el frio puede ser calido / capitulo 8

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La llegada de Priscila fue un cambio para todos, tanto vampiros como humanos (los pocos que habían). Aro había ordenado que se le diera mantenimiento inmediato a la cocina, pero al estar tantos años sin ser utilizada, había muchas cosas que tenían que ser remplazadas. Por el momento, Priscila tenia que comer fuera del castillo, algo que a ella le encantaba; no le gustaba pasar mucho tiempo encerrada.

Aro no quería que los demás humanos que, trabajaban para ellos, tuvieran contacto con Priscila, pero al enterarse de su cercanía con Bianca, era ella quien acompañaba a la chica para comer. En un ambiente lleno de vampiros, le venia bien una amiga.

Bianca se había vuelto cercana a Priscila, y Alec, cada vez era más lejano.

—No deja de sorprenderme lo mucho que comes —Bianca miraba como Priscila terminaba  su tercer plato.

—Aprendí el valor de la comida a las malas —dijo mientras se llevaba espaguetis a la boca —nunca sabes cuando vas a dar tu último bocado.

—Concuerdo completamente contigo, pero yo temo que al entregar un sobre no vuelva a hacerlo nunca más —Bianca sólo movía su comida —claro, eso cambio desde tu llegada. Gracias a ti, Gianna y yo seguimos vivas... Por el momento.

—¿Puedo saber como Gianna y tú llegaron con los vulturis? —preguntó Priscila.

Bianca siempre parecía estar sufriendo, sin importar que Priscila intentarla hacerla reír, su sonrisa no llegaba a sus ojos. Todos los humanos que trabajaban con los Vulturis eran así, entonces Priscila se preguntaba: ¿porque ir a un lugar donde sólo te esperaba la muerte?

Bianca tragó saliva, no quería recordar esa historia; pero quería contársela a Priscila, quería desahogarse con alguien.

—Mi hermana y yo, vinimos a visitar Volterra —comenzó a relatar —decidimos venir a este lugar porque Gianna era fanática de los vampiros, aún lo sigue siendo. Un día vimos a un grupo de turistas rodear a una hermosa mujer, ella contaba historias sobre vampiros y unos subterráneos secretos en el castillo donde solían vivir algunos. Dijo que nos llevaría hasta ese lugar y nos daría un recorrido, nosotras, al igual que los demás, la seguimos. Gran error.

Mintió sobre que en ese lugar solían habitar vampiros, no nos dijo que ellos aún vivían ahí. La seguimos sin saber que nos llevaba a nuestra muerte ¡pero como no hacerlo! ella era tan hermosa que inspiraba confianza.

Tan sólo entramos a la sala, todos se lanzaron contra nosotros. Vimos como comenzaban a matarnos de uno en uno, nosotras eramos las siguientes, hubiera deseado que fuera así, pero no lo fue. Gianna exclamó su admiración por ellos y que quería convertirse en vampiro, dijo que yo era su hermana y que quería lo mismo que ella. Aún no puedo creer que no nos mataran.

Nos dijeron que si les servíamos, nos cumplirían nuestro deseo. Yo nunca creí en ellos, pero con tal de mantenernos vivas mas tiempo, lo hice. Ella aún sigue creyendo que nos transformaran algún día en vampiros; pero yo se, que en lo único que nos transformaran... será en cadáveres.

—Eso no pasara mientras yo este aquí —Priscila le había tomado cariño a Bianca, y ella siempre defendía a las personas que quería.

—Te lo agradezco mucho Priscila —dijo con sinceridad.

Bianca sonrió débilmente. Hablar con alguien sobre lo que había pasado, era difícil, pero de alguna manera se sentía bien hacerlo.

—¿Puedo hacerte otra pregunta? —Priscila rascó su nuca nerviosa.

Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi.  [TERMINADA]Where stories live. Discover now