Capítulo IX

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|La Sublevación|
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— No te muevas.

Robert Lightwood curaba las heridas que el repudidado le había causado a su hijo. Isabelle salió a contestar el teléfono de su hermano.

— ¿Cómo estás?

Isaac y Thalia aparecieron en la puerta.
Robert saludó con un movimiento de cabeza al chico Branwell y abrazó con cuidado a la castaña; cuando los vio, Alec no pudo evitar recordar la confesión de Lydia en el Jade Wolf. Isaac notó la mirada del chico, pero no era a él sino al abdomen vendado de su amiga, y puesto que no contestaba lo informó del motivo de su interrupción.

— Alec, Magnus ha venido. Dice que lo llamásteis para reforzar las salvaguardas.

— Lo llamó mi padre. — el azabache se levantó para abandonar la sala. Antes de salir paró junto al rubio — Sólo mis amigos me llaman Alec.

Thalia alzó una ceja ante su reacción.
En la planta de abajo, el Gran Brujo de Brooklyn dibujaba una especie de runas azules sobre las pantallas. Llevaba un traje turquesa oscuro con motivos florales y sus llamativos ojos de gato maquillados en tonos morados y azules.

— ¿Es sólida? — Robert preguntó llegando a su lado — ¿Nada la cruzará?

— Mi magia tiene límites. La barrera no detendrá ese ataque de repudidado, pero mis defensas lo retrasarán.

— El tiempo extra no tiene precio.

— Dilo después de ver mi factura.

— Lydia se encargará.

Robert se alejó del brujo, dejándolo los tres restantes. Isaac observaba con curisidad a Magnus, tenía una actitud coqueta e irónica independientemente de con quién hablara y también parecía haberle cogido un gran cariño a su mejor amiga.

— Una herida de repudiado requiere algo de cariño de brujo, ¿puedo? Oh, sin coste.

— No hace falta, estoy bien.

— Si alguna vez te ocurre algo...

— Magnus, estoy bien. Tengo que...

— ¿Irme? Lo entiendo, eres un hombre ocupado. Me quedaré con Thalia y su nuevo amigo. — dijo la última palabra con un tono que molestó a Alec — Además, tengo que encontrar a esa tal Lydia. El pago por adelantado es muy práctico, ¿dónde puedo encontrarla?

— No la he visto. Seguro que su hermano sabe dónde está.

Magnus alzó una ceja e Isaac levantó la mano indicando que hablaba de él. Alec abandonó la sala sin mirar a la castaña.

— ¿Todo bien entre vosotros?

Thalia asintió sin entender la actitud del mayor de los Lightwood. Magnus indicó a la castaña que fuera tras Alec y al chico Branwell que lo guiara hasta su hermana.
Alec había huído a la sala de entrenamiento. Golpeaba un saco de boxeo a pesar de estar herido, como siempre que necesitaba despejarse.

— Llama a Meliorn, lo detiene y hace ver que está fuera de control. — Isabelle hablaba tras su hermano — Te vas a hacer daño, Alec.

Thalia entró acompañando a su parabatai. El azabache golpeaba con rabia el saco hasta que un mal movimiento lo hizo detenerse. Su herida aún no estaba curada completamente.

— Estoy bien. La Clave dió la orden, no Lydia.

— ¿Estás seguro de eso?

Isabelle fulminó con la mirada a su hermano. La castaña sabía que su mala relación con la emisaria de la Clave influiría en sus palabras así que decidió no pronunciarse.
Jace entró en la sala de entrenamiento y corrió a abrazarla, no la había visto desde la misión para recuperar la Copa de comisaría. Desafortunadamente, traía malas noticias: mandaban a Robert y Maryse de vuelta a Idris.

𝐅𝐄𝐀𝐑𝐋𝐄𝐒𝐒 || Alec Lightwood ➰Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz