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Hooola!!

Dedicado a mi súper Eztizen a la que quiero mucho! :) Es un poco... pervertido, más que el contenido en sí, por el pobre Quio. Lo he escrito mientras no había nadie en casa y escuchando No control (La voz de Louis es orgásmica, tenía que decirlo), espero que os guste.

¡En este no hay pin, se hará en el siguiente cap!

Junn.

Ira

Después de que se me pasaran las ganas de matar a los putos primos de Quio que le trataban como la mierda, mi segunda y titánica misión era que nadie se diera cuenta de que no comía. Quio era el que más me preocpaba respecto a esto, pero claro, era también el que más fácilmente podía llegar a distraer, así le toqueteaba debajo de la mesa y le hacía ruborizar. Admito que, a parte de ser un plan de distracción, también era por morbo. 

Cuando le dije en voz alta lo del baño lo hice para que me siguiera y se diera cuenta de mis intenciones perversas, pero Quio es Quio y a saber lo que pasó por esa cabecita en ese momento. Una vez ya dentro del cuarto y que lo tenía arrinconado contra la puerta, no podía dejarlo. Admito que cuando me dijo que se masturbaba me llevé un chasco, pero es lo que hay. Nadie podía ser tan sumamente inocente. 

Nos movimos hacia la cama mientras nuestras bocas se movían en sincronía. Mi lengua jugueteaba con la de él, que a veces dudcaba o vacilaba, pero sin lugar a dudas, besar a Quio era lo mejor que podía haber. Metí mi mano por dentro de su pantalón, sabiendo lo que me iba a encontrar ahí. No quería hacer nada demasiado fuerte, porque obviamente Quio era más virgen que el aceite de oliva, pero había algo en él que hacía esa inocencia absolutamente deseable. Te entraban ganas de llevarlo al lado oscuro, y eso es lo que haría. 

Acaricié su miembro por encima de lo boxers y él jadeó en mi boca, porque no había dejado de besarle ni un sólo momento. Puse el brazo que tenía libre al lado de su cabeza para no aplastarle y que pudiera tener mejor radio de acción. Una de las manos de Quio estaba en mi nuca y la otra en mi espalda. Era demasiado pronto para pedirle que me agarrara del culo, ¿no?

-Ira...- gimió en bajo, rojo como un tomate, cuando metí la mano por dentro de los calzoncillos, agarrándole con suavidad. 

-Sh... calla- musité.

-Está... mi familia abajo- empecé a mover la mano suavemente mientras besaba su cuello. 

-Mejor, así mas morbo- le bajé la ropa un poco más, haciendo que el frío de la habitación le pusiera la carne de gallina-. Aunque si quieres, paro.

Dejé la mano quieta y él soltó un ruidito de protesta. 

-¡No...!

-¿No sigo?- me empcé a apartar, pero él me detuvo. Nunca había visto a nadie tan rojo en la vida.

-Por favor...

-No, dime qué quieres- vale, estaba siendo mala a propósito, quería oírle decir cosas guarras, pero por su expresión mortificada, supe que tendría que dejar eso para un momento en el que no hubiera ninguna propabilidad de que nos pillaran-. Vale, por ahora te libras. 

Volví al movimiento, y él me besó a mí, bajando una de sus manos hasta mi trasero, levantándo un poco la falda. Si no hubiera estado en esta situación con él, habría soltado un comentario sarcástico. Me aparté un poco de él para observarle. Tenía los labios hinchados y los ojos brillosos, el pelo revuelto. Yo no debía estar mucho mejor, la verdad, porque ese chico me hacía descontrolarme como ninguno. No había control (nota de la autora: No controOoOol). 

When Ira met QuioOù les histoires vivent. Découvrez maintenant