Final

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Después de esa noche, después de abrirla por completo, Jennie supo de
inmediato que sería para la rubia. Su mente y su cuerpo parecían seguir esa necesidad de pertenecerle todo el tiempo que fuera posible.

Lo mismo pasaba con Lisa. Mientras estaba en el trabajo, concentrada en
planes y proyectos en quejas y demás, pensaba en sus manos sobre el cuerpo
de esa mujer. Ansiaba tenerla con ella, el abrirle las piernas y comerla completa una y otra vez hasta que se deshiciera en su lengua.

Podía saborear sus labios, sus ganas y las de ella. Podía verla en el suelo,
de rodillas, clamando porque ya había comprendido que era suya y que lo mejor que podía hacer era entregársele por completo.

Después de esas reuniones tediosas para el día, Lisa se sentó a pensar sobre lo que estaba sintiendo por esa chica, ella que era tan diferente, tan ajena a su mundo pero que la hacía sentir más cómoda que nadie más.

Pensó en los convencionalismos de la sociedad Alfa, de las presiones y de las normas que debían cumplir, incluso siendo la reina, la máxima líder. Se vio a sí misma en esas horas eternas en donde escuchaba las palabras de su padre recordándole que tenía que prepararse para la labor más importante de su vida. Pero, ¿acaso todo esto tenía sentido? Su instinto le gritaba que no.

Se quedó tranquila porque ya estaba a punto de salir de allí. Tenía en
mente unas cuantas cosas que quería hacer con Jennie, así que era de esperarse que estuviera más ansiosa que nunca por probarla.

Salió de allí después de un rato y se subió en su coche para ir hacia a su amada a toda velocidad. En ese momento tuvo que reconocer que ella era su parte favorita del día. Llegó a la mansión y entró con prisa, en cuanto cerró la puerta tras sí, la encontró de rodillas, desnuda y con la mirada hacia el suelo.

Tuvo una especie de sensación que le recorrió todo el cuerpo. La coreana ya había aceptado el hecho de que le pertenecía enteramente.

La rubia se acercó lentamente hacia Jennie. Estiró la mano y sus dedos rozaron la suave piel de su rostro. La morena cerró los ojos y se dejó tocar. Hizo lo mismo al otro lado y luego se agachó un poco para tomarle firmemente el cuello.

Jennie sintió la presión de los dedos sobre la piel, así que no pudo evitar
jadear.

—Mía… Mi pequeña esclava.

La coreana sonrió levemente y luego alzó la cabeza hasta que se encontró con esos ojos avellana, penetrantes y perfectos. Ambas permanecieron allí,
mirándose sin cansancio hasta que Lisa hizo que se levantara del suelo. Al final, quedaron de frente y procedieron a besarse como un par de desesperadas.

Los brazos de Jennie rodeaban sus hombros, y Lisa la sostenía firmemente en la cintura. Le encantaba ese lugar, le encantaba quedarse allí, anclada en ella puesto que era algo que le hacía perder la razón.

Luego de un rato, su instinto dominante tomó el control de la situación y la cargó para llevársela consigo y esta vez, sería hacia la habitación en donde estaban dispuestas unas cuantas cosas para jugar.

Jennie notó que iban hacia otra dirección pero a diferencia de la primera vez, sintió que no debía tener miedo porque estaba con ella, estaba con esa mujer que le gustaba tanto, así que cualquier cosa que harían, sería más que perfecto.

Fueron hacia la parte de la cocina, cerca del lugar en donde La rubia la recluyó los primeros días, pero pasaron de largo hacia otra estancia, un sitio también oscuro. Lisa, al empujar levemente la puerta, dejó al descubierto una especie de mundo completamente diferente. Un universo dispuesto para que una Dominante y una sumisa pudieran ser como quisieran ser sin mayores contratiempos.

Finalizada: Mi pequeña esclava [Jenlisa G!P]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ