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Cada vez el señor Kim le cargaba más trabajo a Kenny. Al punto de que no lo dejaba ni acostumbrarse.

Lo hacía cargar kilos de arroz de un lado a otro porque no le agradaba donde estaba localizado... Lo hacía levantar cada cosa sucia del suelo que no se explicaba como llegaba ahí si es que ni clientes habían.

Siempre le arrojaba trapos o cubiertos, si llegaba a no atraparlos...entonces lo hacía lavar todo de nuevo.

Le hacía entregar pedidos corriendo, porque si llegaba más tarde del tiempo indicado lo hacía pintar las paredes de City Wok con una brocha, aunque estuviesen relucientes y sin ni un aruñon.

Y Kenny quería renunciar pero su paga aún no llegaba y además le daban comida gratis...incluso su hermana comía de ahí.

-Señor Kim, a veces creo que usted me esta engordando a propósito...-estaba limpiando las mesas cuando en los cristales noto que no estaba tan delgado como antes.

–Tontelias Denis, ¡sigue limpiando! Necesito que entregues un pedido a casa de los Donovan y si en 10 minutos no estas aquí, estalas en selios ploblemas.

Kenny se detuvo de limpiar. Y miro al hombre americano que se hacía pasar por chino.

–¡imposible, no puedo correr tanto sin que la comida se revuelva toda o yo muera por falta de oxígeno, me niego!–tiro el trapo y puso ambas manos en su cadera ya cansado.

El señor Kim vio el trapo y luego a Kenny.

–¿sabes que pol eso tendlás que laval todos los tlapos? Que suelte que tlaje mis calzones...

–¡estoy hasta la...!–se quito el mandil y también lo tiro.–No puedo más, estoy cansado, me duelen los músculos, jamás había trabajado tanto como esta vez. ¡Renuncio!

El chino ni siquiera se molestó, al contrario, empezó a servir el pedido de los Donovan.

–¡¿me está escuchando?!

–Denis...

–¡ay carajo, que me llamo Kenny, Kenny!–se apretó las cuerdas de su chamarra cubriendo su boca para soltar un grito ahogado.

–No captas Denis, no captas nada...

Kenny molestó salió del local de comida china hacía su casa.

Y el que ni siquiera el señor Kim se molestara en seguirlo lo hirió un poco.

Al día siguiente retomó el camino de la perversión y la lujuria, porque ya se encontraba en casa de una de las chicas de grado superior que recientemente había buscado a Kenny porque pasaría el fin de semana "sola" en casa.

Mientras se deshacía de su estorboso brasier, la chica de largo cabello negro se quedó pasmada ante el ruidoso golpe que se escucho en la puerta de su casa.

Kenny la miro con los ojos como plato.

–¿¡no que estabas sola!?

–¡lo...lo estoy! ¡Ay es un ladrón!–palideceo abrazandose a el.–¡sálvame Kenny!

A Kenny le dio ganas de quitarla de encima de sus piernas y aventarla para salir corriendo, pero ante todo... Es un caballero.

–¡Cristina!–una voz masculina se escucho furiosa subiendo por las escaleras.

–¡es mi novio!–pegó un grito asustada–¡escondete!

Kenny intento brincar por la ventana pero ya era muy tarde.

Aquel tipo alto de universidad y que parecía ir al gym y beber proteína entró sabiendo lo que iba a encontrar.

Si alguna vez a alguien le ha perseguido un perro hambriento mientras carga una bolsa de salchichas. Bueno pues eso es aún menos atemorizate por que al menos con los perros puedes soltar la bolsa y salvar la vida pero en este caso aunque le aventara la novia nada cambiaría.

Misterioso CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora