Guerras de novios IV

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— ¿No es hermoso mi anillo? — presume un sonriente Hashirama a su amigo — Hasta bajo la lluvia brilla.

— Si — Izuna estaba ya cansado de escuchar lo mismo, desde hace una semana su cuñado no paraba de presumirle su anillo. El color que le combinaba con sus ojos, que era su talla, que la galleta estaba deliciosa.

Se estaba cansando del mismo tema y ahora que ambos estaban corriendo en el parque, no se paraba de hablar. Y no es que sintiera celos de su mejor amigo, claro que no. Pero pensaba que él se iba a casar ANTES, sobre todo cuando descubrió un juego de anillo plateadas con las simbología de su familia y la de su novio.

Estaba tan feliz que le iba a decir a Tobirama que había descubierto su regalo, si no fuera porque Hashirama lo detuvo e impidió que le dijera la verdad. Bendita la hora que le dijo que lo ayudará hacer un inventarió de la ropa que ya no usaban.

— Izuna, ¿sigues aquí o te fuiste a Marte a visitar tus familiares? — pregunta Hashirama a su mejor amigo, hace varios minutos que estaban callados.

— Tengo algo que hacer — dice el Uchiha serio — Visitare a tú hermano.

Hashirama abre los ojos con incredulidad, si suponía bien. Tal vez Izuna le reclamaría a su hermano por los anillos de boda y ahí sí Tobirama lo mataba bien matado.

— Izuna dijimos que ibas a esperar que él te diera la sorpresa, que no ibas hacer nada estúpido — trata de hacerlo entrar en razón.

— ¡Mira la hora que es!  — cambia el azabache de tema — Ya tienes que dar clase en la universidad de Konoha, me saludas a mi primo Obito y Sasuke.

El Uchiha se va corriendo a la dirección contraria, sin escuchar las quejas de su amigo.

— ¡Izuna espera! — pero ya era demasiado tarde — En vez de preparar mi boda, prepararé mi funeral.

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Que bueno que las oficinas Senju no quedaba tan lejos de donde ellos vivían y tampoco en el lugar que salían a correr. Entro sin saludar a nadie y corrió por las escaleras, los elevadores mientras que más apurados estabas más se tardaban.

Llegó a la oficina principal de su amado y abrió la puerta, sin saber que estaba en una junta de reunión.

— Ups — dice el joven Uchiha al ver que todo el mundo lo miraba, había empresarios muy importantes. Desde los Sarutobi, Namikaze, Huyga, Yamanaka y Nara.

— Izuna.

El nombrado cierra los ojos, pudo notar el tono serio de su adorado ratoncito. Estaba enojado. Pero no importaba, ya había metido la pata. Le valía madre meter la cabeza entera.

— Perdón, pero ya no aguantó.

— Izuna...

— Te amo, sabes que te adoro demasiado. Tanto que fui contra las decisiones de mis padres, hermano, primos y todo mi familiares. Sin importarme quedarme sin herencia. Pero ya no aguanto y se que vivimos juntos, se que sólo serían papeles. Sin embargo, me gustaría una enorme boda donde todos sepan que eres mío solamente.

El Uchiha término de hablar y vio como todos se le quedaban viendo a su novio. Se sorprendió al verlo sonreír, pensaba que se iba a enojar o lo terminaría.

— Izuna — dice él y le pide con un gestó que no lo interrumpa — ¿Es por eso que estás todo descuidado? Pareciera que te hubieran asaltado.

El menor se ve y sí, la carrera lo había dejado todo desarreglado y despeinado. Estuvo a punto de justificarme, pero Tobirama le pidió silencio.

— Primero se saluda — el albino se levanta y se acerca a su pechero. Toma su saco y de los bolsillos saca una cajita negra que reconoció al instante, donde guardaba los anillos.

Izuna aguanta las ganas de reír y de llorar.

— Y segundo mí Uchiha problemático, hoy tenía una reservación en el mejor restaurante del lugar, con toda la familia reunida para pedirte matrimonio. Pero como usted es una persona desesperada, sólo quedará el lugar para celebrar. Izuna, ¿te gustaría casarte con este amargado que es el único que te soporta?

El Senju ya estaba arrodillado y colocándole el anillo en su mano izquierda, donde correspondía.

El azabache grita un sí y se abalanza contra su novio, dándole un buen beso en los labios. Mientras que todos los socios aplaudían la escena loca que presenciaron.

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