Capitulo 02

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Después de ducharme, sentir el calor de mi hogar y oler a jazmines, me tiré sobre mi cama arropándome en las mantas bordo de hilo egipcio, un obsequio de mis padres por mi mudanza. Tomé mi celular, viendo las noticias de última hora en el televisor y había asesinatos entre pandillas, algo que había dejado de existir hace años pero el odio y la represión obligaba a la gente a temerse entre sí. No tenía sentido, debían unir a las personas, no asustarlas y quitarles la vida por unos sucios billetes, o solo por un comentario. Era deprimente, ¡Demonios! Pasé a mis redes sociales, donde tenía un nuevo contacto para agregar a mi cuenta de tatuajes en PhotoSimulation, una aplicación donde publicaba mis dibujos y mis trabajos para conseguir clientes. Acepté al nuevo contacto, viendo que no tenía amigos en común. Abrí el perfil del chico pero estaba todo bloqueado, solo vi la foto de un perro sentado sobre una silla. Me encogí de hombros y seguí viendo otras cosas en internet, borrando viejas fotos y vídeos de mis amigos. Cuando mi estómago empezó a manifestar apetito, tuve que dejar mis cosas e ir a la cocina para preparar algo de comer. Abrí la nevera, donde no tenía muchas cosas y decidí hacer una pequeña ensalada de frutas. Tenía frutillas, naranjas, duraznos y banana. Tomé todo eso, cortando uno por uno y colocándolas en un bol. Luego, pensé agregarle crema pero no tenía más, lo último se consumió en el cumpleaños de Lion. Volví a la habitación, metiéndome en la cama y dejé el bol de la ensalada sobre la mesita de noche. Agarré el teléfono, donde tenía dos mensajes sin leer.

Chico: Necesito que nos veamos.

No te haré daño, lo prometo.

Definitivamente, aquello sonaba como la invitación a un homicidio intencional. Borré los mensajes bloqueando al contacto, me dio miedo. Pero, tuve curiosidad de saber quién demonios era. Hace tiempo que no navegaba en los datos de internet, desde que tenía dieciocho años y estuve cerca de ser arrestada por violación a la privacidad de las personas cuales hackeaba por aburrimiento. Esta vez, sería por precaución. Busque mi laptop, abriendo el sistema y entrando a unos programas de seguridad en caso que quieran rastrearme por algún inconveniente, dudaba que sucediera en verdad. Abrí el perfil del chico, donde el perro sentado era una cámara virtual, le bloquee con más razón de no ser espiada. Luego, abrí el álbum de fotos reprimidas al público y lo que vi fueron anuncios de un negocio sin fines de lucro. Algo en Suiza.

-¿Quién carajos sos...?-dije sorprendida por el interés de esta persona en verme- A ver, tus otras cuentas-murmuré con curiosidad.

Tomé otro camino de códigos, bajando más datos y descubrí dos cuentas en Facebook, creo que ambas eran falsas. Y, otra de una empresa independiente en búsqueda de inversores. Pero, no sacaba el nombre del chico. Cerré la laptop frustrada de no hallar nada sospechoso, nada más quedaba verme personalmente. Por las dudas, llevaría una pequeña daga como seguridad personal.

Yo: Sí, claro...¿quieres una sesión? Tengo libre el martes por el mediodía.

Quise sonar indiferente como si fuera que confiaba en él, que pasaba seguido de verme con extraños. Más bien, sonaba como una víctima tirándose al abismo. No me quedaba más que sacarme las dudas y los miedos de tener un enemigo.

Chico: Nos vemos en Carlitos, al mediodía...Cualquier cosa que suceda, avísame.

Yo: Perfecto, nos vemos a las doce.

Arrojé el teléfono a un lado. Tiré mi largo cabello castaño casi rubio hacia atrás, rascándome con nervios. Me levanté para guardar la laptop en un cajón, luego tomé mi ensalada de frutas comenzando a comer, mientras veía la pantalla holográfica de la televisión donde pasaban una novela argentina, bastante mala para poner interés de mi parte. Pensé que era raro que mi habilidad informática, profesionalmente no pudiera descubrir quién era este muchacho que interesaba verme tan pronto. Es decir, viaje a Estados Unidos para perfeccionarme en una buena universidad por seis meses, sin mencionar a nadie de mi viaje porque no quería distracciones ni disgustos. Terminé de comer, dejé el bol sobre la mesita y decidí descansar un poco, apague los aparatos desde el celular, incluso la luz del dormitorio. Y, trate de despejar mi mente para dormir tranquila, sin tensiones.

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