Conexión.

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—¿Entonces, Mary... hacía dónde vamos? —Preguntó Sebastían un tanto nervioso

—Vamos con unos amigos, eso es todo —Respondió la loba con su usual sonrisa

Sebastían, Nico y Mary iban a dirección a lo que podría explicar todas mis dudas, quiero decir, el echo de que vayan ese lugar tan especifico responde todas mis preguntas sobre ella, pero como decidí separarme no fui testigo de la respuesta.

—Eso lo sé, pero exactamente dónde está

—Mh, bueno, es un poco difícil de describir, porque nunca has estado aquí en realidad, pero estamos a solo unos pequeños kilómetros de nuestro destino — Expresó entusiasmada

—Oh, ya veo, ¿Y tú sí has estado por aquí? —Cuestionaba Sebastían, inclinando la cabeza buscando respuestas a sus sospechas

— Ugh —Expresó Mary sin saber que responder, aquello que esconde cada vez se iba liberando más y más, su secreto era resguardado solo por su boca, pero tarde o temprano iba a salir, y mientras más avanzaban ese echo era inevitable

—Yo sí — Afirmó Nico, interrumpiendo la conversación —De hecho, cuando escuché el lugar a donde quería ir esta perrita —Quitó la mano izquierda del volante, y acarició a la loba con sutileza. — Supe que no estaría tan lejos

Pudo haber sido una respuesta de lo más tonta, Nico salvó a Mary de toda sospecha con una improvisación un tanto torpe, pero aún así, sonó lógico para las orejas de ese pastor alemán.
Duraron al rededor de veinte minutos en el viaje, y después de eso, la palabra no la volvió a tener Sebastián, tal vez se sintió intimidado por cualquier razón, o simplemente no estaba de ánimos, pero la ventana fue su amiga en ese viaje, junto con su cola, la cual se meneaba al observar los hermosos paisajes al alejarse de la ciudad.
Mary, por supuesto, desvió toda su atención para evitar el tema de nuevo, por lo que evidentemente fue un viaje silencioso, por lo menos hasta el momento en el que por fin llegaron.

—¡Bien!, aquí estamos —Anunciaba la loba estirando brazos y piernas

Pero Sebastián estaba confundido, no veía nada a su alrededor más que la carretera, ¿por qué detenerse en un lugar así?

—¿Estás segura que ya llegamos? —Preguntaba el pastor alemán con timidez —No veo nada

Mary lo miró con los brazos extendidos debido a su estiramiento, los colocó atrás de la cabeza relajada y le sonrió.

—Me alegra oír eso —Respondió para confundir más a Sebastián —Mira hacía allá — Y con un dedo, señaló con entusiasmo una pequeña cabaña. Tan desapercibida como el misterio que guardaba dentro

—Supongo que aquí termino, yo —Decía Nico, el dálmata, dispuesto a seguir con su trabajo —Saludas a Robert de mi parte, Mary

«¿Robert?» Se preguntó Sebastián, sentía en su pecho mucha curiosidad sobre muchas cosas, pero si ya estaban ahí, significaba que la verdad estaría cerca.

Nico procedió a irse para seguir con sus responsabilidades, mientras que los otros dos caninos, simplemente se acercaron a la cabaña con la intención de entrar.
El viento en un vacío paisaje de césped y carretera era fresco, el solo no era tan intenso pero iluminaba con pasión. La verdad estaba cerca, y Sebastián no podía esperar más, su cola se agitaba más y más frente a cada paso, estaba ansioso de ver que es lo que hay dentro de esa cabaña.

Mary tocó la puerta con delicadeza, "Toc toc" apenas y se escuchó al retirar la mano. El intercambio de miradas entre los dos fue sincero, una que ansiaba por ver la verdad, y otra con nostalgia recordando al pasado, y fue ahí cuando la puerta se abrió, y el olfato de un lobo fue lo primero por salir.

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