CAPÍTULO 28

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Tomó tiempo, pero finalmente llegué. El zoo era muy extenso y los animales dormían, todo estaba en silencio, me di cuenta que una caseta de vigilancia tenía luz, no estaba muy segura de sí debía preguntar, de igual manera lo hice.

-Disculpe, buenas noches.

-¡AH!

-lo siento.

Olvidé las horas que eran, no era normal que a horas de la madrugada llegará una chica con traje a hablarte en medio de la oscuridad, supongo.

-¡Señorita! ¡Sabe qué horas son estas! ¡No vendemos boletos!

-¿Ha visto a alguien por aquí? ¿A eso de las 11 o más?

El guardia se veía más calmado, pero seguía de mal humor.

-¡Yo no he visto a nadie! Los únicos presentes somos yo y usted.

Desearía los archivos de la computadora ahora.

-¡Ah! ¡Y un científico loco adentro!

Me alerte al escucharlo, si Chico Bestia estaba adentro alguien tenía que haberlo visto.

-¿Científico loco?

-Es un biólogo en sí, pero no quita lo loco que está. Lleva ahí todo el tiempo, buscando la disque criatura perfecta.

-¿Sabe en qué parte está?

-¿Para qué quieres saber?

-Necesito la información urgentemente.

-¿Para qué?

-Dígamela.

Lo intimide con la mirada y le explote una lámpara a propósito. Pareció funcionar

- ¡Tiene dinero! Y es dueño del zoológico, creo que está en la parte baja, se puede acceder a ella en un compartimiento secreto de los delfines, de ahí no se más.

-¿Por qué me específicas que tiene dinero?

-Los rumores dicen que experimenta con algunos animales y que calla a sus subordinados con dinero o que secuestra algunos de afuera. También dicen que sus hijos son raros. Nadie comprueba nada.

Aquello no hizo más que asustarme: Chico Bestia era un hombre con el poder de ser cualquier animal posible y en más de una ocasión se lo había visto en acción. No creo que lo hayan querido secuestrar para...no. Tenía que investigar antes de llegar a una conclusión.

-Gracias.

Me di la vuelta y empecé a ubicar la zona de los delfines, lo oí gritarme en plan de

"¡Señorita no puede entrar! ¡Oiga no me escucho!" supuse que me seguiría, de modo que

con mi magia lo amarre de pies a cabeza y lo encerré en su caseta. Ahora no sería una

molestia.

Me encaminé a la zona de los delfines que estaba al otro lado del zoo, en cuanto lo divise me apresuré y descendí a la planta baja: era un pasillo amplio y oscuro, preferí no encender la linterna de mi dispositivo, me podrían atrapar. Avance sigilosamente hasta dar con una puerta del mismo color de las paredes: blanca. La abrí con cuidado y observé otro pasillo, este más estrecho, seguí avanzando y mis pies pisaron sobre madera que crujió levemente. Me detuve y observé la madera, era un compartimiento, me incliné y lo abrí con precaución: la luz me molesto un momento pero una vez pasado el efecto me sorprendió ver un cuarto extenso, absolutamente de blanco, no tenía ningún mueble ni nada por el estilo. Observé un momento al pasillo oscuro que tenía por delante ¿Cuál debía seguir ahora? Oí un rugido proveniente del cuarto blanco ¡Debía de estar ahí! Abrí más la puerta y me pasé por ella, el cuarto era realmente blanco, era complicado distinguir las paredes, incluso el lado reverso de la puerta por la que entré era blanco y casi invisible, la abrí para darme una idea de la ubicación del techo. Recorrí todo el espacio y el momento en que me di con una pared, una alarma comenzó a sonar estrepitosamente.

-mierda

¡Había alarmas en está zona! ¡El ruido era simplemente insoportable! ¡Me reventaba los oídos! Traté de llamar a los titanes pero un nuevo sonido me detuvo, una de las paredes se desplazaba y daba paso a un vidrio por el cual se asomaba un tipo en bata. Me miró confundido y mandó apagar las alarmas, eso creo porque le hablo a alguien. Efectivamente, las alarmas dejaron de sonar y un reproductor negro salió de una de las paredes.

-¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?

¿Qué le decía? No hay explicación lógica. Al punto.

-Tomaron a mi amigo y estoy buscándolo. La última vez lo vi en este zoológico.

-Te equivocas niña, aquí no hay nadie. Solo yo y un par de camaradas. Te debió doler a la hora de caerte ¿verdad?

-Bueno, sí.

Se dio un silencio incomodo, no sabía que decir ni que hacer ahora. Por cierto.

-Una pregunta ¿Es usted biólogo?

-Sí. Trabajo aquí. ¿Por qué lo preguntas?

Si era verdad eso de los rumores, entonces no debía dudar de quién era.

-¿Usted no busca a la criatura perfecta?

El hombre de la bata guardo silencio un momento y una puerta de al lado se abrió. Me estremecí al ver a ese desgraciado mimo y sin pensarlo me puse en posición de ataque. Miré al hombre un momento y su mirada había cambiado: era maliciosa y sombría, se acomodó los lentes y me soltó.

-Pues sí. La busco y creo que tú eres una molestia para eso.

La pared blanca volvió a elevarse y todo quedó en blanco de nuevo, miré un momento al techo y el mimo se apresuró en cerrar la puerta y a observarme desde la altura.

Ahora tenía problemas, pero la vida de chico bestia aun peligraba. Tal vez el pasillo llevaba al laboratorio. Prendí la tele comunicadora y opté por un audio de voz a la vez que el mimo se acercaba. Susurre a lo bajo.

-planta baja de los delfines, puerta blanca oculta, pasillo estrecho, una puerta en el suelo y otra a lo largo del pasillo. Vayan al fondo, yo estaré bien. 

ENTONCES...Where stories live. Discover now