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 «Toma mi mano que no nos van a parar»

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«Toma mi mano que no nos van a parar»

En mi propia piel me siento como un forastero, alguien que no pertenece a este lugar y que jamás encontrará la forma de encajar. Desde que tengo uso de razón, desde que soy un niño, soy capaz de apreciar cómo las personas aprecian las diferencias en mí. Mis ojos encuentran los suyos para percatarse que la estructura de estos es diferente, pero que, a pesar de todo, puede que no todo sea tan malo.

¿Qué tal si tomas mi mano? ¿Qué tal si me enseñas a amarme a mí mismo? Puede que los dos no entendamos bien el concepto que la vida tiene con respecto a aceptarte a ti mismo. Hay momentos en los que quiero desaparecer, hay momentos en los que quiero reír hasta no poder más y hay momentos en los que quiero tocar el cielo con los dedos. Existen veces en las que solamente quiero sentarme en una habitación a recordar esos tiempos en los que era inocente.

¿Dónde quedó ese niño? Ese que tomaba de la mano a su padre cada vez que caminaba por la calle por miedo a perderse entre el mar de gente. ¿Dónde quedó ese pequeño niño que prometió jamás rendirse cuando las paredes se cerraban? Ese niño que juró escalar la cima más alta hasta salir de la oscuridad para poder sentir los rayos del sol acariciar su pálida piel.

Ahí estás, te encontré escondido detrás de las nubes. Siempre le hemos tenido miedo a dormir demasiado, ¿no es así? Los sueños son el lugar más hermoso, no sentimos dolor y somos capaces de crear lo que más anhelamos. ¿Te acuerdas de esa vez que vimos a mamá? ¿Te acuerdas cuando tomamos su mano entre la nuestra y fuimos capaces de abrazarla aunque sea por unos cuantos minutos? Todavía puedo sentir esa felicidad.

No tengas miedo, pequeño yo, todavía no hemos terminado. Por más difícil que luzca el camino, por más oscuro que se ponga y a pesar de todas las nubes que cubran el sol, estoy aquí a tu lado. No necesitamos de nadie más, solo del amor que nos tenemos el uno al otro. Olvidamos lo que es amarte a ti mismo, a aceptar cada herida que la vida nos da para aprender de ella.

No seas tan difícil contigo mismo, no dañes la creación de arte que eres. Jamás trates de esconder esas bellas facciones con las que naciste, nunca intentes cambiar el color en el que viniste. Eres perfecto, especial en este mundo lleno de tristeza. Sé que suena difícil, que suena demasiado largo ese camino a la felicidad. Pero prometo tomar tu mano fuertemente, prometo no dejarte solo y correr detrás de ti mientras comemos esas manzanas acarameladas que tanto amas.

Has cambiado, has crecido en este joven adulto que todavía le tiene miedo a dormir demasiado, que todavía no entiende el por qué las personas no aceptan que tus ojos son diferentes a los de ellos. A pesar de todo, te has convertido en ese ser humano que tanto anhelabas. No sabíamos a quién estábamos buscando, pero puede que, después de todo, hemos encontrado a esa persona.

Hemos chocado contra un espejo. Todo este tiempo hemos buscado un cristal que refleja el amor propio que nos tenemos, por más escondido que esté. Así que abracemos fuerte, recordémonos el por qué la vida nos ha dado la oportunidad de estar aquí ahora. Posemos las manos sobre el vidrio que nos muestra a la persona a la que más debemos apreciar.

Hasta el Infinito ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora