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La llama azul se desvaneció en cuanto Eunji estuvo a poco menos de un metro de la entrada a un lugar sin puerta; la castaña tuvo que detenerse un momento en cuanto la risa que provenía de ahí se detuvo de golpe, dejando un silencio que parecía oprimir todo cuanto rodeaba. La joven respiró hondo, y una vez que se aseguró de que la bolsa estaba bien atada a su cinturón, reanudó la marcha; al ingresar a la sala circular, sus ojos fueron a parar inmediatamente en Taekwoon, que estaba de pie en la celda que quedaba justo frente a la entrada, y en la chica rubia que se encontraba a su lado, sonriéndole con suficiencia.

—Hasta que al fin nos vemos frente a frente. — Dijo en tono burlón —Tú, la que pensó que se quedaría con mi chico—

—¿Tu chico?— preguntó Eunji con escepticismo —Perdón, pero no le veo tu nombre escrito. —

—Obviamente no está a la vista de cualquiera— respondió Danbi con una sonrisa socarrona.

"Desgraciada" pensó la castaña apretando la mandíbula, y tratando al mismo tiempo de no perder la calma.

—¿Qué pasa? ¿Creíste que se estaba guardando para ti?— inquirió la rubia divertida, y fue en ese momento en el que Eunji cayó en cuenta de lo que pretendía: Sacarla de sus casillas para que hiciera el primer movimiento.

"Lógicamente lo que está diciendo no es verdad, tranquila, tú también puedes jugar" se dijo, para después adoptar una expresión pensativa —No, no es eso; solamente me preguntaba en dónde podría estar tu nombre, porque anoche que se quitó la playera frente a mí no lo vi ni en su espalda, ni en su torso. — Le soltó con simpleza, provocando que la sonrisa desapareciera del rostro de su enemiga.

—Mocosa...—

—De hecho, creo que debería agradecerte; no habría tenido ese panorama si tú no hubieras intervenido— agregó la castaña, e inmediatamente notó como Danbi comenzaba a respirar con más fuerza que antes, estaba a punto de estallar.

—Pues... espero que lo hayas disfrutado, porque es lo único que tendrás. Taekwoon es mío, MÍO— le espetó con enfado, para inmediatamente después tomar el rostro del pelinegro entre sus manos, acercarlo al suyo y besarlo con intensidad, con necesidad; Eunji quiso apartar la vista de tal espectáculo, pero mantuvo la mirada firme al percatarse de que en vez de corresponder el beso, el muchacho se quedó estático, como si no estuviera ocurriendo nada.

—Que patético— comenzó la castaña, reprimiendo el nudo que se había formado en su garganta al ver a Taekwoon en ese estado, y captando nuevamente la atención de la rubia —; sí, quizás tienes razón y ahora es tuyo, pero por lo menos yo no tuve que recurrir a un maldito hechizo para que se fijara en mí... si podemos llamarlo así, porque me parece que ni siquiera sabe que estás aquí. — Agregó, para luego suspirar con fingido pesar —Simplemente no te siente. — Al escuchar lo último, la ira invadió por completo a Danbi, que ya no pudo pensar con claridad.

—¿¡Y POR CULPA DE QUIÉN!?— le recriminó, comenzando a acercarse a ella —¡TUYA! ¡SI NO TE HUBIERAS ATRAVESADO EN MI CAMINO ÉL AHORA SERÍA COMPLETAMENTE MIO!— gritó, abofeteando a Eunji con fuerza, pero en un parpadeo, la menor le regresó el golpe con tal rudeza que la rubia terminó en el piso.

—Perdona, mi estilo es con el puño cerrado. — Explicó, sin poder evitar que una amplia sonrisa se formara en su rostro, golpear a la culpable del dolor de tanta gente se había sentido maravillosamente bien, de hecho, estaba impaciente por hacerlo otra vez —Levántate, Lee Danbi— le exigió con dureza —; terminemos esto, tú y yo, justo como querías— la muchacha la observó desde el piso, y luego de limpiarse el hilillo de sangre que le había brotado del pómulo, esbozó una macabra sonrisa.

Voodoo dollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora