Peleas

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La discusión entre Kageyama y Hinata era cada vez más acalorada, la nueva y pequeña manager no sabía que más hacer a parte de mirar como esos dos levantaban la voz a un tono que podía escucharse por todo el gimnasio y se acercaban entre ellos con los puños en alto. Tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde o se meterían en un buen lio, pero no tuvo oportunidad de pensar en nada porque Hinata se lanzó encima de Kageyama y este último no se contuvo para devolverle el golpe. Tanaka apareció corriendo por la puerta de la cancha de vóley, con cara de pocos amigos dispuesto a separar a estos dos aunque tuviera que repartir algún que otro puñetazo para que se calmaran pero, de repente sintió una mano en el hombro que lo detuvo, giró la cabeza para ver y sus ojos se abrieron con miedo al ver los aterradores rostros de Daichi y el entrenador Ukai, había visto muchos enfados de su capitán pero nunca tan grandes. Parando su carrera, se acercó al lado de Hitoka, sintiendo pena por el destino de los dos peleadores, tenía curiosidad por ver como manejaría Daichi esa situación.

Ukai y Daichi pronto alanzaron a Hinata y Kageyama que no parecían haberse percatado de que alguien se les estaba acercando, tampoco escucharon los gritos de éstos diciendo que se detuvieran, pero sí que sintieron cuando ambos mayores los cogieron del cuello de la camisa y a la fuerza los obligaron a separarse. Poco a poco, fueron conscientes de la situación, de las marcas de la pelea en su compañero y de la cara de enfado de su entrenador y capitán. Con todo el arrepentimiento que pudieron mostrar, bajaron la cabeza esperando un regaño que no tardó en llegar. Pero primero:

- ¡Que todo el mundo menos Hinata y Kageyama abandonen el gimnasio, cerrad la puerta y no os quiero ver cerca de aquí hasta mañana!- Dijo el entrenador Ukai con una voz que no dejaba espacio para una reclamación, Tanaka, Hitoka y algunos de los demás miembros del equipo que se habían acercado atraídos por los ruidos de pelea y gritos, desaparecieron lo antes posible de la escuela y sus alrededores.

Una vez que se quedaron solos, los gritos no tardaron en llegar a nuestros dos alumnos de primero que se hacían más y más pequeños mientras esperaban que la tierra se los tragara.

- No me puedo creer que hayáis llegado a las manos, no soys niños de primaria, podéis resolver vuestros conflictos hablando...- empezó Daichi más serio de lo que le gustaba estar.

- Pensaba que tenía dos jugadores más maduros pero habéis demostrado que no soys más que unos mocosos.- Continúo Ukai mientras se pasaba una mano por la cara pensando que debía hacer con esos dos.

Ukai pensó que tenía que hablar con Daichi para decidir que destino seguirían Kageyama y Hinata, así que les dijo:

- Hinata, Kageyama, quiero que os vayáis cada uno a una esquina del gimnasio y os esperéis mirando lo bonita que és la pared mientras hablo con vuestro capitán sobre vuestro castigo.

Hinata se apresuró a obedecer, no queriendo enfadar a nadie más y se paró en una esquina mirando hacia la pared. Daichi pensó que visto así parecía un niño pequeño de primaria y se le antojó tierno, pero su cara no lo reflejó. Sus ojos se entrecerraron mientras esperaba que Kageyama obedeciera así de rápido también. El niño lo miraba con desafío, parecía que iba a abrir la boca y replicar sobre lo infantil que era ese castigo, pero Ukai no le dio tiempo ni a intentarlo, lo cogió de una oreja y lo llevó el mismo hasta la esquina mientras lo amenazaba con probar de quejarse. Más rojo que un tomate, Kageyama se quedó mirando la pared dónde lo habían dejado mientras sus puños se apretaban tanto que se ponían blancos de la presión. Ukai volvió y le hizo señas a Daichi de que salieran a hablar.

- ¿Qué vamos a hacer con esos dos, entrenador? No los podemos dejar sin jugar o entrenar, todo el equipo depende de ellos y no quiero perjudicar a los demás por sus tonterías. – Dijo Daichi con pena.

- No, el equipo no cargará con la culpa por ellos, pero no los podemos dejar salirse con la suya tampoco, algún castigo tienen que recibir y tiene que ser efectivo.

Ambos estuvieron pensando un rato, no podían quitarles los entrenamientos, tampoco ponerles de más porque lo disfrutarían y si estaban muy cansados luego no rendirían como debían, era una situación difícil la que tenían enfrente pero en situaciones peores se habían encontrado y, alguna solución encontrarían. Y, efectivamente, el entrenador Ukai pronto dio con la solución, pero temía como iba a reaccionar Daichi ante su idea poco convencional.

- Daichi....creo que ya sé que podemos hacer, pero alomejor no te gusta mi idea.

- Dime, ¿qué has pensado?

- Bueno, cuando yo era pequeño y me metía en problemas, mi madre tenia un método muy efectivo para evitar que repitiera mis trastadas, un método que acababa con mi yo pequeño llorando arrepentido, con la lección aprendida y un dolor de trasero.- observó con cuidado como sus palabras calaban en la cabeza del capitán. Los ojos de Daichi se abrieron con sorpresa.

- Estas diciendo, que ¿deberíamos azotarlos?- se quedó como pensando en cómo podría acabar eso. No es que no estuviera de acuerdo, pero temía en como reaccionarían a eso, sobretodo Kageyama. Y, él no quería azotar a sus compañeros de equipo.

- Bueno, es algo que les podemos plantear, o aceptan ese castigo o no jugaran en el próximo partido. Ambos son demasiado orgullosos conque no creo que elijan la segunda opción. Si no te sientes cómodo, puedo hacerlo yo todo, tranquilo.

Daichi lo pensó, pero era el capitán del equipo, tenía que reaccionar a las faltas de sus compañeros y hacer lo que sea para que el equipo funcionara bien. Aunque eso implicara aplicar un sermón de vez en cuando o en este caso, un correctivo. Suspirando, le hizo saber a Ukai que sí, que estaba dentro. Juntos hablaron sobre cómo iban a hacerlo y, una vez decidido volvieron a entrar en el gimnasio donde los dos alborotadores seguían en sus respectivas esquinas. Kageyama había apoyado la cabeza contra la pared y Hinata se movía de un pie a otro probablemente intentando aliviar el sentimiento de culpa y los nervios. Ambos se tensaron al escuchar el sonido de la puerta que se abría y se irguieron quedándose completamente inmóviles. Hasta se sobresaltaron cuando el entrenador Ukai habló para que fueran al centro de la pista. Una vez estuvieron unos enfrente de los otros, el ambiente estaba tan tenso que podía cortarse con un cuchillo.

- Hinata, Kageyama, os vamos a dar dos opciones para vuestro castigo y decidiréis que queréis hacer. La primera opción es que os iréis a casa ahora y no podréis entrenar ni jugar en el próximo partido.- Hizo una pausa para ver las reacciones de ambos ante esta frase, parecían a punto de llorar de impotencia.

- La otra opción, es que Daichi y yo os demos unos azotes ahora, os vayáis a casa y vengáis mañana a entrenar con vuestra pelea solucionada y podáis jugar en el próximo partido.

Inmediatamente después de acabar la frase, Hinata abrió los ojos buscando confirmación en los ojos de los mayores de que no iban enserio. Kageyama pareció tardar un poco más en procesar la información pero cuando lo hizo puso cara de terror.

- Vamos a dejar que lo penséis por unos minutos, cuando lo tengáis claro nos diréis que habéis decidido.- Dijo Daichi.

Kageyama y Hinata se miraron un momento, y ambos sabían que tenían clara la respuesta, por nada del mundo iban a dejar de jugar al vóley, no decepcionarían a su equipo tampoco, aceptarían las consecuencias de sus actos aunque fueran aterradoras y dolorosas. Hablaron a la vez:

- Elijo la segunda opción.

- Muy bien, Kageyama se quedará conmigo, y Hinata se irá con Daichi. Luego los dos os reuniréis para hablar sobre lo que sea que estéis enfadados y quiero que todo quede resuelto.

Daichi empezó a caminar hacia la puerta esperando que Hinata lo siguiera, pero este parecía pegado al suelo, estaba asustado y no sus piernas no le respondían. Entendiendo que no era un acto de rebelión sino de miedo, Daichi puso una mano en el cuello de Hinata y lo empujó suavemente hacia delante guiándolo fuera del gimnasio en dirección al cuarto que pertenecía a los miembros del equipo. Aunque su pose no lo demostrara, el capitán del equipo también estaba nervioso y un poco asustado. 

Haikyuu spankingWhere stories live. Discover now