♥Capitulo 85♥

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Por la tarde charlé con Lila y le conté las buenas nuevas, evitando por supuesto, el plan debajo de ellas. Además ella me lo ponía bastante fácil, ya que procuraba no hablar de Adrien tampoco. Me contó sobre lo bien que iba su relación con Nath y que él me mandaba saludos, luego algunas cosas triviales que ocuparon el lugar de la conversación. Yo debía de mantener la farsa, hacerle creer a las personas a mi alrededor que esto no era para mí más que le placer del trabajo bien recompensado y no una esperanza a mi locura.

El martes llegó con prontitud, a pesar de mi desvarío por el tiempo. Veía como acomodaban las fotografías en la pared, tratando de encontrar la manera de que se vieran elegantes y perfectas. Pero para mí ya lo eran. Me mordí el labio inferior con nerviosismo y luego divisé a Sabrina hablando con Louis en la otra esquina, mientras le mostraba unos papeles.

Faltaba menos de un par de horas para que las puertas de abrieran y la gente pasara. Puse mi atención hacia el lado izquierdo de donde me encontraba parada y miré a los meseros acomodar los aperitivos en distintas bandejas para poder servirlos. A pesar de que todo era una situación distinta a otra, mi mente no dejaba de volar en torno a una sola cosa con nombre propio. No es que tuviera precisamente la esperanza de que él apareciera, justo aquí. Pero al menos que me buscara luego, que supiera que estaba cerca de aquí, que supiera que lo necesitaba. Vi a Sabrina acercarse a mí y le sonreí nerviosa.

-En un momento empezará todo, ¿estás listo? -Me preguntó y sin dejarme contestar, añadió. -Hay gente que desea entrar.

-Estoy nerviosa, es la cosa que más quería cuando comencé a trabajar en esto y ahora ya está aquí.

-Los sueños se cumplen. -Me sonrió. -¿O lo dudas?

-Te lo contesto luego. ¿Qué te dijo Louis? -Pregunté, cuando lo vi salir por la puerta giratoria, además de querer cambiar de tema.

-Oh, tiene que irse, pero me dijo que le pasara un reporte de cómo había resultado todo. Él también está emocionado y ansioso. Oh, y quiere que pruebes los bocadillos.

-¿Louis quiere eso? -Dije, extrañada.

-No, en realidad el que quiere eso soy yo, relájate, Chloe. Vamos. -Me tomó del brazo y me llevó hasta donde los mozos acomodaban las charolas.

Mordisqueé con ansiedad un par de aperitivos que rápido hicieron aparición en mi garganta al pasar por ella. Pronto se llegó la hora, el reloj marcó las diez de la mañana del martes treinta y uno de Enero, las puertas de abrieron y gente comenzó a entrar, girando sus cabezas hacia cuanta foto veían y dirigiéndose a ella. Me di la media vuelta y cerré los ojos, yéndome a sentar a otro lugar porque no quería ver la cara de las personas al mirar las fotografías, no deseaba saber qué pensaban, qué se les ocurría. En ese momento me arrepentí de haber dicho sí.

Así pasaron cuarenta minutos de las dos horas que se habían predestinado para la exposición. Cuarenta largos y tormentosos minutos de ver -aunque no haya querido y haya hecho casi todo por evitarlo- el rostro de las personas que sonreían y movían sus cabezas en forma de asentimiento y fascinación al contemplar las fotografías que habían sido tomadas por mí. "Manuale del proibito" estaba siendo un éxito que a la gente le gustaba por encontrar inspiración en aquellas imágenes a blanco y negro.

Alguien me tocó el hombro y el corazón se me paró por un segundo. Me giré sobre mis talones y una chica de lindos ojos y cabello rubio, me sonrió. El corazón volvió a su ritmo, decepcionado.

-Disculpa, ¿eres la autora? -Me preguntó, mientras en su mano izquierda sostenía una libretita.

-Si así podría llamársele, sí. -Le devolví la sonrisa que antes me había dado.

  -Hola, soy Perrie Edwards y trabajo para el periódico local. -Me ofreció la mano en saludo de presentación y yo la tomé. -Debes de sentirte orgullosa de que tus fotografías estén fascinando a todo el que entra por esa puerta y las ve, ¿no es así?

-Vaya, gracias. -Dije, tímida.

-En lo personal a mi me han encantado, pero ¿podrías decirme, por qué el título? ¿Qué significa? Si no me equivoco es italiano, ¿verdad?

-Así es. Significa manual de lo prohibido. -Dije, sintiéndome repentinamente incómoda, al no haber visualizado esto en el plan.

-Y, ¿por qué? -Insistió.

-Bueno... -Tartamudeé, no iba a darle una explicación extensa ni platicarle mi vida, solo dije lo primero que vino a la mente al pensar en Adrien. -¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista del "No toques, ni codicies" pero que cada momento te incita más y más a... tenerlo.

Ella miró a su alrededor después de lo que yo le había dicho y miró todas las fotografías de forma rápida. Después me sonrió.

-Ya entiendo. -Dijo. -Todo tu conjunto de fotografías forma un manual de una sola cosa prohibida, ¿verdad?

Abrí los ojos ante la sorpresa de que ella haya realmente comprendido.

-Así es. -Dije.

-Gracias por responderme. -Me sonrió y volvió a darme la mano. -Ha sido un placer conocerte.

-Igualmente. -Respondí y luego la vi alejarse haciendo anotaciones en su libreta.

Me quedé parada en el mismo lugar por un par de minutos, viendo hacia donde la muchacha se había ido y luego le regalé un suspiro al aire.

-Credo di essere quello che ha vietato I' manuale.

Mi corazón latió con una fuerza devastadora y luego colapsó de repente de forma teatral. Giré desorientada a fin de encontrar al dueño de aquella voz, sin saber si era solo una fantasía en mi cabeza o una alucinación de mi mente. Pero allí estaba, incluso más hermoso que una proyección de mi cabeza, sonriéndome nervioso. ¡Era él! Las piernas perdieron su equilibrio y me temblaron, me quedé estática.

-Gracias por responderme. -Me sonrió y volvió a darme la mano. -Ha sido un placer conocerte.

-¿Adrien Agreste? -La voz femenina de una chica partió la escena pero no retiré la vista empañada de Adrien, por temor a que desapareciera como si hubiese sido solo una alucinación. El rubio miró a la chica y los ojos se le abrieron de par en par, desprendiendo un fulgor desconocido.

-Alya. -Musitó, sorprendido.

Y eso fue todo, perdí la conciencia porque ya no resistí tener pies de gelatina y no podía obligar a mis pulmones a respirar. ¿Caí al suelo? O ¿alguien me sujetó? Qué más daba, ya no contaba con la percepción de nada.

Manual De Lo Prohibido~AdrienxChloe~(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora