Lealtad // [danyxarya]

Capitulo 39

POV: Arya-Arik/Dany

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Arik se despertó en un ataque de tos, su mano presionando su costado mientras su cuerpo se sacudía violentamente. Su mejilla estaba entumecida, y el agua se había acumulado alrededor de su boca en un pequeño estanque bajo el incesante torrente de lluvia. Miró hacia arriba y vio la forma inmóvil de Jaqen a pocos metros de distancia, sin ser molestado. No había estado inconsciente mucho tiempo.

Dany.

El refugio que él y Jarek habían preparado estaba a pocas cuadras de distancia. El Reachman esperaría con Daniah allí hasta la mañana como habían planeado, y luego, si fuera necesario, la llevaría a Honeyholt sin Arik. Desde Honeyholt enviarían un cuervo a Tyrion en la Fortaleza Roja, y la Mano enviaría un grupo de escolta seguro para traer a la Reina escondida a salvo.

El cielo aún estaba oscuro. Aún podía lograrlo.

El falso herrero se levantó del suelo, lentamente, apretando los dientes mientras su costado ardía; como si le hubieran marcado bajo la piel en lugar de apuñalarlo. Una ola de náuseas le revolvió el estómago, y empezó a secarse mientras estaba sentado, con la palma de la mano pegada a la herida mientras se estremecía. Una vez que los dolores se habían reducido, tomó una mano pálida para agarrar la empuñadura de Dominus, deslizándola sobre su hombro y metiéndola de nuevo en su vaina.

Un destello en el rabillo del ojo le llamó la atención, y notó el león dorado que marcaba el pomo de la espada de Jaqen. Con los ojos entrecerrados, se arrastró con cuidado por los adoquines, hasta que pudo alcanzar el arma de su mentor. ¿Fue esta una de las espadas creadas con Ice? ¿Fue tomada de Brienne? ¿O del cuerpo de Tommen? No había duda de que la ornamentación que rodeaba el acero valyrio era llamativamente Lannister. Apretó la empuñadura. A pesar de sus verdaderos orígenes, esta se había convertido en el arma de Jaqen. Él la tomaría.

Se volvió hacia su enemigo caído, y notó que la cara familiar que había visto enmarcada por el rojo y el blanco durante tantos años había desaparecido. En su lugar estaba el rostro de un hombre mucho más viejo, grabado con líneas profundas y las crestas de unas pocas cicatrices.

Todos esos años, y ni una sola vez Arya Stark vio el verdadero rostro de Jaqen H'ghar. Sólo ahora, cuando la vieja magia que corría por sus venas para mantener el disfraz en su lugar se detuvo por completo, las mentiras se desvanecieron.

Arya llegó a su sien y se llevó la cara angular que había elegido para el herrero.

Ella tampoco necesitaba la mentira por más tiempo.

Haciendo una mueca, Arya se puso de pie, casi dejando caer la hoja negra y carmesí en señal de agonía, acompañada de una ráfaga de vértigo que desestabilizó sus miembros. "¡Siete infiernos!" escupió, luchando por mantener el equilibrio.

¡Necesito llegar a Dany!

Agarrando su lado con una mano y la espada de Jaqen con la otra, Arya se obligó a dar un paso adelante. Fue un movimiento torpe y desviado, pero se hizo repetir, su mano presionando con más fuerza contra su laceración cada vez que su bota golpeaba el suelo.

Sería muy lento, pero no necesitaba ir muy lejos.

La mente de Arya se desvió, anhelando distraerse del dolor que asolaba su debilitado cuerpo. Pensó en Winterfell, recordando el crujido de la escarcha bajo sus botas mientras corría detrás de Robb y Jon, esperando que Ser Rodrik la dejara unirse a ellos en el patio de prácticas. Recordó los gritos de Sansa por todo el castillo mientras buscaba locamente la fuente del terrible olor en su habitación, sin saber que Arya había abierto su colchón y había metido estiércol de oveja dentro, antes de volver a cerrarlo con sus terribles y desiguales puntadas. Recordó haber visto a Bran trepar por las murallas del castillo, mientras su madre pronunciaba maldiciones de dama mientras le pedía que volviera a bajar por donde había venido. Recordó al pequeño Rickon con su temperamento feroz y su pelo revoltoso, rompiendo juguetes de madera en sus arrebatos de frustración.