ପ Capitulo 2.

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Segunda parte.

– 🚬 –

¿Es que no podía vivir una vida tranquila y pacífica en Karmaland sin que un omega psicópata lo persiguiera a todas partes? Era increíble que ni un cigarrillo pudiera fumar a gusto, porque ahí estaba, aquel aroma a chicle que tanto empalagaba su sistema. Su lobo interno saltaba feliz cuando el aroma era cada vez más fuerte, pero en cambio Mangel, mantenía su ceño fruncido mientras daba dos caladas intentando calmar sus nervios.

— ¡Mi niña! — Aquel apodo absurdo que el alfa nunca admitiría que le gustaba, no se hizo esperar, puesto que el omega de cabellos naranjas y aroma dulce ya estaba frente al alfa que fumaba su último cigarrillo del día. — ¿Puedo dormir al laísimo tuya hoy?

Esos ojitos esmeralda de cachorro, hacían que Mangel nunca quisiera negarse a él, pero su dignidad y orgullo estaban como obstáculos y su respuesta fue un simple y seco: — No.

— Escuché un sí —. Con una sonrisa ladina y una mirada desafiante, se acercó al rostro del alfa para restregar la punta de su nariz con la contraria, acción la cual hizo que Mangel se paralizara ante el contacto tan íntimo que el omega tenía sin su permiso.

Con un leve empujón, se sacó de encima a Lolito, soltando un suspiro agotador antes de comenzar a recitar su rechazo del día.

— ¡Oh, Mangel! — El nombrado cerró la boca, levantándose del suelo donde se encontraba relajándose y tiró el cigarrillo, pisoteándolo luego para no crear un incendio forestal por accidente. Una sonrisa apareció sobre sus labios al ver a una de las guardias del pueblo asomarse a su presencia mientras guardaba su espada de diamante. Era una bonita omega castaña con aroma a mango, delicioso a narices de alfa. — Las cartas de los impuestos ya se enviaron y están en los buzones de todos, así que es mi deber recordarte que lo leais. El alcalde últimamente se está esforzando mucho por darnos la seguridad que merecemos y esos impuestos son importantes para la nueva comisaría.

Lolito, con cara de pocos amigos, rodó los ojos y carraspeó para llamar la atención de la intrusa frente a sus ojos. — Sí, buenos días a ti también.

Mangel lo miró con reproche, volteando rápidamente hacia la guardia para sonreírle nervioso.

— Gra-gracias por avisarnos, Greta, y no te preocupes, leeré la carta pronto —. El alfa rascó su nuca sin saber qué más decir, en cambio Lolito, estaba cruzado de brazos esperando pacientemente que la guardia se alejara y dejara de impregnar su aroma por todos lados. Hasta su ceño se encontraba fruncido.

— No hay de qué agradecer, ya dije que es mi deber... Y, Mangel, tienes un poco de... — El alfa levantó la ceja y sus manos comenzaron a sudar cuando la omega acercó su índice hasta su nariz, limpiando la ceniza que sin querer habían quedado ahí. — Listo, eso era todo.

Lolito gruñó ante aquella muestra de tacto y se colocó frente a su alfa, mostrándole los colmillos a la guardia en modo de pelea. Mangel solo suspiró y atrajo los hombros del omega hacia su pecho.

— ¡No, Mangel! ¡Suéltame que la mato! — Otro gruñido por parte de Lolito hizo a la omega dar un paso hacia atrás y sacar a medias su espada. — ¡Qué te vuelves a acercar y que te mato! ¿Oíste, perra? ¡Te mato!

— ¡Lolito! — Mangel no tuvo otra opción que rodear la cintura del omega y hacer presión sobre su cuerpo, estaba seguro que el de cabellos naranja era capaz de lanzarse arriba de aquella guardia y crear un caos total en medio segundo. — ¡Que te calmes, joder!

— No os preocupéis, debo ir a otras casas a cumplir con mi obligación —. De arriba a abajo miró al omega cabreado que se encontraba frente suyo gruñendole, ¿pero quién se creía? De todas maneras, no iba a pelear por una estúpida escena de celos, tenía mucho trabajo que hacer, además por el camino debía olvidar las turbias palabras que el omega había dicho, no iba a matarla de verdad, ¿o si? — Buenas tardes —. Murmuró sin más y se retiró.

Después de la pequeña batalla de fuerza por parte de ambos muchachos, por obvias razones, Mangel logró que el omega se rindiera ante el esfuerzo de perseguir a aquella guardia. Aún así, se mantenía de brazos cruzados y entrecejo fruncido.

— Vamos, Lolito, no debes ponerte celoso por eso, a penas fue un roce tonto y ya-

— ¡No! ¡Que me pongo celosísimo, Mangel! ¡Yo al laísimo! ¡Ella lejísimo!— Gritó y sin pedir permiso, como ya era de costumbre, ingresó a la casa del alfa, caminando a pasos cargados de enojo hacia la habitación. — ¡Y dormiré contigo!

El alfa se rascó la sien frustrado, después de todo, no podía negarle nada a aquel furioso omega que portaba un exquisito sabor empalagoso. No le molestaría dormir otra noche con él.

– 🚬 –

Como todas las mañanas, el alfa albino recogía las cartas, libros u objetos que le dejasen en su buzón, si mal no recordaba, hoy era el día que entregarían los renovados impuestos para la comisaría del pueblo. Últimamente la seguridad era menos y Willy temía que ni el alcalde pudiera hacer algo al respecto.

Cuando abrió el buzón, se sorprendió al verlo completamente vacío, ni los lingotes de hierro que le había pedido a Rubius prestado estaban. Rascó su cabeza pensativo, y no basto ni treinta segundos para que el omega de piercing pasaran por su cabeza.

— Auron, tío, ¡Joder! — Gruñó fastidiado mientras maldecía por lo bajo, pero aquel enojo no duró ni medio minuto gracias a unos brazos que rodearon su cintura y una boca se movía sobre sus labios. Enseguida ese aroma a pastel de frutos silvestres inundó sus fosas nasales con un torbellino de emociones consigo. Fargan.

Los labios del alfa se mantenían quietos, mientras que su cuerpo se mantenía inmóvil en los brazos del adverso. No era mucha la fuerza la cual utilizaba el omega, pero el lobo interno del albino tampoco ayudaba, al contrario, saltaba gustoso de alegría.

— ¡Tus lindos labios son todos míos! — Canturreó el omega y soltó al alfa que aún seguía en estado vegetal ante el repentino atrevimiento del mayor. — ¡Te beso hasta el pensamiento!

— ¡Joder, Fargan! — Sus mejillas carmesí no se hicieron esperar por mucho y sacó de su inventario un escudo de diamante para cubrirse. — ¿Estás loco o qué? ¡No se hacen estas co-cosas así como así, animal!

— Perdóname, amor mío, pero mi lobo me lo pidió y como buena gente que soy —, miró por arriba del escudo y sonrió divertido. — le hice caso —. Se encogió de hombros, y de su inventario, sacó todos los objetos y las cartas que había robado del buzón de Willy para devolvérselas. — Me temo que esta vez no fue Auron, corazón, solo fue para distraerte unos minutos —. Lanzó un beso volador y suspiró caminando a la puerta de entrada. — ¿No invitarás a pasar a tu futura alma gemela?

— No —. Respondió el alfa secamente tomando sus cosas y miró al omega con el semblante serio. — No dejaré pasar a alguien tan perverso como tú a mi hogar, además, tienes casa.

— ¡Vamos, bebé! No te violaré si eso es lo que piensas, o bueno, si así lo deseas, no tengo problema alguno.

El alfa rodó los ojos y acomodó su gorrito color verde antes de sacar la carta del ayuntamiento para leerla, comenzando a ignorar al omega que era, para su desgracia, su predestinado. Fargan, en cambio, gruñó ante la ignorancia que el alfa estaba imponiendo hacia él. ¡Es que aún no comprendía como Willy no se había enamorado de él! Según su madre, mientras más arreglado y sensual te vieras, mayor sería la posibilidad que mil alfas cayeran ante ti, ¿Por qué su futuro alfa aún no caía? 

Acomodó su antifaz de búho y caminó alrededor del albino intentando llamar su atención e impregnado su potente y dulzón aroma sobre todo el cuerpo del menor si era posible.

Willy no tardó en suspirar fastidiado. — Qué pesado eres, tío, de verdad. Estoy ocupado —. Murmuró entre gruñidos, volviendo a retomar su lectura. — Puedes irte por ahí a hacer otras cosas mas productivas, como pescar o... — Su boca calló y su olfato se puso en alerta, Fargan ya no se encontraba dando vueltas alrededor de él, ahora se sostenía sobre las paredes de roble respirando agitado. — ¿Fargan?

Y sin terminar de decir su nombre, el omega había caído desmayado al suelo, su aroma era extremadamente potente y seductor. De inmediato el alfa entendió la situación y no dudó en llevarlo dentro de su casa. Fargan había entrado en celo de una manera nunca antes vista.

– 🚬 –

🈀۪ ; ⌜ THE EVIL OMEGAS ⌟ ⊹˚Where stories live. Discover now