Capitulo 06

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La cita con Gabriel no era algo que esperaba que sucediera, en realidad no creía cruzarme con él y aquí estaba, frente al hombre que cambio mi vida desde los quince años, quien creí que sería el amor de mi vida y tendríamos un futuro juntos, atravesando todo tipo de amenazas. Su plan era ser su secretaria ejecutiva desde su idea de evolucionar la tecnología actual con un proyecto de seguridad, más fuerte y con probabilidad de ser exitosa. Gabriel se recibió como ingeniero electrónico en una prestigiosa universidad de Suiza, lugar que se mudo a los diecinueve años luego de recibir una beca y el año que nos separamos, parecía que quería reconstruir todo.

-Te daré unos días para que decidas mi propuesta-dijo Gabriel, tomando un bocado de su porción de torta de chocolate.

-¿Qué probabilidad hay que funcione?

-Tal vez, un sesenta por ciento de posibilidad-respondió, asentí con la cabeza-, te explicare con más detalles cuando decidas aceptar el trabajo.

-Está bien-susurré, aun no creía que Gabriel estuviera delante de mis ojos. Tan maduro y seguro de su proyecto, tan guapo e inteligente-. Lo pensaré

-Es bueno volver a verte, Anara.

Me sonrojé. Gabriel saco su tarjeta de crédito para pagar la cuenta desde la tablet, dinero digital desde una cuenta bancaria a través de una tarjeta. Bastante útil, este método existía desde hace décadas. Gabriel se reincorporó de la silla, me miró por un momento y sonrió con arrogancia. Esa sonrisa no había cambiado nada, sino que era mucho más encantadora y sensual que la primera vez que lo vi. Se despidió, alejándose de mí dejándome a solas con mi helado reducido en azúcar. Vi a Gabriel saludar a la recepcionista, salió del bar. Suspiré, pasando mis manos por mi cabello y me quedé confundida. Gabriel me propuso ser su secretaria ejecutiva, luego de despedir a su otra asistente por intentar robarle los planos y llevarse el crédito ¿Pero, por qué confiaba en mí? ¿Por qué volvió al país? Recibí un mensaje de Adda, quería verme en la noche y presentarme a su amigo ¡Maldición! Ni siquiera puedo controlar mis sentimientos por Gabriel y mi mejor amiga estaba preparándome una nueva cita. Creo que podría utilizar al nuevo chico como una distracción. Termine de comer mi helado de vainilla y chocolate, pagué mi cuenta con dinero, porque no era tan millonaria como Gabriel para sacar una cuenta bancaria, además no tenía un trabajo estable.

A la noche, estaba buscando un conjunto casual para encontrarme con Adda y su amigo, Samuel Lynch. Nos veríamos en el mismo bar de siempre, tenían buenas bebidas y la música era de nuestro gusto. Elegí una chaqueta de cuero, una blusa de cuello tortuga y unas mallas negras. Unas botas estilo militar, un bolso de mano. Me maquille un poco, quería ser casual pero atractiva para impresionar a Samuel. Ya tenía media hora para verlos, asique me apresure en ordenar la ropa que deje en la cama indecisa. Recibí un mensaje de Adda.

Adda: Ojala uses el vestido negro que te regale el año pasado, dejarás embobado a Sam.

Yo: No es la idea, quiero sentirme cómoda y no mostrar mi pecho en la primera cita.

Adda: Aburrida.

Guardé lo que necesitaba en mi bolso, apague las luces desde el móvil y salí del departamento, dirigiéndome al ascensor encontrándome con mi vecino, un chico de unos treinta años que trabajaba en una constructora, solíamos hablar sobre deporte y tecnología, pero cuando se puso de novio dejo de ser simpático, sino que, empezó a ignorarme. Lo salude por respeto, pero él no dijo nada. Subimos al ascensor, bajando al hall principal y salimos al mismo tiempo, tomando caminos diferentes. Soy una chica intelectual que puedo aburrir a las personas, tengo pocos amigos y menos suerte que cualquier otro mal aventurado. Por esta razón, mi vecino dejo de hablarme, capaz que se aburrió de mí, no tenía mucho sentido que su pareja tuviera celos de mí, solo lo vi dos veces. Me dirigí a tomar el bus, tenía media hora de viaje hasta el lugar del encuentro.

Llegué al bar llamando Otto, tenía paredes anaranjadas y luces muy bajas, fluorescentes. Este era el bar donde conocí a Adda, solía trabajar como camarera antes de decidirme por ser tatuadora. Entré al lugar, buscando con la mirada a mi amiga entre toda la gente. Era temprano pero había mucha clientela, me sorprendí. Y, sentí que alguien tiro de mi mano uniéndome a su lado. Giré mi cabeza asustada por la sorpresa, era mi amiga con una sonrisa altanera.

-¡Estúpida!-le espeté, ella sonrió- ¡Vas a matarme, déjame!

-Todavía no llego Sam, está buscando estacionamiento-ignoro mi reclamo, miré a su lado y solo vi su bolso con flecos marrones- ¡Vamos, amiga! No puedes huir.

-Estoy buscando una excusa...

-Ahora, dime que sucedió esta tarde...Sé que te viste con alguien.

-¿Cómo...?-dije arqueando una ceja.

-Es que, te vi...Iba en el mismo colectivo, pero no te salude porque quería saber a dónde ibas...Asique, ¡Dime!

-Eres toda una molestia, Adda-dije, cruzándome de hombros- Creo que olvide mis cigarrillos, ahora vuelvo.

Pegué media vuelta, pero la mano y las largas uñas rojas de mi amiga me detuvieron. En realidad, había dejado de fumar hace dos años y ella fue testigo de mi esfuerzo, dedicación. Tuve que mentirle, solo fui cenar porque hace tiempo que no comía en Carlitos y nada más. Esperaba que dejará de preguntar, no quería imaginar cómo se pondría si se enteraba que me encontré con mi ex novio luego de ocho años. Me senté a su lado, ella sonrió cuando alguien estaba abriendo la puerta del bar ¡Qué vista! Apenas pude notar al chico que caminaba entre las mesas y las personas que bailaban. Parecía mucho más lindo e inteligente que la fotografía. Era Samuel Lynch, tenía unos 32 años pero aparentaba tener menos y su sonrisa blanca era encantadora, hasta tentadora.

-Hola-saludó con un tono profundo, era algo normal casi ronco. Creo que fumo antes de entrar- Soy Sam.

-Anara Klarson, un gusto-sonrió con esfuerzo, y tomo la mano que él me extiende. Es fuerte, su apretón es firme y confiado. Podría estar toda la maldita noche analizando las características de este chico, parecía un muñeco de niñas. Todo era encantador, súper chuli y bronceado- Adda me habló bastante de vos, y me sorprende la diferencia de la televisión.

-Sí, las tomas siempre son distintas.

-Ya veo-sonrió con amabilidad. Mi amiga se disculpa para dejarnos unos minutos a solas mientras pasa al baño- ¿A qué te dedicas?

-Soy analista de sistemas, reparo máquinas y las programo.

-Genial, soy programadora, también-le comente, tenía que conversar de algo y lo mejor de todo, que el chico tenía dudas que fuera conocedora de sistemas- Estudie la primera base del internet, luego descubrí como entrar y desde ahí, supe que era mi destino.

-...No esperaba que fueras informática, quería impresionar.

-Estamos avanzados, la tecnología evoluciona.

-Cierto, solo necesitamos un sistema de seguridad más potente.

Gabriel tenía el plan para un proyecto de seguridad informático, él quería proteger a la gente de la excesiva revolución de computadoras y aplicaciones. Lo vi confiado de su idea, hasta impresionado de verme de nuevo. Y, Sam solo sabía manejar los programas pero no controlarlos ni modificarlos como yo sabía hacerlo, desde los diecisiete años. Tuve que oír sus reclamos por la tecnología mal empleada en la humanidad, como las placas madres eran menos potentes y por qué el Tercer Ojo quería controlar la mete humana.

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⏰ Last updated: Feb 22, 2020 ⏰

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