Capítulo Tres

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"If I got locked away,

And we lost it all today,

Tell me honestly,

Would you still love me the same?"

-Locked Away, R. City Ft. Adam Levine

Agosto del 2061, California, Estados Unidos

Despierto con una sonrisa, algo que no he hecho desde que era pequeña. Aún siento su presencia a mi lado y su olor se rehúsa a escapar de mí.

Me levanto de la cama y salgo a la sala de estar, en donde me encuentro con Emily y Stephanie desayunando con sus cabellos alborotados.

–Buenos días –saludo mientras camino hacia ellas, atando mi cabello en una cebolla.

Mis amigas gruñen unos saludos.

Tomo asiento tras haber agarrado un trozo de pan tostado.

–Hope, ¿dónde te metiste anoche? –Pregunta Emily con una mueca de disgusto.

Parece ser que alguien no está feliz de que anche abandoné su fiesta.

Buenos días a mí.

–Estuve en la playa. Perdona, traía un dolor de cabeza –replico mientras me concentro en aplicar mermelada de naranja.

–Te perdiste de mi increíble conexión con el gran príncipe Connor Thuster –añade.

–Lo siento, pero cuéntamelo todo.

–Pues, mientras estabas perdida en la playa, Stephanie y yo conocimos a Connor y a Nicholas. Pero justo cuando comencé a acercarme al amor de mi vida, los ojos de Connor se posaron en los míos y se quedaron perdidos ahí por horas. Fue como una película –anuncia la cumpleañera con sus ojos azules brillando.

Simplemente sonrío y asiento, aún perdida en mi propia película de anoche.

Terminamos de desayunar escuchando las historias de Emily sobre su fiesta de cumpleaños.

Me retiro a la habitación para comenzar a empacar para nuestro viaje hacia la capital.

Sin embargo, en cuanto abro el closet, me quedo atrapada de nuevo en la burbuja que me mantenía viva anoche mientras me aferro a su saco, el cual sigue impregnado de su perfume y de todas nuestras conversaciones de anoche.

Y desde aquel momento hasta que llegamos a la capital y entramos a nuestras habitaciones, quedo envuelta en un extraño sueño. Estoy completamente consciente de todo lo que está sucediendo y de dónde estoy, pero no puedo encontrar las fuerzas para sacar de mi cabeza al hombre que puso una sonrisa genuina en mi rostro después de tantos meses.

La burbuja es bruscamente rota cuando mi teléfono vibra indicándome la entrada de una llamada.

Suspiro al darme cuenta de que se trata de mi madre.

–Veo que por fin le contestas a tu madre. ¿Será que necesitabas ir a la capital para contestar el celular?

–¿Qué necesitas?

–No seas grosera conmigo, Hope. Soy tu madre.

No respondo.

–Necesito que regreses a tu trabajo. No creas que tu padre y yo no nos damos cuenta de que tu empresa ahora está fabricando prendas diseñadas por diseñadores novatos –añade.

No se vale soñar (TERMINADA)Where stories live. Discover now