lo pensaré, ahora debo irme.

Sin decir nada más, el pelinegro se fue, dejando al menor ahí sólo, el cuál sentía una presión en su pecho, se sentía mal por no tener en esos momentos a JungKook y ahora más que le había dejado con la sensación de sus labios en su cuello, haciéndole sentir un cosquilleo por todo su cuerpo, prendiéndose sus mejillas de ese color rojizo, dando a entender que comenzaba a calentarse sin la presencia de ese pelinegro, imaginando su cuerpo bien formado, su voz ronca y agitada, al igual que sus manos tomando su cuerpo. Sin dudarlo tomó sus cosas y corrió hacia donde entrenaba JungKook, era en la cancha principal. Al llegar notó a varias chicas que iban a observar el entrenamiento, bueno, iban más para ver a JungKook y a otros jugadores famosos de fútbol soccer de la preparatoria.