El Internado ||joerick|| Terminada

《siete》

En verdad no sabía que hacía all i parado, frente la puerta 510. No era mi responsabilidad devolver algunas cosas de Joel que se había olvidado.

Las podría haber enviado con Richard o Zabdiel, pero no, creo que mis ganas de demostrarle que estaba bien sin él eran más grandes que mis ganas de no volver a verlo.

Aunque si lo quería ver.

Iba a olvidar esta idea e irme, cuando se abrió la puerta dejando ver a Joel con unas ojeras inmensas.

--- hey --- pronuncié con una voz bajita y alegre.

--- mhm hola --- dijo en un tono frío. Una parte de mi corazón quería acurrucarse con mi cerebro que había entendido que con Joel no pasaría nada, pero la otra parte dolía, no creía capaz que Joel no me hubiera hablado por dos días.

Y, aún crusandome con él por los pasillos no me había dirigido la palabra.

Este chico, Frank, iba siempre de su brazo caminando por los pasillos sintiéndose mejor que todos.

Pero al menos mejor que yo, era. Su pelo perfecto y rubio, sus ojos claros sin duda más lindo que los míos y sus bonitas facciones. Él era perfecto, cuando lo vi, entendí por que Joel me había cambiado.

Me sentía un monstruo a su lado, con mi cuerpo todo deforme, me odiaba, cada vez que me miraba al espejo, me sentía feo.

--- y... ¿qué quieres? --- que torpe. Me había quedado pensando y no le había dicho nada a Joel.

Estire mis brazos en los que tenía la no tan pesada caja, que se había hecho pesada por caminar con ella por los largos pasillos.

--- tus cosas --- dije cuando ya la había tomado --- bye ---. Dije y me aleje sin esperar una respuesta, sin embargo escuche como murmuraba un "gracias" para después escuchar el ruido que hacía la puerta al cerrarse.

Ahora me tocaba caminar de vuelta a la habitación, o eso iba a hacer cuando sentí  vibrar mi celular donde que aparecía un mensaje de Abraham.

En pocas palabras puedo resumir que me estaba invitando a su habitación, ¿era normal sentirme nervioso? O sea él ya había estado en la mía pero con la presencia de Christopher.

Es obvio que no estaríamos solos ya que iba a estar con su compañero de cuarto, pero no lo conocía ni por vista.

En fin, caminé hacia su habitación y di unos toques a su puerta, que fueron abiertos enseguida.

Abraham abrió y me invitó a pasar. Lo primero que hice fue tocar todos los adornos y cosas que tenía en su estante, él sólo me miraba y se reía por las caras que hacía.

--- ha... por cierto ¿y tu compañero? --- pregunté a Abraham, aunque mi pregunta fue respondida por otra persona.

--- aquí Colón --- me dijeron, me di vuelta y ahí estaba ese chico del cual Joel me había hablado.

--- emm ¿Abraham? --- suena tonto, pero en mi cabeza había cruzado la idea de que Abraham me trajo hasta aquí sólo para que su compañero de cuarto me hiciera algo.

Mire a Abraham y me relaje al ver su expresión de confución, aunque seguía alerta.

--- tranquilo, no te haré nada --- dijo Johann, había algo que me decía que era verdad pero, que igual quería algo de mi --- al parecer Joel ya no te quiere --- ¿auch? --- ya no tengo interés en ti. Además, eres amigo de mi amigo y, al parecer, ahora enemigo de mi enemigo, o sea que eres mi amigo --- sólo asentí a lo que dijo ya que no había entendido muy bien.

--- ¿Gracias?  --- me limité a decir.

--- aunque --- empezó a decir --- algo me dice que te sigue queriendo y, podría jugar un poco con eso --- miré a Abraham, se notaba que no entendía nada.

---¿qué quieres? --- pregunté tratando de no parecer interesado, sin embargo no era actor por más que hubiera tomado varias clases de actuación y música en un pasado.

--- ya sabes, hacerlo sufrir en lo se refiere a sentimientos, jugar con él, que se sienta mal por perderte, una pizca de celos mo estaría mal --- dijo, por cierto, con una gran cantidad de actuación de villano de Disney.

--- no, no soy ese tipo de persona --- dije.

Joel no me había echo nada... grave, sólo se había ido con su "amor" de la infancia sin decir nada, también había sido un borde y no me dirigía la palabra, sin decir que se paseaba por ahí con ese lindo niño que, aunque no lo conociese, se notaba que era un mimado, más que yo, que sólo quería y pedía y, que por más lamentable que fuese nadie lo había puesto donde debía.

Pero, tiene todo su deber.

--- ¡ay! Por favor --- dijo haciendo que Abraham y yo rieramos.