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«¡Rulitos! Otra vez yo, es la

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«¡Rulitos! Otra vez yo, es la... ¿quinta vez? Discúlpame por llenar tu correo de voz con mensajes tontos últimamente. He descubierto que es una buena manera de racionalizar y exteriorizar las cosas que pasan en mi vida...»

Curiosamente, ya había tomado confianza para enviar mensajes. La primera vez que lo hizo prometió no volverlo hacer, pero fue irónico que al día siguiente una paloma ensuciara su outfit y él llamara de nuevo a la casa de TaeHyung para dejarle un mensaje de voz contándole a risotadas cómo su día había comenzado mal y terminado mal.

Finalmente se volvió un ciclo, no dejaba mensajes todos los días, pero sí de vez en cuando y extrañamente, servían muchísimo como monólogos: le ayudaban a tomar buenas decisiones o reflexionar sobre esas situaciones a las que se enfrentaba a diario. Y dejó de importarle también, el hecho de que su saldo llegaba por las nubes.

Tomó una maleta y teniendo el celular sostenido con la oreja y el hombro comenzó a empacar ropa.

Es decir, es tonto porque sé que cuando regreses vas a escuchar todas las estupideces que hago y digo. Pero se ha vuelto divertido para mí hacer esto, fuiste durante bastante tiempo mi confidente así que supongo que es algo psicológico porque al saber que dirijo mis palabras a ti puedo conectarme un poco más con la realidad y analizar las cosas.

Y era verdad, el solo hecho de fingir que hablaba con él le ayudaba en gran manera a sobrellevar lo que es la vida diaria. TaeHyung siempre tuvo un tipo de magia en él, un impacto supremamente fuerte pero reconfortante. Aún se preguntaba por qué las cosas tenían que salir de esa manera; ellos dos tenían una bonita relación, llena de comunicación y confianza. Probablemente si no hubiese estado tan ocupado con sus obligaciones y responsabilidades, podría haberle brindado la atención que el chico de rulos negros se merecía; quizás por ello terminó aburriendose y buscando consuelo en alguien más.

Aunque era un poco injusto.

«Ahora mismo estoy empacando mis cosas para irme, rulitos. Fue un poco doloroso ver a mis hermanos llorar porque me iba y no podrán verme durante dos largos años; aunque intenté consolarlos con la excusa de que podríamos hablar por celular, pero me dijeron que no era lo mismo. ¡Pues claro que no es lo mismo! Es decir, nadie puede vivir sin ver mi hermoso y maravilloso rostro durante dos años.»

Rió un poco debido al comentario lleno de ego, sin embargo, al darse cuenta que no era tan cierto porque con Tae ya iba para dos, terminó disminuyendo lentamente su risa hasta apretar los labios y tragar fuertemente para disipar el nudo que se había comenzado a formar en su gargante.

«Aunque contigo ya casi son dos...»

Dijo en un susurro, debatiéndose si hacer el comentario o no.

«Escucha, no quiero que me malinterpretes, pero tengo que decirlo...»

Un silencio se instaló en la línea, y SeokJin suspiró sonoramente para intentar calmar su corazón latir a mil por hora.

«Te extraño.»

Lo dijo, por fin lo dijo, e intentó felicitarse a sí mismo mentalmente por dejar de tener tanto miedo.

«No lo digo en mal plan ni con segundas intenciones, te extraño como amigo. Los últimos días me he sentido... solo, vacío. De algún modo lograbas aliviar ese incesante sentimiento de soledad y ese mal presentimiento que tanto me perseguía, ¿recuerdas? »

Después de que sus padres murieron, SeokJin comenzó a sentirse extraño, una ansiedad lo invadía todas las madrugadas y en las constantes pesadillas se veía a él, pero había algo diferente en su reflejo que no lograba entender. En ese entonces, TaeHyung era quien despertaba y se dedicaba a calmar al mayor; en medio de sus brazos intentaba transmitirle paz y hacerle entender que era probablemente la inquietud de saber que sus padres ya no estaban.

«Bueno, ha vuelto. Las pesadillas no, pero ese... ese extraño sentimiento que presiona mi pecho sigue allí latente. Tampoco creas que lo digo por interés, solo... te extraño.»

Pronunció la última palabra en un susurro, sintiendo que su voz iba a quebrarse en cualquier momento. Sin darse cuenta por mucho tiempo ignoró todo lo que había perdido: trató de pretender que sus padres seguían vivos, al menos en sus recuerdos. Pretendió y se convenció a sí mismo de que Tae aún lo quería y lo anhelaba de la misma forma que él, solo que se negaba a aceptarlo, comenzando a depender totalmente de ese pensamiento para poder subsistir.

Giró su cabeza un poco y tomó el celular con la mano, ya su cuello se comenzaba a cansar de sostenerlo. Entonces, miró su reflejo en un espejo al lado suyo, observando con detenimiento su aspecto un poco descuidado; ese tinte rubio que ya comenzaba a desaparecer lucía fatal, y sus ojeras eran notables en su piel trigueña. SeokJin era mayor que TaeHyung por unos cuantos años, a veces pensaba que realmente dejó de verse atractivo ante los ojos del pelinegro y no era porque como él había dicho: "se merecía a alguien mejor que un crío inmaduro" que su relación había terminado.

Apretó los labios, tratando de suprimir las lágrimas que querían escaparse de sus orbes.

«Lo siento...»

Su voz se quebró y sabiendo que ya no podía pronunciar palabra alguna y para evitar llorar en el mensaje, colgó.

Al día siguiente no recordó cuánto lloró, ni a qué horas se durmió. Tampoco le importó verse fatal, solo tomó un baño, se alistó y sin pensar en nada más subió al bus que lo llevaría al batallón.

Había entendido una cosa: estaba realmente solo en este mundo.

Pau

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Pau.

Demasiado Tarde [ JinTae ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora