Bonus ♡

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Me gusta su cabello alborotado sobre la piel húmeda de su frente, yendo a todas las direcciones hasta cubrir parcialmente sus mejillas sonrojadas

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Me gusta su cabello alborotado sobre la piel húmeda de su frente, yendo a todas las direcciones hasta cubrir parcialmente sus mejillas sonrojadas. Me gusta detallar con la punta de mis dedos sus parpados, sus pestañas, su nariz y sus labios perfectos y entreabiertos del que se escapan suspiros y jadeos. Me gusta su cuello, especialmente cuando pasa saliva y la manzana de adán baja y sube simultáneamente, cuando echa la cabeza hacia atrás y el cuello se le estira y la deja desnuda. Es entonces cuando lo considero tan mío que muerdo justo allí y dejo marcas en su piel. Podría parecer que esto lo hago todos los días, que esto es algo que hago cada vez que nos encontramos desnudos, pero no es así, esta vez es diferente, lo es porque parece que iremos hasta el final.

Por primera vez lo estamos haciendo con la luz encendida, sin la tonta excusa del insomnio. También es diferente porque he vuelto a alquilar una habitación en un hotel por medio de mi hermana, y no me importa meterme en problemas; esta vez puede venir el gerente y dejaré que tumbe la puerta, pero no me detendré, no cuando Jungkook está tan seguro de lo que quiere y yo no tengo problema con dárselo.

—No aguanto —anuncio, casi con un gruñido tras mi garganta.

Jungkook no suelta palabra alguna, sin embargo, sé que también está a punto de alcanzar el clímax por la forma en que me abraza con sus piernas y sus brazos, atrayéndome hacia él para besarme antes de correrse, con sus labios dejándolos abiertos como si quisiera que yo tomara su último aliento. Huele a chocolate y menta, y solo recordar la forma en que su lengua se movía alrededor del helado, hace que me corra al instante.

Me tumbo a su lado y entrecierro mis ojos. Mi garganta la siento seca y me inclino por algo de agua.

—Dame un poco —dice, y cuando hace el amago de levantarse pongo mi mano en su pecho y lo hago recostarse otra vez—. ¿Qué haces...?

Lo advierte, sabe lo que quiero y, seguido de un suspiro, abre la boca. Nada más dejo que un corto chorro de agua llene su boca y me empalmo al momento. Traga rápido y vuelve a abrir la boca, un segundo chorro, y la tercera vez no le doy agua, le doy a probar de mi boca, de mi saliva. Pongo la tapa en la botella con torpeza y lo tiro fuera de la cama.

Me separo unos segundos antes de seguir, buscando lubricante y condones en la mochila. Vuelvo a la cama y me hago camino entre sus piernas, besando su pecho y su mentón, hasta subir de nuevo a su boca, porque siempre será un placer besarlo allí.

Tomo un condón y saco la forma grasienta, meto mi dedo índice y...

—Espera, ¿ahora?

—¿No quieres? Lo siento, pensé...

—Sí, sí quiero... —dice y voltea la cabeza hacia otro lado, cubriendo sus ojos con el brazo—. Está bien, hazlo.

Chorreo un poco de lubricante sobre el condón, tanteo entre sus nalgas e introduzco el primer dedo sin dificultad. Sonrío casi orgulloso porque Jungkook solamente exhala, sin hacer ninguna mueca. Vi en internet que prepararse con un condón lubricado siempre será mejor que hacerlo con los dedos desnudos.

Después de un ratico, medio saco el dedo e introduzco el segundo, luego el tercero, hasta que Jungkook tiene que quitarse el brazo del rostro para intentar detenerme porque cree que va a correrse.

Es mi turno, me digo sacándome el forro de los dedos y echándolo afuera de la cama. Abro otro condón y me lo pongo, echándole lubricante encima, acompañándolo de movimientos ascendentes para asegurarme de que todo quede bien lubricado. Estoy temblando un poco y el sudor a veces me nubla la vista. Estoy demasiado excitado y nervioso como para controlarme y hacerlo bien. Intentar introducir mi pene no es tan sencillo como lo hice con los dedos. Cuando intento meter la punta, se va hacia otro lado, resbalando por la lubricidad. Casi chillo y, entonces, escucho una risilla.

—¿Estás burlándote de mí? —inquiero con gracia, volviendo a posicionar mi pene en su entrada—. No es tan sencillo, créeme.

—¿Quieres que me dé la vuelta?

Lo miro un instante, dándome cuenta de que, en realidad, quiere darse la vuelta parano dejarme ver los gestos de su precioso rostro, y no quiero eso, quiero verlo mientras nos volvemos uno.

—No, solo empu... —Tal vez me inclino con demasiada fuerza, introduciendo la punta de mi pene. Jungkook ahoga un jadeo, cierra los ojos con fuerza y se agarra de las sábanas con angustia—. Joder. Perdón, Jungkook. Lo siento. Voy a salir. En serio lo...

Apenas logro retroceder una minúscula parte cuando la mano de Jungkook me detiene. Entonces, exhalo lento, tembloroso.

—Hazlo, entra —dice, volviendo a tirarse sobre la almohada—. Solo no vuelvas a empujarte así. Sentí que me partías, literalmente —agrega, medio riendo.

Asiento y, tomándolo de las caderas, me introduzco lentamente, gimiendo por cada centímetro de piel que se ahoga en su interior. Se siente tan jodidamente bien que me detengo un segundo para asimilarlo antes de continuar, asegurándome de besar la línea oscura bajo su ombligo, ascendiendo por su vientre, su pecho, su cuello, mordiendo su oreja, cada parte sensible para distraerlo del dolor que le causo.

¿Es esto el cielo?

Nunca antes había sentido tal placer, ni siquiera con mis manos. Y mientras más lo embisto, más creo que perderé el control. Me hace preguntar si se puede ser una persona en la cama y otra fuera de esta, porque me desconozco completamente y estoy seguro de que Jungkook igual, porque me atrae, me besa, me muerde y me araña, hace cosas que nunca podría haber hecho en sus cinco sentidos.

—Si no dejas de tocarme así... —advierte cerca de mi oído y, entonces, caigo en la cuenta de que he estado masturbándolo, intentando sacarlo de control, aunque ya tiene muy poco de eso.

No solamente él podría estar a punto de correrse. Arremato más contra sus nalgas, saliendo y entrando rápidamente. Él me atrapa con más voracidad cuando llega al orgasmo y siento que me aprieta, azotándome una corriente eléctrica por todo el cuerpo. Llego al éxtasis, perdiéndome en el hueco de su hombro y su cuello, con la respiración acelerada y perdido en su olor y su calor.

Inhalo una bocana de aire y me separo.

—Perdón por arañarte —dice, rodando sobre la cama.

Volteo para verlo a los ojos y depositar un beso en la punta de su nariz.

—En realidad se sintió muy sexi de tu parte. —Ahoga una carcajada e intenta apartar la vista, porque inmediatamente mando mi mano a su mandíbula y lo detengo—. Dime la verdad, ¿del uno al diez que tanto te duele?

—Un veinte —suelta y me contraigo—. Es broma. Ahora no siento nada, solamente es... incómodo, pero no siento nada de dolor.

—¿Seguro?

Pone su mano sobre la mía y la aparta dulcemente, acercándose para dejarme un beso fugaz en los labios.

—Deja de preocuparte tanto, estoy bien. No soy de cristal.

—¿Vamos a ducharnos?

Asiente con la cabeza, deslizándose al borde de la cama mientras yo pego un brinco. El suelo frío me da un poco de frescura y me aclara un poco la mente. Vamos al baño y esperamos que la bañera se llene, luego nos metemos en ella y suspiro satisfecho. Jungkook hace un masaje sobre mis hombros y yo dejo caer la cabeza sobre su hombro.

—Te amo —le digo.

Se lo piensa un rato, casi hasta que lo olvido, entonces...

—También te amo.

Y sonrío, irguiéndome para besarlo. Lo amaría de aquí a siempre, sería mi promesa eterna, para mí y para él. Hay diferentes formas de amar a alguien y estaré dispuesto a mostrárselas todas, cada día, cada segundo de mi vida.

tímido amor » taekookWhere stories live. Discover now