ପ Capítulo 20.

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[MARATÓN 4/5]

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Cuando Willy llegó a su casa con el omega dormido en brazos, decidió acostarlo en su cama. Lo cubrió con las sábanas y besó su frente, comprobando la temperatura de su cuerpo de esa forma. Tal como él lo presentía, el de máscara de búho tenía una espantosa fiebre. Gruñó enojado consigo mismo, no tenía que haberlo dejado salir.

Debía cuidar de su omega.

Sin enredarse más en su pelea interna, decidió prepararle el almuerzo al mayor. En su mente seguía Kristina, la bella joven que había viajado junto con su prima para buscarlo y casarse con él. Situación la cual parecía de telenovela, pero estaba pasando. Pensaba en si era buena idea buscarla y que hablaran ambos, tranquilos, como los adultos responsables e independientes que eran.

Ya no eran unos títeres.

Sin embargo, no quería dejar a Fargan solo, temía que despertara y que su omega sufriera ante la desorientación y el sofocante calor sin saber qué hacer. Aún así, analizó la situación nuevamente, intentando aclarar sus pensamientos: Fargan hacía poco tiempo que se había dormido y dudaba en que despertara pronto. Si terminaba la cena y la dejaba en el congelador, podría buscar a las guardias y hablar con Kristina.

Decidido a seguir con aquel plan, terminó los preparativos, revisando una última vez que el ajeno no despertara y depositando una toalla húmeda en su frente antes de salir.

Después de subirse a su chocobo, recorrió a vuelo los bosques que conformaban las áreas más silvestres de su hermosa Karmaland, viajando hasta la casa donde las guardias vivían. Era una pintoresca casita, pequeña y de madera, ubicada en medio de la profundidad boscosa, con mucha iluminación a su alrededor y flores coloridas y fragantes que de seguro utilizaban para crear tintes, o bien, como simple decoración. Bonita y acogedora, le recordaba de cierta forma a las casas de la aldea que se encontraba a las afueras del pueblo en el que vivió durante su infancia, tan distantes a su realidad en aquel momento.

Aterrizó cerca de unos caballos vestidos con armadura de hierro y oro, y ató a su chocobo junto a ellos para que no se perdiera entre los árboles. La sola idea de tener que volverse a pie con Fargan esperándolo en el estado en que se encontraba, parecía simplemente inconcebible.

Respiró profundo antes de tocar el timbre, esa sensación amarga en su pecho se esparcía como arañas sobre su piel, recorriendo de manera exasperante cada centímetro de la misma. Sentía la exacta ansiedad que lo invadió cuando enfrentó a sus padres.

«¡No quiero casarme con ella! ¡Nunca lo haré!»

Cerró fuertemente sus ojos, sus manos temblaban ligeramente y su cuello ardía. Los recuerdos de cuando era un adolescente volvían a su mente como las ráfagas azotadoras que surgían antes de una tormenta. Un omega escondido tras suyo que sollozaba mientras tiraba de su chaqueta color verde intentando detenerlo de alguna u otra manera, mientras que dos alfas adultos de ojos jade gruñían enojados ante su revelación... Un recuerdo que jamás olvidaría.

«¡Samuel no es tu pareja predestinada, Guillermo, y tal vez nunca la encuentres! ¡Te casarás con Kristina para unir nuestros bienes con los de su familia! ¡Joder! ¿Tú crees que amo a tu madre? ¿De verdad piensas eso? ¡Ya no eres un niño! ¡El amor no existe en este mundo!»

Willy bajó la cabeza, observando el roble bajo sus pies. Siendo un adulto, seguía sin creer cómo sus padres tuvieron el coraje de mostrarle tanto cariño falso cuando era un niño. Eran la pareja perfecta ante aquellos ojos infantiles. Él, por mucho tiempo, los había considerado como un ejemplo y un lindo futuro.

🈀۪ ; ⌜ THE EVIL OMEGAS ⌟ ⊹˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora