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Aquella misma estando sentada frente a la ventana que daba hacia afuera, mirando a la nada, un repentino dolor y un rió de recuerdos me golpeaba la cabeza.

Por primera vez en mucho tiempo mi mente había viajado a aquel momento en el que firme mi destino y termine en este lugar.

Una imponente y enojada voz masculina resonaba por todo el lugar.

En el centro de todo, yo me encontraba contenida por otros dos fuertes ángeles, frente a mí, nuestro señor hablaba, no le escuchaba, solo lo miraba divertida y reía, estaba segura de que de nuevo no me harían nada, estaba segura, bastante segura que otra vez me dejaría ir como si nada hubiera pasado... después de todo era yo.

Divague en esos pensamientos por un buen rato, hasta que aquel hombre se levantó de golpe de donde se encontraba, dirigiéndose decepcionado y traicionado nuevamente.

Había tenido suficiente.

Mi descontrolada risa se detiene y me expresión de inmediato se petrifica.

-te dije una y otra vez que no hicieras esto, solo te deje seguir aquí por una única razón y tú lo sabes, te di una oportunidad... pero te negaste a tomarla una y otra vez...- pronuncia mi nombre y yo me recojo- pero, ya no puedo hacer más esto, esta vez te pasaste más allá de lo perdonable-

Ambos ángeles me sueltan y retroceden al instante, yo me lanzo a sus pies suplicándole que me perdone, que no lo volveré a hacer, el ríe amargamente.

-he escuchado eso tantas veces- me dice-

Cuando me doy cuenta él se encuentra tras de mí, me quedo estupefacta esperando lo peor.

Repentinamente siento mi cuerpo ser presionado contra el suelo por alguna fuerza invisible, y, de un momento a otro, siento como mi ala izquierda es arrancada de un tirón de mi espalda, grito, unos segundos después, la otra es arrancada dolorosamente del mismo modo que la anterior, era la primera vez que algo así sucedía, el dicta mi sentencia, ya no veo nada.

Despierto un largo tiempo después en una cabaña en medio de la nada.

Me levanto de golpe de la silla estando visiblemente afectada por lo que acababa de venir a mi mente, agitada intento alcanzar las cicatrices que estaban donde alguna vez estuvieron mis alas, mi vista se nubla, comienzo a llorar sin entender muy bien porque, pero definitivamente, no era por el recordar tan vívidamente lo que había sentido en ese entonces, mi memoria era un caos y yo misma no lograba sentir correctamente ninguna de las emociones que se arremolinaban en mi interior.

Por unos segundos veo la cara de aquel brillante hombre.

Corro hacia el espejo más cercano que encuentro y me desprovisto de la molesta camisa, mi cara y mi cuerpo se ve más esqueléticos de lo que creía, la consecuencia de la falta de mis alas y la ahora... recién notada contaminación de mi propio ser se hacían aún más presente.

Tal vez fue mejor nunca haber indagado en mi mente, tal vez era mejor haber mantenido todo quieto, tal vez en primer lugar nunca debí haber recordado nada.

Rio nerviosa.

Oigo la puerta ser tocada.

Hace horas que la mañana había llegado.

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⏰ Last updated: Mar 17, 2020 ⏰

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Recuerdos de un angel caidoWhere stories live. Discover now