Crónicas de un arcángel

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Los humanos tienen una frase que siempre ha despertado mi interés, "en nuestro interior existen dos lobos, uno representa el miedo y el otro la esperanza, y sólo ganará el que decidamos alimentar", por años, mi mente trabajó de forma similar, para mí no existía más que aquello que mi padre aprobaba y lo que no, y agradezco de todo corazón haber estado tan equivocado, ya que sin ella habría continuado ese camino, de pie junto al trono de cristal observando a la humanidad desde arriba, cometiendo actos que ahora me atormentan por las noches junto al fugaz brillo de la luna atravesando mi conciencia, justificando cada una de ellas bajo la excusa de ser el Arcángel de la justicia, al igual que los pecados capitales, existen 7 generales en el Nirvana, mi título me hizo creer que debía eliminar cada mancha en un mundo imperfecto, un mundo que no merecía a su creador.

Recuerdo con claridad una de mis misiones más importantes, sucedió alrededor de la Era Victoriana, en Hungría, al menos eso creó, el concepto de la división de territorio y época es algo a lo que no termino de acostumbrarme.

Lucifer comenzaba a ser una amenaza para considerar, antes de ser expulsada, fue sin duda una de las soldados más fuertes que había visto, superada sólo por Miguel, yo la admiraba, sin importar a cuantos enemigos se enfrentara, el orgullo nunca abandonaba sus ojos, pero ese mismo orgullo fue su perdición, y fue expulsada del cielo cómo una estrella caída.

Y allí estaba yo, siglos después, en un país humano, los cuales ni siquiera podían ver lo que sucedía frente a ellos, con las ordenes eliminar a la qué una vez fue mi hermana, con la cual presencié el inicio de este mundo, nuestros zapatos se enterraban en el lodo y los árboles impregnaban el aire con humedad, el clima era extraño, sobretodo para alguien que no solía salir de su hogar celestial, ella tenía todo un ejercito a su lado, pudo haberme asesinado en segundos, pero me permitió morir cómo un soldado, uno contra uno.

Las intensas llamas rojas qué una vez iluminaban el Nirvana ahora ardían en el infierno, sus ojos blancos ojos fueron sustituidos por dos grandes líneas horizontale color ámbar, su reluciente figura fue cubierta por el fuego y ceniza, un imponente reptil alado se formó alrededor de su cuerpo, los humanos la describían cómo una serpiente de la tentación, pero no era cierto, únicamente hay una forma de describirla: un quimérico y distinguido ser, amo y señor del elemento fuego que con su simple aliento destruía civilizaciones enteras, una criatura con suficiente influencia cómo para tener apariciones en casi todas las religiones del mundo, cuando se supone que ningún Dios debe interferir en el avance o retroceso de divinidades de otra mitología: un dragón.

El barro a nuestros pies era calcinado en segundos, y el aroma a humedad era devorado por las brasas, pero tenía una oportunidad, mi habilidad cómo arcángel me permitía causar heridas incurables, así que tras recitar el hechizo, cientos de cuchillos volaban en el aire, creando un perímetro, eran pequeñas hojas metálicas con empuñadura de oro en forma de cruz, podía controlarlos a voluntad mientras estuviese concentrado, esperaba que los soldados se abalanzaran sobre mi en la primera oportunidad, pero observaban el combate cuidadosamente, Lucifer los había adiestrado de forma sorprendente.

Ambos éramos de tipo Potenciacion, es decir que causamos daño físico, con gran elegancia, la demonio exhaló una ráfaga de fuego en mi dirección, nada serio, quizá estaba probándome, giré en el suelo para esquivarlo y envié tres cuchillas para distraerla y darme tiempo de recuperarme, fue inútil, el metal se derretía ante el calor abrasador que la rodeaba, un ataque frontal era ineficaz,

Cómo siempre, su mirada era fría, pero curiosa, a sus ojos, era poco más que una hormiga, me subestimaba, cómo lo hacía con todos, los ángeles nacían con cierta cantidad de divinidad, esta les permitía causar más daño a seres demoníacos, lo mismo sucedía con los paladines, que eran humanos cuyos poderes les fueron otorgados por estos, los demonios en cambio, nacían con anti-divindad, que tenía el efecto contrario, pero estos solían alterar a los humanos en forma diferente, creando brujos, vampiros, hombres lobo y cazadores, mientras mayor cantidad tengan de una de estas dos, mayor daño pueden causar, el caso es, que mi hermana una vez fue un arcángel, y ahora era la líder de los demonios, por lo tanto tenía tanto divinidad cómo anti-divinidad en su arsenal.

Fue entonces cuando se me ocurrió un plan, ese gran orgullo era una espada de doble filo, ella estaba aburrida, así que lanzó una gran onda de calor, su ejercito tuvo que retroceder, no hay forma de esquivar una onda, yo en cambio, use una runa para crear una defensa, obviamente se quebró enseguida, pero fue suficiente, envíe 30 cuchillos de frente, de nuevo, se hicieron polvo,me quedaban 20, pero el lanzar una onda de calor con un radio tan grande requiere tiempo, mientras estaba distraída, 10 navajas llegaron de sus costados, con sus manos, lanzó sus llamas escarlata, el sonido me delató, 8 navajas caían del cielo, estaba harta, no por no poder acabarme si lo deseara, por que podía, sino de tener que tardar tanto, nuevamente con un resopló exhaló brasas ardientes, sólo dos armas más...

Todo dependía de que mi plan se ejecutará en el momento exacto, me lancé sobre ella, estaba bastante lejos así que debía tener cuidado, cuando me vió, su aburrimiento se convirtió en indignación, su pálida piel se volvió ligeramente rojiza, concentraba los grados de temperatura necesarios para otra onda, estaba a tan sólo unos metros cuando la libero, no pude protegerme, mi piel se cocía viva, por suerte, se contuvo en su ataque, gran error, ella volvió a la normalidad, no estaba ni un poco cansada, pero era justo el momento, al expulsar toda esa energía, existe un período de 0.3 segundos para recargar, mis distracción funcionó perfectamente, nadie notó los dos cuchillos que flotaban sobre las cabezas de su ejercito y se clavaban firmemente en sus omóplatos, atacar por la espalda no era típico de mí, pero no podía fallar en mi misión, con un grito mezclado de sorpresa y dolor, cayó al suelo, sólo entonces sus tropas fueron a ayudarle, el portal fue abierto y me hubiesen matado, de no ser por la orden de su líder, que jadeaba un poco para recuperar el aliento .

-Dejenlo... No esta mal, pero recuerda, esto sólo paso por un descuido, la próxima vez te mostraré las consecuencias de despertar a un dragón de su sueño.

Y allí hubiese encontrado a mi hermano lejano, Raziel, el ángel de la muerte, con mi ropa quemada y cubierta de sangre y barro mientras veía el cielo que una vez fue mi hogar, podía recordar cada pasillo del castillo con claridad, mis ojos se cerraban y su luz se perdía, morir en un mundo humano, quienes ni siquiera sabrían los sacrificios que se hicieron por ellos.

Fue entonces cuando desperté, en una cama cubierta con mantas rojas y un aroma a canela que sacudió mi olfato, mis ropas habían sido sustituidas, lo único que permanecía en su lugar fue mi crucifijo, mi cabello estaba húmedo y peinado por detrás de mis orejas, y una mujer humana estaba sentada en una silla de madera a mi lado con sus ojos esmeralda clavados en mi con preocupación, su vestido azul con bordados dorados era curioso, estatura promedio, y un largo cabello castaño que caía en ondas hasta el unicio de su cadera, debí estar tan débil qué la runa de transparencia perdió su efecto, ella podía verme, me incorporé rápidamente hasta que el repentino dolor me detuvo, estaba frente a mi, la chica que me haría revelarme, la madre de los hijos que tanto amo y quién me pidió proteger a Jean y Peter antes de morir.

-¡Por favor ten cuidado!, tuviste un gran accidente a las afueras del castillo, los guardias te encontraron en el suelo y no sabíamos que hacer.

-No debería estar aquí...¿¡Cuanto tiempo estuve inconsciente?!.

-Ammm... Alrededor de dos días, tuve qué rogarle a su majestad permitirle usar mi habitación, quise tratar quemaduras pero...

-No es algo que una humana pueda hacer, mucho menos con medicina tan arcaica - nunca había tenido contacto directo con los humanos, mi actitud no fue la mejor, fue entonces cuando vi las heridas superficiales cerradas, por debajo de mi camisa, no por mi regeneración, las habían cocido.

-No puedo regresar con esto... ¿Cuál es tu nombre ?.

Por primera vez, ella sonrió, no entiendo por qué, ni siquiera ahora, la traté cómo un estorbo, ya que en ese momento, eso la creía, pero a diferencia de los demás, este estorbo me causaba cierta curiosidad.

-Marianne, soy Marianne Bathory.

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