CAPÍTULO 1

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ÁNGEL

La decimoquinta alarma de la mañana me indica que llego tarde al instituto. Me miro al espejo y ajusto la corbata de uniforme sin meterme aún la camisa debajo de la falda. Arreglo mi pelo desordenado con mis dedos y bajo, tirándome por la barandilla de la escalera. Abajo está mi padre con su típico traje y corbata perfectamente arreglado. Cojo una manzana roja de la cocina y salgo corriendo dándole un beso a mi padre en la mejilla.

El coche con el chófer me espera y cuando entro él empieza a conducir mientras que yo limpio la manzana con la manga de la camisa. Dejo la fruta a un lado y me agacho para ponerme las calcetas y cuando, en algunos momentos, le pego patadas al asiento del conductor, éste me da miradas cargadas de odio que yo repito hacia él.

Llegamos al instituto y pega un gran frenazo que hace que mi frente choque con su asiento. Lo miro cabreada y él me señala la puerta con la cabeza. Salgo del coche y cierro de un portazo, para después darle una patada al coche y escupir en él. Se va rápidamente y yo puedo ver a mi mejor amiga Verónica en la puerta del instituto con los brazos cruzados, evidentemente cabreada. Me acerco a ella con miedo, porque sé que me va a regañar. Observo su pie pisar una y otra vez el suelo con furia, sus ojos azules mirarme enfadados y en el momento que echa su pelo rubio hacia atrás, sé que no será fácil arreglar esto.

Se acerca a mí y mete la camisa dentro de la falda, suspirando. Arregla mi pelo en una coleta alta y me agarra de la muñeca para hacerme avanzar hasta el interior.

-Si yo estoy cabreada, imagínate James, Ángel. - bufo apartando un pelo de mi cara.

-No quiero ni imaginarlo-susurro y ella niega con una leve sonrisa.

Cuando entramos veo a nuestro grupo parado en mi taquilla, todos con cara de perros muertos, evidentemente esperando a que yo llegue para echarme la bronca, como siempre.

-¡La tengo! -grita con alegría Verónica mientras me arrastra hacia ellos.

James me mira con el ceño fruncido y se acerca a mí rápidamente. Verónica se aleja, entendiendo las señales que él le manda con sus expresiones de mierda y, una vez que está lo suficientemente cerca, me agarra de los hombros acercándome aún más.

-¿Qué no has entendido de ser puntual? -cuestiona con su ceño fruncido y sus ojos azules mirándome asqueado.

Bufo rodando los ojos y me separo, cansada de estar siempre con los mismos malos rollos.

-Simplemente me dormí ¿vale? Lo siento- miro sus ojos, con la cara que dé más pena, para que me perdone aunque no quiero que lo haga. Me acerco a él y agarro las solapas de su camisa-¿Me perdonas? -digo sensual , a la vez que inocente.

Me mira a los ojos y niega levemente cerrando los suyos y echando su cabeza hacia atrás.

-Eres imposible. - me mira y sonríe, para después besar mis labios con suavidad. - Que no vuelva a ocurrir.

Asiento y lo abrazo, para poco después separarme y dirigirme a mi taquilla. Agarro los libros que me hacen falta y dejo los que no, mientras tanto, el grupo habla de bobadas que ni si quiera escucho. En algún momento la conversación ha cesado y me giro para mirar a Verónica, embobada en cualquier cosa.

Lo vi pasar de reojo, me giré para verlo bien, todas las miradas se centraban en él y yo no iba a ser de menos. Y ahí estaba él, era alto, fuerte y desprendía un aura misteriosa. Noté que su mirada reparaba en mi persona por unos instantes y una sonrisa ladina surgió de sus labios. Pensé que habían sido imaginaciones mías y me giré a cerrar la taquilla, justo en el mismo instante que sonó la alarma para entrar a clases.

H U G O © [YA EN FÍSICO]Where stories live. Discover now