Capítulo I

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Cualquiera que me viera en estos momentos diría que todo se me ha dado muy fácil, que lo tengo todo o que todo me ha resultado. Claro, eso dicen aquellos que no saben de mi. A mis cortos 17 años (aunque ya casi 18), la vida me enseñó que las cosas no son sencillas, aunque como siempre dice mi padre: "no hay muralla lo suficientemente grande que no se pueda trepar o saltar" y bueno con ese dicho he seguido y construido lo que hoy soy...Amira Canaves.

Cuando yo nací mi madre me dio la vida, literalmente, pues el destino me la quitó y no tuve la oportunidad de llegar a estar en sus brazos, desde entonces Richard, un hombre joven, tuvo que esforzarse para dedicarse a mí, su hija. A él las cosas se le complicaron muchísimo, en ese momento aun estudiaba en la universidad y aunque nunca lo haya querido reconocer, se que a momentos sintió sus sueños desmoronarse. Estaba muy solo en este proceso de padre soltero, era hijo único y sus padres jamás habían sido cercanos a él, de hecho llevaba años sin comunicarse con ellos, el único apoyo que tenía era Alicia, una señora de la edad de su madre que cuidó de él cuando era un niño y que también hasta hoy se ha dedicado a mí. Ella vivió con nosotros desde que yo nací, y me cuidó como si fuera su propia hija (ella decía que me veía como una nieta pues mi papá era más bien su hijo).

Papá terminó los estudios a los cuales puso de su mejor esfuerzo, comenzó a trabajar en la primera empresa que le ofrecieron ya que tenía una hija y necesitaba el dinero, fue difícil pero todo esfuerzo valió la pena, hoy se ha convertido en un gran empresario, escaló rapidísimo hasta convertirse en jefe y llegó a ser millonario, hasta hoy no nos ha faltado nada en el ámbito económico. Por este trabajo nos hemos mudado mucho, hasta se podría decir que ya conozco casi toda Nueva Zelanda pero hace unos tres años nos instalamos al mismo lugar en que nací, la gran ciudad de Auckland y es aquí donde las cosas nos han resultado de maravillas, al fin, después de todas las cosas, tenemos algo al que llamarle hogar.

Mi padre trabaja en unas oficinas empresariales cerca de casa y yo voy en una secundaria conocida por la buena formación de sus alumnos para la universidad, creo que por eso él dicidió matricularme allí, aun cuando el valor era bastante alto.

Se me fue muy fácil acostumbrarme (creo que siempre pertenecí a este lugar). Los primeros días fueron muy cansadores pero a la semana ya conocía a todo el mundo y hasta tenía mi grupo de amigas conformado.

Laila fue la primera en acercarse y compartir conmigo, es una chica bastante popular entre las personas por su belleza e inteligencia; físicamente es alta, de pelo largo, liso y tan oscuro como la noche; una piel clara y casi sin imperfecciones; tiene unos ojos grandes y azules en que habían veces que parecían grises o violetas (ella siempre explicaba que dependía de la ropa que usaba o el clima); era verdaderamente muy hermosa; además tenía una gracia innata, cada vez que bailaba parecía que volaba y es que tantos años en ballet se hacían claramente notorios. Ella siempre ha sido muy cercana a mí, casi como una hermana por ello se ha convertido en mi mejor amiga.

En el mismo grupo que mencioné anteriormente, se encuentran además Leonor y Marcia, dos chicas muy populares también. Leonor es una chica colorina de pelo liso, ojos claros casi verdes y un cuerpo muy figurado; no tan alta más bien de mi tamaño, ella siempre ha sido la que físicamente más se parece a mí, con mayor razón ahora que se ondula las puntas de su cabello.

Marcia en cambio, es la más diferente físicamente, tiene su pelo largo y liso de un tono castaño chocolate, su piel es morena, tiene unos ojos grandes y negros como dos aceitunas; aun cuando no calza en el estereotipo más común de belleza, hay algo en ella que realmente la hace resaltar, su forma de ser no es nada extrovertida, es reconocida por ser la más callada de nuestro grupo, es bastante tímida pero su amistad de años con Leonor la ha hecho llegar a ser quien es hoy en día para todos.

Nuestro grupo ha congeniado de un principio, como si fuéramos todas una sola, a pesar que físicamente o ...psicológicamente podamos ser diferentes, nuestros gustos y estilos son iguales, hemos creado un lazo muy fuerte tanto que no hay nada que nos haga discutir ni separarnos.

El amor en mi vida apareció un año después de llegar a la ciudad, cuando un chico llamado David llegó a nuestra clase, aunque no tenía grandes habilidades ni tampoco era muy sobresaliente con sus calificaciones, tenía una gran belleza y esto lo hizo hacerse muy rápido un chico solicitado y popular, a pesar que todas las niñas deseaban estar con él, el destino hizo que nos conociéramos y nos enamoráramos, desde entonces hemos sido muy felices aun cuando los rumores siempre están apestando la relación, somos la pareja mas nombrada y hablada desde siempre. Trabaja en una revista juvenil como modelo, la misma en que nos habían ofrecidos a nosotras cuatro trabajar, Laila de un principio dijo que no le interesaba, ella solo le dedicaba tiempo a la danza; Leonor y Marcia lo aceptaron aunque solo Leonor ha logrado salir en más de una revista, por mi parte, aunque me gustaba la idea de salir al lado de mi novio, mi padre no me dejó, él decía que esas cosas no me ayudarían para entrar a la universidad, era solo una pérdida de tiempo.

En mis tiempos libres me dedicaba a la música, desde pequeña había explorado variados rumbos hasta que descubrí el piano, desde entonces ha sido mi compañero y mi terapia, cuando llegué a Auckland decidí tomar clases de canto y así unir ambas cosas, lo cual resultó a la perfección. Hoy en día tomo clases de teoría musical y de perfeccionamiento, tengo el sueño de llegar a tocar como una profesional sin dejar obviamente mis estudios de lado.

Durante mi infancia también había aprendido variados idiomas, entre ellos español, francés e italiano, esto me ha servido para poder expandir mi repertorio de canciones a interpretar. Jamás había tocado adelante de muchas personas, en realidad eran solo unos pocos los que lo habían apreciado, entre ellos Richard, Alicia y Laila; David lo sabía pero nunca se había dado la oportunidad ni el tiempo de escucharme, la verdad a pesar de que llevábamos poco más de un año, habían cosas que no conocíamos el uno del otro, esto se debía al poco tiempo que pasábamos juntos fuera de clases, había intentado hablar sobre este tema con él pero siempre terminaba diciendo que sus relaciones eran así y encontraba que las cosas no andaban mal como para cambiarlas, yo para no discutir creo que tomé la decisión de dejarla de esa manera.

En las clases me iba muy bien, aprendía rápido y entendía cada materia, era responsable pues desde chica me habían enseñado a serlo junto con otros valores, no me arrepentía de nada, encontraba que todo en mi vida estaba a mi favor, pero nada puede ser tan perfecto por ello siempre creí estar preparada para cualquier cosa que el destino me preparara...

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora