Claros mensajes / capitulo 24

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Destellos rojos, fue lo único que se logró ver antes de que Irina cayera al suelo. En ágiles y rápidos movimientos, aquel ser había cortado el cuerpo de Irina en pedazos. Caius termino con el trabajo al prenderle fuego a sus restos.

El dulce olor de la chica había llegado a sus narices, pero ninguno se movió, pues ese olor estaba cargado de peligro. Aro sonreía ampliamente al ver el rostro asombrado y atemorizado de los presentes, el combate no había iniciado, y el ya había ganado. Eso creía.

Lo único que se escuchaba en la explanada, eran los murmullos de ambos bandos, pues los únicos que conocían el poder de la chica, eran los miembros más cercanos de la guarda.

Unos gritos sacaron a todos de sus pensamientos. Las hermanas Denali se acercaban dispuestas a atacar. Ambos bandos se movieron inquietos y avanzaron unos pasos. Los Vulturis esperaban el ataque, pero nunca llego.

La mirada del vampiro de ojos ámbar recorrió a los tres ancianos. Los Vulturis tendrían que intentar algo más para lograr que los vegetarianos perdieran los estribos, por suerte ya tenían algo planeado. El dolor punzante de Jane atravesó al progenitor de la niña inmortal, pero después su don dejó de tener efecto.

Jane, sorprendida por lo que acababa de pasar, intento usar su don en cada uno del clan contrario, y nada. Comenzaba a frustrase, no entendía porque su don no funcionaba, hasta que su mirada se cruzó con aquella chica que tanto odiaba, Bella Swan. Soltó un sonoro grito que sobresalto a todos, a excepción de los ancianos. Si había algo que a Jane le molestaba, era que su don no fuese efectivo. Tomo impulso, dispuesta a saltar para borrarle la sonrisa a aquella vampira, pero su hermano la sujeto del brazo.

Alec dio suaves palmadas en los hombros de Jane, pero a él también le había sorprendido que el don de su hermana no hubiese sido efectivo. Entonces dio unos pasos hacia adelante decidido, y dejo salir de sus palmas su neblina. Pero al igual que los dondes de Jane y Chelsea, su don choco contra aquella barrera de blindaje. Su neblina rodeo por completo al los del bando contrario; pero la espesa bruma se deformo tomando una forma peculiar. Los vegetarianos y los lobos, parecían estar resguardados dentro de una esfera.

—Aro, no se ha quebrantado ninguna ley —la voz tranquila del líder del clan contrario, se había convertido en una hostil.

Tras recibir una orden de Aro, Alec quito su neblina sin rechistar. Mientras quitaba lentamente su bruma, no paraba de buscar en el proceso algún hueco en aquella burbuja. Era impenetrable.

Aro soltó una pequeña risa al ver como se habían pegado unos con otros, en un acto de protección.

—De acuerdo, pero eso no quiere decir... que ya no existe el peligro —la voz de Aro sonaba peligrosamente tranquila.

Abrió los brazos mirando a sus súbditos, y exclamó:

—Con su tecnología moderna, los humanos han creado armas que podrían destruirnos. Proteger nuestro secreto, es sumamente importante, en tan peligrosos tiempos. Sólo lo conocido es seguro, ¡sólo lo conocido es tolerable!. Y no tenemos idea de lo que esta "niña", podría provocar —la actuación de Aro era muy realista, parecía estar preocupado. O tal vez si lo estaba — evitamos una pelea hoy, para dejar de existir... Mañana.

Caius sonreía maliciosamente, no había nada que impidiera la destrucción de los Cullen. Los testigos se movieron ansiosos ante las palabras de Aro. Si existía un ser mas peligroso que los vampiros, eran los cobardes de los humanos.

Todo el bullicio que se había formado, fue interrumpido cuando dos figuras se adentraron a la explanada.

—¡Alice! —chilló Aro.

Pysches I: El Frío en La Sangre / Alec Vulturi.  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora