Capítulo VIII

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Los días pasan rápido y aún mi estado de confusión y a la vez temor no sé van.

No he vuelto a ver a Marcos y no es que no haya querido, sino, simplemente desapareció como la espuma; no sé dónde estará, ocupo hablar con él sobre las dudas que han empezado a surgir sobre todo esto.

Damián no ha vuelto a casa desde la última vez que lo vi, su padre me dijo que anda con unos cazadores más expertos en busca de pistas para cazar a los fríos, algo que me asusta ya que no quisiera lastimar a Marcos, él ha sido el único que me ha ayudado.

Son aproximadamente las diez de la noche y aún no he podido reconciliar el sueño, todos estos días he presentado insomnio acompañado de unos horribles dolores de cabeza los cuales evito tomando tasadas de café.

El silencio no se hace esperar en esta noche, la mayoría salieron a hacer las costumbres caminatas de guardia más que hace dos días hubo un asesinato a las orillas del bosque, lo cual se sospecha de los fríos, eso me da esperanza de que Marcos aún sigue en el pueblo.

He pasado todo lo que resta de la noche mirando el techo del cuarto acompañado de las canciones reproducidas del móvil.

Cada minuto que pasa se vuelve más desesperante para mí.

Un crujido en el piso de abajo hace que mis pensamientos se esfumen, suena como si buscarán algo ya que escucho como cosas empiezan a caer.

Me levanto cuidadosamente de la cama para no hacer ni un mínimo ruido hasta dar con la salida de la habitación.

¿Exactamente que buscamos? — pregunta un hombre.

Algo que nos haga encontrar el lado débil de los cazadores — dice una voz femenina un tanto familiar.

¿Y para eso debemos meternos a casi media noche a la casa del enemigo?— le pregunta el hombre.

—Te podrías callar, Mike — habla enojada la mujer.

Alguien viene — habla el hombre haciendo que pare en seco mi andar hasta ellos — Huelo la presencia de un humano.

— Hasta ahora se te ocurre hablar — dice la voz femenina antes de cerrar bruscamente lo que suena como una gaveta.

—Este olor ya lo he olido antes — habla el hombre.

Lógico, así huelen todos los humanos — le dice con un aire de obviedad.

—Lo sé, pero este es como el de ellahabla el hombre.

—Imposible — le contesta la mujer antes de salir por la puerta lo cuál hace que me oculte detrás del ropero de armas de emergencias.

Desde donde estoy no puedo percibir bien su rostro o cualquier parte de ella, solo su cabello gris que es alumbrado por los rayos de luna que se cruzan por la ventana de la sala.

— Armaron fiesta y no me invitaron — habla una voz que desde lejos reconocería, Marcos.

— ¿Tu que haces acá?— pregunta la mujer con un tono amenazante.

— Lo mismo te preguntaría, querida Sol.

Sol...ese nombre ya lo he escuchado antes.

Ella era mi...

— Y sí, Aurora, ella es tu hermana —habla Marcos esta vez en mi dirección.

¿Cómo diablos lo supo? O esperen es un frío, ellos presentan algún poder.

—¿Hermana? — habla la mentada Sol confundida.

—¿Acaso no te acuerdas de tú hermana gemela?— le pregunta Marcos.

El secreto de la Luna Where stories live. Discover now