Capítulo 17.

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Miré a Louis con preocupación. Éste respiró profundo y asomó su cabeza por los pasillos. Después de unos minutos, me hizo señas con su mano para que corriera hacia la cocina. Al parecer tía Melany estaba viendo una película con su esposo Gastón en la sala como para voltear a ver hacia la cocina.

Cuando estuve allí, levanté mi pulgar hacia Louis y asintió, me hizo una seña de un teléfono con su mano y yo sonreí un poco nervioso. Me iba a escapar de casa y mi primo me estaba cubriendo, sería complicado pero tendría que hacerlo, Rylie me estaba esperando.

Dejé ajustada la puerta de la cocina y salí lo más rápido que pude hacia el parque cerca de la casa de mi tía. Ya cerca pude distinguir su cabello lacio castaño, su cabeza girando hacia la izquierda y derecha intentando buscarme.

Sonreí y la abracé por detrás pasando mis brazos por su delgada cintura mientras le daba un pequeño beso en su hombro. Ella dio un pequeño brinco pero luego se relajó la girar un poco su cabeza y toparse con mis ojos.

-Hola -susurré.

-Pensé que no vendrías -dijo ella y pude apreciar su iris azul resaltando entre lo rojo que se encontraban sus ojos.

-Salir de casa de mi tía es un poco complicado pero no imposible -me di la vuelta para estar frente suyo, tomé su mano y la dirigí hasta una banca para sentarnos y hablar con claridad.

-Supongo que si va contra las reglas nada es imposible para ti -sonreí por unos segundos pero luego la miré con preocupación.

-¿Cómo te fue el día de hoy?

-He tenido días mejores -soltó una risa sin gracia y una lágrima se deslizó por su mejilla.

-No puedo entender tu dolor y créeme que soy muy malo consolando -suspiré-, pero puedo ser tu pañuelo de lágrimas si eso te  hace sentir mejor.

-Siento que es mi culpa, ¿sabes? -tomó mis manos-. Siento que lo pude haber detenido.

-Eso es imposible Rylie, un paro cardiaco es algo fisiológico, algo que estoy seguro de que tu no provocaste -me encogí de hombros-. No hubieras podido hacer nada al respecto.

Sus ojos azules me miraron con gran profundidad. Parecía querer decirme tantas cosas pero a la vez parecía no tener nada que decir. Al final asintió y recostó su cabeza en mi hombro.

-Lamento no haber contestado tus llamadas o tus mensajes.

-No te preocupes -negué y acaricié su suave cabello-. Estabas con tu familia. Antes lamento yo el haberte molestado.

-No lo hagas, tus llamadas me daban una especie de confortamiento, sentí que alguien más me apoyaba.

Quería besarla, así fueran solo unos segundos pero quería hacerlo. Tomé el atrevimiento de levantar su barbilla y mirar sus lindos ojos azules, pero cuando quise acercarme más el sonido de mi celular me interrumpió haciéndome suspirar con frustración. La miré con una disculpa en mi rostro y ella solo asintió.

-¿Sí? -dije con un poco de enojo.

-Oh no, conmigo no te desquites -dijo mi primo y rodé los ojos-. Le dije a mamá que estás durmiendo, pero pronto hará la cena y si no te encuentra entonces tendrás problemas. Sigue en tu burbuja. Adiós -colgó sin dejarme hablar.

-Lo odio -dije entre dientes.

-¿Era Benny? -preguntó Rylie con el ceño fruncido.

-No, era mi primo. Tengo que volver a casa, lo siento -me levanté de la banca y ella siguió mis pasos-. Mi tía no es muy permisiva.

Los Hermanos RyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora