Capítulo Quince

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Después de que Mario me cargara en su hombro me llevó hacia el carro que estaba a unos metros del lugar donde nos encontrábamos, abrió la puerta del auto y me sentó en este, no, corrección, no me sentó, el literalmente me lanzó en el asiento y si no hubiera sido porque yo me sujeté de él hubiera recibido un golpe bastante fuerte en mi ser.

Mario rodeó el auto rápidamente y se montó inmediatamente dentro de el, se ajustó el cinturón de seguridad y lo encendió, yo estaba esperando a que arranque a toda velocidad pero no lo hizo, simplemente me miró

- Póntelo - me dijo fría y seriamente - No queremos que salgas disparada fuera del auto ¿O sí Isabella? - ¿Enserio me estaba diciendo esto?

- Literalmente me acabas de lanzar al asiento, casi me doy un buen golpe en la cabeza - lo miré directo al los ojos, los cuales estaban de un extraño color, parecía que se había mezclado su color de ojos natural con el rojo intenso de hace un momento y se veía realmente extraño - No lo haré -

Él suspiró ruidosamente mientras cerraba sus ojos y daba pequeños golpes en el volante con sus dedos, como si tratara de tranquilizarse a si mismo con esta acción, luego paso casi todo su cuerpo encima del mio y agarró el cinturón pasándolo sobre mi cuerpo con una extraña delicadeza, posteriormente me miró de arriba abajo como lo había hecho hace un rato, se acercó lentamente hacia mi y quedó a una distancia realmente incómoda, me miró a los ojos y por alguna extraña razón no pude apartar la mirada me sentía como si estuviera hipnotizada y el tiempo empezó a transcurrir lentamente.

- Woah!! - se escuchó un grito a lo lejos - Que vivan los novios, ¡SÍ! - salí del raro trance en el que había entrado y tanto Mario como yo dirigimos la vista a la persona que había gritado, era Donovan. Mario giró los ojos y se quito de encima de mi para luego colocarse en su asiento y poner el auto en marcha.

Llegamos a la casa en la que había estado anteriormente, donde me habían encerrado en una sucia y horrible celda, definitivamente no quiero volver a ese espantoso lugar

- Tal vez tengas algo de hambre - dijo Mario a mis espaldas una vez que ya estábamos dentro de la casa - Sin embargo me temo que todos los empleados que trabajan en la casa se encuentran en la fiesta de la boda - avanzó hasta una pequeña mesa en donde estaban ubicadas varias llaves de diversas formas y tamaños, dejó las cuales pertenecían al auto en el que llegamos hasta aquí, avanzó hacia la cocina y por alguna razón lo seguí - La verdad no se cocinar, pero podría intentar algo - me miró en busca de una respuesta

- Si nos hubiéramos quedado más tiempo en el evento, quizás podríamos habernos deleitado con la comida que se encontraba ahí la cual se veía muy deliciosa - le dije algo irritada, era algo impossible estar de buen humor en un lugar donde no quieres estar y lógicamente con quien no quieres estar - No entiendo tu prisa por venir aquí, no hay nada que hacer y para mejorar la situación no hay comida - me giré saliendo de la cocina y agarrando el enorme y abultado vestido del que ya me había cansado - Si me disculpas iré a sacarme este molestoso y pesado vestido -

- Ya estaba cansado del alboroto del lugar, además Dean insistía en... - se quedó en silencio un rato y luego aclaró su garganta - Buscar un lugar más privado por decirlo así - claro un lugar más privado, para que querría yo estar a solas con este y su animal descontrolado

- Como sea - giré los ojos y continué mi camino hacia la habitación donde me había estado quedando anteriormente, sin embargo para mi gran sorpresa mis cosas ya no estaban ahí - ¡Mario! - lo llamé alto para que me escuche abajo

- ¿Si? - contestó al instante - ¿Qué ocurre? - llegó hacia donde me encontraba y se quedó parado a mi lado

- Aparentemente alguien ha entrado y robado todo mis cosas porque no veo nada aquí - me giré para verlo al rostro - ¿Sabes lo que ha pasado?

- Olvidé mencionarte ese detalle, ahora dormirás en mi habitación - me agarró de la cintura ligeramente y me condujo a través de un pasillo a otra habitación, abrió la puerta y tras ella estaba un gran dormitorio - Estamos casados y por lo tanto actuaremos como tal - me separé de él abruptamente

- No quiero compartir cuarto contigo, mucho menos una cama - me asusta tener que dormir en el mismo lugar que el, y que su extraño y salvaje lobo

- No siempre es así, ¿Sabes? - me miró - Suele ser muy amable y controlado, sin embargo no entiendo porque actúa de esta forma tan...primitiva - ¿Ah? De qué estará hablando ahora

- No entiendo ni una palabra de lo que dices - lo mire extrañamente

- Me refiero a Dean, el no es así, usualmente - suspiró pesadamente - Como sea, sácate el vestido y ponte ropa cómoda, ya veremos que podremos hacer para alimentarnos -

- ¿Acaso ahora lees mis pensamientos o algo? Porque si es así, déjame decirte que me molesta y mucho - crucé los brazos y le envíe la peor mirada que pude -  Explícame como supiste lo que pensaba -

- No es voluntario, Isabella - avanzó y se sentó en una de los sillones que estaban en la habitación - Es uno de los efectos de la ceremonia de sangre, puedo escuchar ciertos pensamientos tuyos y sentir algunas cosas que tu sientas -

- No me gusta que lo hagas, prohíbo que te esté metiendo así en mi mente, ¿Entiendes? - le dije mientras avanzaba al armario para cambiarme el vestido

- Entiendo, pero no puedo evitarlo es algo que viene a mi mente y ya - pasó sus manos por su cabello repetidamente y lo despeinó - No se si se puede controlar o algo así, no lo había experimentado antes, de hecho creo que ese efecto también funciona para ti, pero es más débil porque eres humana, obviamente -

- Lo dices como si fuera algo malo - lo miré de mala manera - Odio que esto pase y si encuentras una manera de no seguir haciéndolo, úsala - me giré nuevamente hacia la ropa - Ahora largo de la habitación, me voy a cambiar -

- No lo creo, no me podría perder algo que veré de todas formas eventualmente - se relajó en el sillón -  Puedes proseguir con lo que estabas haciendo - lo miré perpleja

- Si no te vas ahora mismo juro que el zapato que te lancé aquella mañana no va a parecer nada - le mostré uno de los zapatos de tacón - En comparación con el dolor que te podría causar estos -

- Nada que sea difícil de sanar con mis habilidades curativas desarrolladas - se levantó de dónde estaba sentando - Pero como digas, te espero en la cocina - abandonó la habitación cerrando la puerta y al fin pude respirar bien, esta vida será muy complicada de sobrellevar

Casada con el lobo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora